Eduardo.
Todo el cuarto que se escondía debajo del gran jardín, estaba totalmente oscuro, solamente se podían escuchar las respiraciones de Cody y mías, combinadas con pisadas, junto la voz ronca y desgastada de Ángel.
—¿A dónde te fuiste? Maldito ladrón —se escuchaba una y otra vez—¡Eddy!, no olvides nuestra platica de hoy, sé que estas por aquí, no querrás que dicho video termine en manos equivocadas, mejor sal y hablemos esto—se escuchaba como Ángel se acercaba más y más a la puerta, la cual la tenía asegurada con mi mano, jalando hacia abajo con fuerza.
—No te preocupes Eddy, no sabe cómo abrirla, aunque la encuentre nunca podrá abrirla, y sobre el video no te preocupes, las cámaras no permiten bajar o gravar el video, no es tan listo como para grabarlo, si te hace algo yo se cosas de él que no querrán que se enteren los demás, mejor baja de ahí y relajémonos un poco—Cody encendió las luces dejándome ver un espacio bastante acogedor—con el tiempo convertí este lugar en algo mas cómodo, cuando Gonzalo se marchó...lo recuerdo como el día mas tiste de mi vida. Siempre tuve en mente que algún día regresaría, por ello me esmere en acomodar este lugar para que cuando volviera, viera como había convertido este basurero en un verdadero refugio...
—¿Por qué se fue? Gonzalo me ha contado, pero me gustaría saber otra versión—comencé a bajar las escaleras para relajar mis brazos mientras observaba detenidamente el lugar.
—Quien mejor que el para que te la contara, pero le mintieron toda la vida a mi pobre hermanito...date cuenta que no hablo mucho con los demás, incluso hay veces que Valentina me irrita y con Iker, bueno, nunca lo quise—Cody se sentó en un puf que tenía en la esquina del pequeño cuarto—el...siento que mis padres lo tuvieron para que sea el remplazo de Gonzalo, y maldita sea, era idéntico. Siempre lo odie, nunca lo vi hasta que cumplió dos años, mantuve mi distancia, no importaba cuanto hablara mi madre conmigo o cuantos golpes me daba mi padre para que lo viera, nunca lo quise hacer.
—¿Y por qué lo hiciste? —pregunte mientras me sentaba en el otro puf de color rojo enfrente de Cody,
—En una ocasión mis padres habían salido, me habían dejado de encargado, Ángel tenía apenas once años, yo tenía trece, a punto de cumplir los catorce, Rubén y Valentina estaban en la escuela e Iker estaba en su cuarto, no bromeo cuando digo que su cuna parecía de oro...nunca me acercaba, le deje dicho a la niñera que hiciera lo suyo y que se quedara con el hasta que mis padres llegaran, pero el maldito de Ángel se lastimo, la niñera y el jardinero lo llevaron a un doctor, fue la primera vez que me quede solo con Iker.
—Perdón que te interrumpa—dije—pero ¿Qué le paso a Ángel? —pregunte mientras encontraba una posición más cómoda para sentarme en el puf.
—Ángel siempre ha sufrido de problemas de concentración, por ello se lastimaba debes en cuando, pero ese día por andar jugando con un burrito de goma donde se podía montar, calculo mal y callo por las escaleras, ¿Cómo paso? No me preguntes por qué es lo que me dijeron.
—Okey, continua.
—Recuerdo que Iker comenzó a llorar feo, tenía como mucho miedo, eso es lo que pensaba por que literalmente pegaba gritos. Me acerque poquito a su cuarto, casi casi solo mire desde la puerta, en cuanto me vio dejo de llorar, me acuerdo que tenía su cama como una jaula, entonces ahí se paraba sosteniéndose de ella para poder ver a quienes entraran a su cuarto, le costaba trabajo, pero lo hacía. Cuando me iba, lloraba, cuando regresaba, paraba, así estuve como diez minutos hasta que me atreví a entrar, la peor decisión de mi vida... En cuanto lo vi, me destruí, ya habían pasado más de tres años desde que Gonzalo se había ido de la casa, o más, la verdad no me acuerdo, pero en cuanto vi a ese niño... era idéntico a Gonzalo, la misma risa, la misma mirada, los mismos ojos, todo era como si Gonzalo estuviera dentro de ese niño, por eso lo odiaba, porque, aunque era idéntico, no era mi hermanito—Cody comenzó a derramar algunas lágrimas mientras trataba de controlarse.
—Si no quieres hablar de ello está bien Cody, no quiero tocar un tema que aun te hace recordar cosas tristes—Cody solamente se limpió las lágrimas y me vio fijamente.
—Es la primera vez que hablo esto con alguien, nunca lo he dicho en voz alta, así que me vendría bien sacarlo de mí, ¿te molesta? —pregunto acomodándose en el puf de color azul.
—Para nada, solo que verte llorar mientras cuentas esto, me hizo creer que es algo duro de contar.
—Y lo es—contesto rápidamente—pero es algo que quiero sacar de mí, ¿entiendes? —pregunto Cody con lágrimas en los ojos, entendiendo que le haría bien quitarse de ese peso, todo cambia cuando lo dices en voz alta.
—Entonces continua—Cody me sonrió, soltando un gran suspiro preparándose para continuar.
—En cuanto lo toqué, no pude evitar reír Eddy, era mi nuevo hermano y no sabía cómo reaccionar, estaba feliz, pero al mismo tiempo sentía envidia... ¿Por qué el si podía estar aquí y mi hermanito no? Según mi madre lo hizo para protegerlo y todo eso, pero en realidad no fue así. Días después de que mis padres sacaron a Gonzalo de la casa, los escuche pelear por Gonzo, diciendo que les darían buen dinero, que tendrían muchas más oportunidades, que es el menor y que no notaremos la ausencia de él.
—¿Eso qué quiere decir? —pregunte nuevamente interrumpiendo el monologo de Cody.
—Querían vender a Gonzalo, lo querían llevar a una casa de trata de blancas—en cuanto escuche las palabras que salían de la boca de Cody me quede congelado—aun mis padres no se decidían, tenían miedo, por ello dejaron a mi hermano en casa de mi tía, quien acepto cuidarlo a cambio de dinero, mi padre dijo que no había problema, pues en cuanto lo vendieran multiplicarían todo ello por mas, de hecho mis padres quisieron entrar a ese negocio, y no sería solo Gonzalo, después seguiría Ángel y yo, los únicos que se quedarían serian Valentina y Rubén.