De Verano A Verano

30: Toda mi vida

 

—Es mamá —me avisa Colt.

Yo me levanto, asintiendo y haciendo una seña para indicarle que iré a tomar una ducha mientras él habla con ella. Necesito sentirme limpia pero también, necesito alejarme antes que mamá quiera hablar conmigo usando el teléfono de la madre de Colt.

Colt comienza la conversación con ella mientras yo tomo mi ropa y las demás cosas que necesito, me muevo al baño, enciendo el interruptor y al llegar, descubro un baño muy amplio donde el color blanco predomina.

El lavabo es amplio, el espejo frente a este ocupa casi toda la pared y huele a limpio. Sobre el mueble, al lado del escusado, está la ropa de Colt y una toalla sobre ella. Yo busco un espacio seco al lado del lavabo para dejar mis cosas mientras me desvisto.

En la ducha, sobre un mueble de madera barnizada hay varios botecitos. Shampoo, acondicionador, jabón de cuerpo y jabón de rostro. Estoy segura que esto fue idea de Madeleine, ella luce como el tipo de chicas que organizaría su casa de esta manera. Tan elegante, tan perfecta.

Salgo después de diez minutos, fue una ducha rápida o al menos, lo más rápida que pude. Usualmente me tardo de quince a veinte minutos pero hoy solo necesitaba refrescarme y sentirme renovada.

Envuelvo una toalla blanca en mi cuerpo y al salir con cuidado, veo que sobre un mueble también de madera, colocado en la pared, hay una secadora de cabello. Esto es conveniente ahora, ya no voy a volver a empapar mi ropa limpia.

Me gusta mucho llevar el cabello largo pero tener que esperar a que se seque me molesta.

Termino de secar mi cabello, tomo todo lo que me quité incluyendo la ropa de Colt que me prestó y salgo de la habitación. Él ya no está aquí, quizás fue con los demás o quizás, me ha dejado a solas por el resto de la noche.

Mi pequeña angustia termina cuando noto que su teléfono está sobre la cama, al lado del libro. Creo que tendré que disculparme por revisar sus cosas, espero no se enfade mucho.

Guardo todo en una bolsa plástica y la dejo sobre mi maleta, me siento en la orilla de la cama tocando las puntas de mi cabello. Recuerdo todo lo que Colt me dijo hace unos instantes, con razón parece una persona diferente ahora.

No sabía que tenía un mejor amigo, recuerdo que en un par de ocasiones él me decía que estaba hablando con alguien pero siempre creí que era con alguna chica. Ahora resulta que era Woody, su amigo por internet.

La puerta se abre y él aparece. —Ah, hola —sostiene una pequeña cesta en la mano.

Junto mis cejas. — ¿Qué traes ahí?

Rueda los ojos. —Comida, pero Madeleine insistió que me la llevara hasta aquí en esto —es como una pequeña cesta para picnic—. Te traje algo para que comas, es un emparedado de queso mozzarella, jamón con un nombre raro y nada de tomate —la deja sobre la mesa frente al sofá—. También una botella de agua y una bolsa de frituras horneadas, o algo así.

Me levanto para acercarme. —Suena a mucha comida.

—Tienes que comer —afirma—. Y yo también, ahí hay para mi también.

Asiento, intentando no verlo a los ojos. No sé porque no quiero hacerlo, no es nada fuera de lo normal que lo vea pero me siento diferente. —Um, Colt —acomodo mi cabello detrás de mi oreja—, Um, mira… lamento haber tomado tu libro de la maleta.

—No importa —se mueve hasta el asiento acomodándose ahí, toma la canasta y la abre—. Mejor comamos, ¿sí?

Me coloco a su lado, junto mis piernas y dejo las manos sobre mis rodillas. —Sí importa, no debí hacer eso.

Él me da una palmada sobre la mano más cerca de él, la derecha. —Ya no importa, hablo enserio.

Sonrío levemente. —Gracias.

— ¡Ah! —Saca una botella de agua— ¿Quieres conocer a Woody?

Digo que sí con un gesto. — ¿Tienes una foto?

—No, lo llamaré —afirma, levantándose para tomar su teléfono, regresa a mi lado y se acerca a mí—. Espero que esté despierto.

Miro la hora en su teléfono, aun no son ni las nueve pero quizás donde él vive es más tarde. — ¿Es de aquí? ¿De este país? —pregunto.

Eleva una comisura de sus labios. —Sí, pero vive en Paleon.

Paleon está a muchos kilómetros de aquí, en el norte del país. —Oh, ¿Nunca lo has conocido en persona? —pregunto.

Mueve sus dedos sobre la pantalla. —Aun no, se suponía que íbamos a vernos después del verano pasado pero, bueno, el cáncer y todo eso…

Asiento. —Pero ahora está bien, ¿no? Quizás deban conocerse.

Me da una mirada rápida con una pequeña sonrisa. —Ese es el plan.

Él sostiene el teléfono frente a su rostro y finalmente se escucha la voz de un chico. —Ey, Colt, ¿Qué hay? —pregunta.

Colt sonríe, ampliamente. Se ve genuinamente feliz, como nunca lo había visto. Ahora mismo me pregunto si todo este tiempo él siempre se comportó de esta forma cada vez que habla con su amigo, ¿Cómo es que no lo noté?

Sé que los últimos dos años no estuvimos cerca, hace dos años porque él se mudó junto con su familia y este último porque se fue a la universidad y yo dejé de visitarlos pero, ¿Qué hay de antes? ¿Por qué no me di cuenta? ¿Por qué él lo ocultó?

—Hola Wood —saluda Colt—. Ya sabes, aun en el viaje.

—Ah, ¿todavía? —Ríe—, ¿Y cómo va todo con ella?

Colt aclara su garganta. —Um, Wood, quiero presentarte a alguien —se acomoda más cerca de mí—. Aquí está.

Inclina un poco el teléfono para que yo aparezca en la pantalla, finalmente conozco al amigo de Colt. Es un chico de piel oscura, lleva una gorra de béisbol roja y sus ojos son grandes.

Cuando me mira entorna los ojos, luego sonríe de lado.

—Colt, ¿esta es Brittany? —Pregunta—. ¿Tu Brittany?

¿Qué?

Junto las cejas viendo a Colt, él se rasca el mentón. —Eh, Woody, sí ella es Brittany y le he contado un poco de nosotros —dice, negando sutilmente—, te quería conocer.

—Hola —digo, sacudiendo mi mano.

Él me sonríe de una manera muy amigable. —Hola Brittany, es un gusto conocerte, colt me ha hablado mucho de ti.




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