De Nuevo Tú

Capítulo 12

Una fiesta tranquila y muy animada, fue el cumpleaños de Jenny. Se encontraba muy contenta con el resultado de su fiesta a pesar de que solo había una presencia, que no era de su total agrado. Salió de su cuarto y fue hasta la habitación de su hermana ingresando encontrándola dormida aún. Se metió dentro de la cama acurrucándose con su hermana.

–Hora de levantarse dormilona –dijo Jenny.

–Mmm… –Ana gruño

–Vamos –la sacudió.

–Está bien –dijo volteándose hacia ella –¿Qué haces metida en mi cama? –pregunto somnolienta.

–Es la única forma en que te despiertes, después de una fiesta. Además, me pediste venir a despertarte –le quito las cobijas.

–Afff… gracias Jenny –se sentó al filo de la cama.

Camino hasta su closet donde tomo una blusa crema con unos shorts formales, dejándolos en la cama ingresando al baño, para ducharse saliendo después de unos minutos con su cabello mojado cubierta con una toalla. Tomo la secadora para el cabello.

–Cierto Ana. ¿Qué mismo te paso anoche? ¿Por qué llegaste mojada? –pregunto Jenny.

Ana seguía secando su cabello recordando su reencuentro con Derek, y como se rio de ella cuando el auto la mojo al igual cuando lo sintió sostenerla para evitar que se cayera. Detuvo la secadora. Recordó sus brazos sujetándola, sus mejillas se sonrojaron.

–Ana. Sucede algo –continuo Jenny.

–Ah… no nada –dijo Ana. Continúo secando su cabello.

–Entonces

–Tuve un encuentro desagradable con cierta persona –respondió.

Jenny se inquietó un poco levantándose, de la cintura para arriba –no te sucedió nada.

–No nada, además la próxima vez que lo vea. Pagará por todo lo que ha hecho –dijo con seguridad.

Jenny la miro confundida –¿todo? ¿a qué te refieres? No se acaban de conocer ayer.

Ana tomo su ropa vistiéndose atando su cabello en una cola de caballo alta –precisamente por eso. Lamentara haberse reído y haberme tocado.

–Te toco –dijo Jenny nerviosa y alarmada.

–Ah… no de ese modo. Me sujeto para que no me cayera –se corrigió.

–Espera. Si te ayudo porque sintió, que le tienes un odio personal –comento Jenny.

–Yo me entiendo Jenny. –beso su mejilla –me voy a la oficina y tú también deberías hacer lo mismo –salió de la habitación.

Bajo hasta el comedor donde se encontraba su padre junto a la señora Carlota desayunando. Sintió amargo su boca.

–Buenos días –saludo tomando asiento.

Ambos la respondieron con sonrisas, solo una de ellas era autentica la otra era fingida.

–Ya estas lista. Recuerda que tienes un trabajo importante hoy –dijo su padre.

–Tranquilo papá conseguiré este contrato para nuestro hotel –dijo segura.

–Sé que lo harás –respondió su padre llevándose un bocado a la boca.

–No pensé que despertaras tan temprano. Normalmente duermes hasta tarde después de una fiesta –hablo señora Carlota.

Ana la miro atenta, sabia las intenciones de las palabras de su madrastra –tengo responsabilidades con el trabajo –enfatizo la última palabra mirándola atenta logrando que la señora Carlota se molestara un poco.

–Si necesitas ayuda, puedes contar conmigo –dijo cordial ella devolviéndole la jugada.

Algo que, a Ana, no le gusto para nada. Recordó la vez que la señora Carlota intervino, para cerrar un trato, que ella estaba a punto de perder por su falta de experiencia en el campo. Pero la señora Carlota propuso una ágil solución logrando cerrar el trato. Iba a responderle, pero se detuvo al escuchar a su hermana.

–Buenos días –saludo alegre. Jenny trataba de mantener una buena, relación entre los miembros de la familia.

Los ingresantes de la mesa saludaron y solo se dispusieron a desayunar tranquilamente a pesar de que dos se mataban con la mirada. El señor Lucio se levantó de la mesa.

–Hay cosas que hacer. Hora de irnos.

–Espérame cariño –la señora Carlota lo siguió detrás.

Ana no soportaba ese afecto que demostraba su madrastra, solamente lo hacía para mortificarla, con esa falsa demostración de afecto. Lo único que a ella realmente le importaba era el dinero, y eso estaba demostrado en todas las compras que se hacía cada semana y como presumía de ellas.

–Tranquila Ana. Cálmate –Jenny se acercó abrazando a su hermana.

–No la soporto Jenny –resoplo –al menos tendré calma en el trabajo.

–Es lo único que te ayuda. –la soltó –también tengo trabajo, hoy me llegan unas nuevas máquinas para el gimnasio y necesito estar presente para recibirlas.

–Pudiste ponerlo en el hotel –comento Ana.

–Quiero abrirme paso por mi cuenta. Un paso más y me instalare dentro del hotel –respondió Jenny.

El celular de Ana timbro. Era Subaro –Subaro buenos días.




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