El saber que puedes causar un daño irreparable en alguien, jugando con sus puros y más sinceros sentimientos, es como dañar un cristal...
Algo tan frágil que permanece intacto el tiempo justo en qué lo trates con todo el cuidado capaz de albergar en tí, hasta que ya no lo haces más, lo rompes en mil pedazos de un solo impacto... así mismo pasa con los corazones que una vez fueron puros y felices...
Luego de recibir un impacto, se rompió en mil pedazos y la culpa la cargas tú, aunque te niegues a aceptarlo.