Sin saber a dónde se dirigían estos sujetos continúe siguiéndolos por un tiempo más; he de decir que me daba mucha curiosidad saber a quién íbamos a rescatar y ante las constantes negativas de ellos por revelarme esa información, decidí mejor fantasear sobre ello: “Quizás es una exnovia de Hernán”, “”Probablemente sea un familiar”, “Puede que por quien vamos sea una amiga de los 3 que conocieron hace tiempo” y un sinfín de ideas que se me iban ocurriendo con el andar.
El clima poco a poco comenzó a sentirse cada vez más frío, sé que estamos diciembre, pero aun así con todo este mar de llamas que cubren la ciudad me parecía extraño que el frio se estuviera intensificando tanto, sentí humedecido mi hombro y al darme cuenta una pequeña brisa comenzó a caer, tomo un poco de fuerza y aquella brisa se transformó en nieve la cual caía sin cesar por todo el sitio.
- Hacía años que no nevaba en este planeta… - Dijo Fabiola mientras elevaba sus manos con las palmas hacia arriba sosteniendo la nieve.
- Según tengo entendido la última vez que este fenómeno ocurrió fue hace 60 años… - Respondió Genaro mirando hacia todos lados, por ver la nieve.
- ¿Qué es esto? – Pregunte, intentando sostener la nieve pero esta se derretía instantáneamente en mi palma.
- No puedo creer que jamás hayas visto la nieve… - Replico con asombro y fuerza Fabiola, a la vez que volteaba y avanzaba de espalda.
- Era de esperarse, en marte dudo que siquiera tengan lluvia… - Agregó Genaro burlándose un poco.
- Si tenemos lluvia, aunque es creada por el humano, pero este fenómeno que está ocurriendo es algo que no sucede en mi planeta… ¿Nieve? – Mentiría si dijera que nunca había escuchado ese término, pero también lo haría si comentara que sé con certeza lo que es.
- Alto. – Dijo Hernán desde la parte del frente, se volteó hacia nosotros y comenzó a mirar alrededor las estructuras de los edificios. – Creo que debería ser por aquí.
- Era unas calles más delante. – Respondió Genaro muy seguro de si mismo. – Aquél sujeto dijo que estaba cerca de donde se suponía que estaba el periódico, y según el mapa nos faltan 4 calles más.
- Creo que es por aquí. – Insistió Hernán, mirando seriamente a Genaro.
- Su instinto es mejor que el tuyo y el mío juntos. – Comento Fabiola a Genaro, al igual que Hernán mirando a todos lados.
- ¿Qué buscamos? – Pregunté, al ver que miraban alrededor.
- No lo sé. – Contestó Fabiola. – Pero sea lo que sea, por aquí debe estar.
Tras esa extraña conversación, todos nos separamos para buscar algo que no sabíamos que era, y que de hecho ni siquiera sabíamos si en verdad estaba por aquí. Hernán se fue a caminar lentamente por las calles contiguas, Genaro se adentró a los edificios de la parte derecha de la calle, Fabiola se fue al lado contrario de Hernán por las calles y a mí me dijeron que me fuera a los edificios de la izquierda, haciendo hincapié en que debía ser extremadamente cuidadoso… Pues si Hernán sospechaba que por aquí se encontraba la persona que buscábamos, era 100% seguro que no estuviera sola.
Con un poco de miedo tome el poste de una señal de tránsito que se encontraba en el suelo y avance con ella hacia el interior del edificio, la nieve había logrado que gran parte de las llamas que cubrían algunas partes de los edificios (curiosamente también por el interior de ellos) se apagaran, y la temperatura era realmente agradable, si era frio pero he de decir que me gusta más el frio que el calor. Apenas dar el primer paso al interior del edificio, pude escuchar claramente como toda la pared crujió e incluso me dio la impresión de que esta caería encima de mí, al ver que nada había sucedido di varios pasos más, y todo para darme cuenta que aquello que crujió nunca fue la pared, sino el suelo; este volvió a tronar como si se estuviera partiendo y posteriormente caí a uno de los sótanos del mismo, me salve de puro milagro pues la caída fue de algunos metros y no sufrí heridas importantes más que algunos raspones, la suerte me acompaña, solo a veces. Esta parte del edificio se veía muy diferente a lo demás… Era tétrico y se escuchaba un pequeño silbido a causa del aire que rebotaba en las paredes y pequeños agujeros de las propias paredes, sosteniendo el poste con fuerza continúe avanzando y a lo lejos una voz comenzó a escucharse, me asuste y detuve mi andar abruptamente, pero aquella voz se escuchaba aún lejos y no parecía haberse percatado de mi presencia, con un poco más de confianza decidí seguir caminando y poco a poco pude entender lo que la voz decía.
- Uno. Dos. Tres – Contaba una voz. – Uno. Dos. Tres. – Repetía.
Pero parecía estar completamente solo, pues no podía escuchar algo más aparte de su voz, me acerque intentando hacer el menos ruido posible y llegue a una intersección con un pasillo que se dividía en dos direcciones, con lentitud me asome a la izquierda y solo se veía un foco a lo lejos que encendía y apagaba lentamente, y aun con esa voz escuchándose claramente voltee a la derecha, para ver una escena que me revolvió el estómago.
Gran parte de ese pasillo estaba completamente derrumbado, completamente ensangrentado y un hombre bañado en esa sangre estaba con su mano contando repetidamente los cuerpos de unas personas que a las que le había caído encima la estructura, verlo de esa manera me hizo hiperventilar y mi respiración era claramente escuchada.
- Son tres, ¿No es así? – Pregunto ese sujeto dirigiéndose evidentemente a mí, aunque su cuerpo mantenía su postura. – Solo puedo contar tres, pero puedo asegurar que hay más ahí abajo, ¿me ayudas a mover las rocas?, En verdad quiero saber cuántos son en total. Aprendí a contar hace poco y mi maestro me dijo que debo practicar.
Yo no respondí algo y en cambio me quede callado, por un momento pensé que quizás este sujeto estaba loco y se lo decía a sí mismo, hasta que su cabeza comenzó a girar sin levantarse mirándome por completo.
- Entonces, ¿Qué dices? – Con su dedo índice removía la sangre que estaba en el suelo y la llevaba a su nariz, la olfateaba unos segundos y repetía la acción. - ¿Por qué no me respondes? – Su voz sonaba un poco molesta pero su expresión facial no cambiaba ni un poco. - ¿Acaso te doy miedo? – Al decir esto, se volteó a ver a si mismo fijándose que estaba completamente ensangrentado. – Debe ser por toda esta sangre. – Continuó. – No te preocupes.
Al terminar de hablar, se levantó lentamente sin mostrar intención de acercarse a mí y posteriormente comenzó a desnudarse lanzando la ropa hacia la parte de atrás de una pieza de concreto que me impedía verla; cuando quedo completamente desnudo se inspecciono el cuerpo por completo fijándose que sus manos y sus pies estaban aun con sangre.
- Aún tengo un poco aquí. ¿Aún me temes? – Su expresión facial no cambiaba mucho y su voz no parecía ser para nada agresiva, pero sus acciones simplemente me dejaban ver que este tipo era más peligroso de lo que parecía… - ¿Por qué no me respondes? – Su tono cambio abruptamente y su voz comenzó a tener sonidos guturales, su expresión facial se tornó molesta y apretó los puños. - ¡Te estoy diciendo que me ayudes!, ¡Necesito ayuda! – Al terminar de hablar, comenzó a caminar hacia mí rápidamente y apenas hacerlo mi boca pudo moverse.
- ¡Espera! – Grité rápidamente intentando evitar que se acercara más y dejando caer el tubo que había agarrado antes. – Si te ayudaré… solo me quede pensando en la forma en que lo haría…
- Oh, así que eso era todo. Por un momento pensé que me temías, ¿Me temes? – Volvió a tranquilizarse un poco y se detuvo.
- No. – Le respondí secamente.
- Qué bueno. – Dio la vuelta y comenzó a avanzar hacia las rocas para intentar moverlas. – No deberías temerme, yo no soy malo, solo Ryan lo es, el me obliga a hacer cosas horribles, pero no puedo evitarlo, el me controla, pero no tienes que preocuparte ya él no está aquí.
Al decirlo comenzó a agitar su cabeza de lado a lado y a abrir su boca y cerrarla con fuerza sonando la dentadura, posteriormente con sus manos se abofeteaba con mucha fuerza.
- Parece que Ryan, quiere conocerte. – Dijo con dificultad por los golpes. – Pero quiero que me ayudes, no quisiera que el venga es malo y no sé qué te hará…
- ¿Dónde está él? Si me escondo no podrá encontrarme si no le dices… - Su actitud en verdad me hacía pensar que era una buena persona pero había algo que no cuadraba en todo este asunto…
- Él ya te ha visto. – Continuó diciendo dejando se abofetearse y en cambio mordiéndose el labio haciéndose sangrar a sí mismo. – Quiere salir, pero estoy intentando detenerlo. – Sus palabras me hacían pensar que ese tal Ryan vivía dentro de sí mismo, como si se tratase de una personalidad dividida.
No supe que más decir y aprovechando que ese sujeto se estaba peleando consigo mismo, di la media vuelta y comencé a correr hacia el otro lado, justo al llegar a la intersección y dar vuelta por el pasillo y regresar la mirada hacia atrás vi como aquel sujeto completamente desnudo me miraba con un rostro que en definitiva no era el mismo que antes… Su semblante había cambiado y de parecer ser alguien “inocente” paso a ser alguien con una siniestra sonrisa que denotaba todo lo contrario.