Eduardo.
—¿Crees que esas actas de adopción de las que te conté tienen otro significado? —pregunte a Eric, quien estaba del otro lado de la línea haciendo quien sabe qué cosa, solo se escuchaba mucho plástico como bolsas siendo arrugadas.
—No sé, quizás su madre los adopto como familia, les borro la memoria y nunca les ha mencionado algo al respecto a ninguno de los hijos, o solamente estas exagerando y lo que vistes fue una simple alucinación —el ruido del otro lado de la línea se detuvo en seco —¿o crees que realmente todos los hermanos fueron adoptados?
—Es que, si cuadra, digo, el parecido entre todos es innegable, todos son hermanos si o si, pero los apellidos Eric, los apellidos no son iguales, los únicos que tienen el mismo apellido entre si son la madre y los hijos, excepto Gonzalo, Gonzalo tiene el apellido de un supuesto Pablo.
—Entonces es el hijo de Pablo, ¿lo conoces? —pregunto Eric siguiendo con el ruido de las bolsas que lastimaban mi oído.
—No, ¿Qué estás haciendo? Suena muy feo y me lastima.
—Perdón, estoy acomodando las cosas que acabo de comprar, fui al súper para llenar mi alacena nueva. Regresando al tema, yo pienso que debes regresar a buscar esos documentos para poder ver si realmente tienen algo que ver o solamente están ahí solo por estarlo, mi madre guarda documentos hasta de sus vecinos —Eric se escuchó que tomo el celular caminando por el pasillo que hacía eco por todos lados.
—Parece que traes tacones. Bueno, creo que tendré que ver en qué momento se puede quedar sola la casa nuevamente para buscar esos documentos, después de todo lo que paso seguramente no me van a volver a dejar solo.
—¿Qué hiciste pendejo? Seguramente te la jalaste pensando que estabas solo y llegaron de sorpresa arruinando tus planes —dijo Eric con un par de risas incluidas.
—Tan lejos no estas. Luna se metió a la casa manchando todo de lodo, gracias a ella fue como llegué a la habitación que te conté, subió hasta el tercer piso buscando un lugar para dormir, y la cama de la madre de Gonzalo al parecer le gusto tanto porque ese fue el que escogió para echarse una siesta en lo que husmeaba todos los documentos.
—No entiendo como lo que te dije tiene algo que ver con lo que paso —dijo Eric interrumpiendo mi monologo.
—Si me dejaras acabar. El que subió fue Iker, dijo que escucho los gritos y se asustó por lo que acontecía fuera de su cuarto, él fue quien me encontró en el pasillo, gracias a dios lo escuche y así pude salirme de la habitación de sus padres, no me imagino que hubiera hecho si me encontraba echándole un ojo a los documentos —Eric comenzó a reír desde lejos mientras se escuchaban algunos quejidos —¿Qué estás haciendo? ¿te ríes de mi desgracia?
—Sí y no, me estoy cambiando por algo mas cómodo, fui a una entrevista de trabajo y tuve que ponerme un traje, espero quedarme, es la tercera que hago desde que me salí de la casa de mis padres.
—¿Por qué te saliste?
—Para probar suerte, si tu pudiste a los catorce años no veo el por qué yo no podría hacerlo a los dieciocho.
—Buen punto.
—Bueno, te deseo suerte en tu misión de investigador sobre el caso Gonzales, me cuentas todo lo que puedas, ¿ahora estas en el patio?
—Sí, me salí para buscar privacidad, aun no llega nadie del juzgado y los ayudantes están limpiando todo el desmadre de Luna, si vieras este lugar, parece un parque alrededor de una casa, deberían de hacer una caricatura sobre algo así —comencé a buscar desde lejos viendo que nadie se acercara a donde estaba sentado.
—Estas un poquito loco, deberías de ir a revisarte a un psicólogo por posible esquizofrenia, tienes pensamientos raros a veces —desde lejos pude observar como Rubén, el hermano de Gonzalo, se comenzaba a acercarse a donde estaba.
—Creo que tendré que cortar la conversación, Rubén el hermano de Gonzalo se está acercando, después hablamos Eric.
—Seguro, suerte. A ver si no te matan por la pendejada que hiciste —colgué la llamada mientras observaba como Rubén se acercaba más y más a donde yo estaba.
Durante esperaba que Rubén llegar a donde yo estaba, saque de mi bolsillo una caja de cigarrillos, tomando uno y prendiéndolo de inmediato, llevándolo a mi boca para comenzar a inhalar el humo.
—No me imagine que eras fumador, te ves bastante bien como para matarte de esa forma —comento Rubén estando ya bastante cerca como para que lo escuchara con claridad.
—Todos dicen eso, pero no, solo lo hago cuando me da la gana hacerlo, no es con frecuencia créeme —Rubén llego a la banca donde estaba, sentándose a mi lado mientras me observaba de costado.
—Creo que Luna hizo mucho desastre dentro de la casa —dijo mientras se reía, observando el patio a nuestro alrededor.
—Pido disculpas por eso, no me imagine que esa bola de pelos hiciera tal desmadre en tan pocos segundos.
—¿Entonces todo paso muy rápido? —pregunto mientras me hacía señas para que le diera un cigarro.
—Así es, todo paso en cuestión de minutos —conteste ofreciendo el cigarrillo que me había pedido.
—Gracias —Rubén saco de su saco un encendedor encendiendo el cigarrillo en su boca —y dime, ¿desde cuándo conoces a mi hermano? Debe de ser desde hace poco, digo, parece que así lo es, se ven bastantes melosos como para que lleven mucho tiempo siendo pareja.
—¿Qué quieres decir? —pregunte de inmediato observándolo con un poco de enojo.
—Lo que escuchaste, con las parejas que he tenido no duro demasiado, pero desde el comienzo la pareja es muy melosa, muy cariñosa...me irrita eso.
—No es mi culpa que ninguna mujer quiera a estar a tu lado por mucho tiempo, debe de ser por una razón —contestes rápidamente, ganándome una mirada de molestia por la parte de Rubén.
—No es así, solo que el amor se acaba demasiado rápido en la actualidad, no es como antes, como mi madre y mi padre que se amaban bastante desde hace décadas.
—¿Qué edad tienes tú? —pregunte barriendo la persona de Rubén, quien no se percató en lo absoluto.