“Cuando era pequeña mis padres solían repetirme constantemente que cada error en la vida, por más pequeño que fuese tendría un costo que debía pagarse en cualquier momento… jamás creí que fuese algo literal hasta que ella apareció en mi vida”.
Mi nombre es Lula, pero ella simplemente solía llamarme Lu. Fuimos las mejores amigas de un grupo de 7 chicas que al final se redujo a nosotras dos. Realmente pienso que su único error en la vida fui yo…
¿Por qué lo creo? Pues, su vida era simple, en el sentido de que no tenía problemas, sin duda era una chica que agradaba a la mayoría, no vivía entre conflictos y siempre estaba para ayudar. Podría definirla como un alma pura, incluso en sus peores momentos ella tenía amor para entregar.
No digo que fuese popular porque realmente nadie aquí lo ha sido, solo era… ¿costumbre? Todos se conocían desde el preescolar, y los nuevos como yo eran integrados a los grupos sin problemas. Yo intentaba ser la excepción, quiero recalcar que no estaba en contra de socializar a través de grupos, realmente ello facilitaba trabajos y tareas escolares, pero no me sentía a gusto siendo señalada o identificada con un grupo de amigos en específico.
Llegue ahí el primer año de preparatoria, en aquellos momentos no tenía la mejor relación con mis padres; aunque tampoco era la peor, sencillamente nuestras opiniones no coincidían, pero al final de todo nos respetábamos, me apoyaron en la decisión de irme un tiempo lejos de ellos, me apoyaban con los gastos necesarios y siempre estuvieron pendientes de mí.
Llegue sin conocer a nadie y sin saber que, aunque esa ciudad tuviese por lo menos 30 alternativas coincidiría en la misma institución que mi prima Madeline, llevaba años sin verla y en nuestra niñez fuimos casi inseparables, pero jamás espere que ella fuese la persona que más me odiara en la vida, aunque desde luego, no lo demostró al principio de nuestro reencuentro.
Los dos primeros años de preparatoria marcharon con normalidad, no fui antisocial, de hecho, la mayoría me conocía, incluso aquellos que se había graduado, muchas veces los mayores solían invitarme a sus nuevos eventos de universidad, algunas veces asistía y otras veces prefería pasar de todo ello.
Por otra parte, mi prima asistía a todos los eventos y se postulaba en cada candidatura estudiantil que pudiese, no solía ser la preferida pero tampoco era odiada, y por el contrario Valentina tenía ese carisma y el don para ser una perfecta líder, por ello ganaba la mayoría de las candidaturas aun cuando ella no se hubiese inscrito.
Nuestros compañeros buscaban quien realmente viese por todos los estudiantes y no solo por su grupo de amigos, por ello Valentina ganaba popularidad en cuestión de candidaturas serias, y Madeline solo ganaba cuando se traba de candidaturas informales de eventos de estudiantes, ya saben, cosas tipo “la reina del baile”, no la tomaban con seriedad y creo en parte eso le molestaba un poco, creo… que siempre busco poder, grandeza y ovaciones; pero realmente en esta situación importa muy poco lo que crea ¿no?
Mi amistad con Valentina surgió casi a finales del cuarto semestre, todo marchaba normal para mí, hasta que esa frágil chica se acercó para conversar, al parecer teníamos un trabajo pendiente que entregar como calificación final y la suerte me había llevado a que Valentina fuese mi compañera en ese trabajo.
Al principio pasábamos juntas por lo menos 3 horas a la semana, y conforme el tiempo para entregar el trabajo terminaba, comenzamos a convivir más, incluso su grupo de amigos y amigas comenzaba a estar presente, pues no solo teníamos un trabajo que terminar, sino que también, al ser ella la presidenta de nuestra generación tenía la responsabilidad de aportar ideas para el baile de graduación de la generación previa a la nuestra.
Sus amigos tomaban con seriedad el ayudarla pues decían apreciarla y no querer que su imagen fuese dañada, por ello al menos una hora de nuestro trabajo era robada para hacer una lluvia de ideas y facilitar el trabajo de Val.
Conforme el día de la graduación se acercaba, la cuenta regresiva para tener terminados los preparativos del baile estaba por llegar a su final, y Val de alguna manera logro tener una idea que agrado a la mesa directiva, fue aprobada un baile en estilo romántico no tan tradicional.
La idea agrado y todo fue terminado a tiempo, incluso nuestro trabajo se entregó a la perfección sin demoras ni contratiempos, y no solo obtuvimos la mejor calificación, también gane una verdadera amistad.
Comencé a apreciar a valentina casi como si fuese una hermana, fui hija única, así que creí que ella sería lo más cercano a una.
No considero que ese fuera el detonante para que los problemas en su vida comenzaran, de todo marchó muy bien incluso después del baile. Todo fue un éxito y la mayoría de los graduados estaban agradecidos con Val y con la mesa directiva.
Para el quinto semestre, la incomodidad con mi prima comenzó a surgir, pues ahora todo comenzaba a ser demasiado personal para ella, y los nuevos planes de Madeline eran postularse una vez más como presidenta de generación para el último año escolar, y al igual que los últimos dos años anteriores, perdió la candidatura contra Valentina.
Fue después de aquello que comenzaron los verdaderos problemas, ya saben… empujones “accidentales”, sorpresivas enemistades que antes no sucedían, comentarios sarcásticos e hirientes contra Val y contra mí.
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Editado: 09.08.2020