Las niñas estaban dormidas, Derek se había quedado junto a ellas como siempre hasta que caigan en los brazos de Morfeo. Sin embargo, no estaba presente con ellas la preocupación lo invadía desde un inicio sabía que esto podría llegar a pasar, pero pensaba que podía mantenerlas alejadas de, por eso escogió la casa más apartada para evitar el encuentro.
Pero de nada sirvió lo inevitable sucedió, pero algo tenía en cuenta no había forma que ellos pueden arrebatarles a sus hijas. Se levantó acariciando sus cabelleras, mirándolas con todo el amor de un padre hacia sus hijas. Ellas eran la luz de sus ojos.
–No me separaran de ustedes, mis princesas. Las voy a proteger cueste lo cueste –deposito un beso sus frentes saliendo de la habitación, encontrándose con la señora Gaby en el pasillo mirándolo atenta.
–Si tú quieres, podemos irnos ahora. José Miguel ya está allá –hablo despacio la señora Gaby.
–No puedo. Primero porque el proyecto con la alcaldía está avanzado y estoy menos de un mes. Segundo tengo prohibido salir de la ciudad junto las niñas. Estaba escrito en esos documentos –contesto.
–Lo siento, debí tener más cuidado al sacar a las niñas. Tampoco quiero que me separen de mis nietas. Porque eso son ellas son mis nietas –dijo ella.
Derek guardo silencio y resoplo –¿Cree que cometimos un error? El ocultarle las niñas a ella. Después de todo…
–No. –interrumpió la señora Gaby –ustedes lo hicieron pensando en lo mejor para las niñas. No debes preocuparte no podrán quitarte a las niñas, además si van por donde pienso. Tampoco podrán. José Miguel y yo estamos aquí. Sea cual sea el caso no lo lograran.
Derek sostuvo la mirada tranquila, la señora Gaby tenía razón –cuídelas, resolver el crimen de Nora y volveré. Y nos ocuparemos de esto.
–Ve con cuidado hijo y no te preocupes las cuidare. No se acercarán a ellas. –dijo la señora Gaby.
Derek salió en la noche para el pueblo, para encontrarse con el señor José Miguel y el detective e ir a ver al supuesto testigo. Después de tanto tiempo tenía un indicio, que diera fin al asesinato de Nora, atrapar al culpable que produjo el llanto de sus hijas. Conduciendo por la noche con las luces encendidas, ansiaba llenar lo más rápido posible al pueblo y terminar con esto.
…
Alberto conducía a toda prisa, por la ruta que le había indicado Lucio condujo lo más rápido posible en poco más de tres horas llego al lugar donde Lucio le explico donde había sucedido el accidente. El lugar justo como lo describió, con una linterna miro a su alrededor, para saber desde que posición el sujeto pudo avistar a su jefe.
De la izquierdo era imposible estaba cubierto por grandes árboles, lo cual imposibilitaría la vista. Lo más seguro era la derecha subió la colina e intento avistar a su alrededor encontrando una casa, en la distancia ese debía ser el lugar del testigo. Bajo hasta su auto y volvió a conducir hasta llegar a un pequeño sendero de tierra, donde se puso a descansar un poco. Al salir el sol trabajaría. Los rayos del sol golpearon sus ojos seguido del ring ton de su celular Lucio lo estaba llamando.
–Señor buenos días –saludo Alberto.
–¿El trabajo está hecho? –todavía no señor contesto.
–¿A qué esperas idiota? Sabes en la situación en la que estoy –hablo enojado.
–Señor, no podía hacerlo en la noche. Me expondría, pero justo ahora inicio el trabajo –contesto Alberto.
–Más te vale. El tiempo se me acaba. Encárgate rápido –colgó la llamada.
Alberto encendió el auto y siguió el camino hasta llegar a la casa donde llamo a la puerta. Saliendo un hombre de entre cincuenta y sesenta años. Se veía algo cansado sus ropas estabas desgastadas, y esa mirada perdida lo hacían ver como alguien perdido.
–Buenos días joven. ¿en qué puedo ayudarlo? –dijo el hombre.
–Buenos días. Disculpe por la hora, pero soy el detective Alberto Suarez. Estoy investigando sobre un accidente que ocurrió, haces unos meses en la carretera. ¿sabe algo al respecto?
El hombre lo miro desconfiando, pero por su cabeza paso la idea de que podría sacar algo de provecho –¿Qué relación tiene? Es decir ¿Para quién trabaja?
Alberto entendió lo que trataba de hacer el hombre y eso ya le dio a entender –me contrato la madre de la mujer que falleció en el accidente, por eso estoy por aquí buscando pistas.
El hombre no entendía nada, pero una pequeña sonrisa se formó en sus labios. –Sí señor, yo presencia el accidente y también vi al culpable, era un hombre alto. Llevaba un terno elegante ligeramente bronceado y talvez tenía mi edad unos cuarenta y seis años –detallo el hombre.
Alberto ya tenía todo lo necesario era hora de proceder –gracias por la información –lo empujo dentro de la casa.
–¿Qué hace? –dijo el hombre nervioso
–Quieto –dijo Alberto sacando el arma –tome asiento. –El hombre obedeció –escuche esto no es nada personal de mi parte. Solo sigo ordenes –saco una jeringa –y mis órdenes son que usted no abra la boca con respecto al accidente –el hombre se movió –muévase otra vez y lo matare dolorosamente.
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Editado: 03.08.2023