La Imagen de la Luz
El día de ayer al regresar a casa me quedé dormido muy temprano. Hoy al despertar y verme obligado a volver a mi dolorosa rutina, que parece condena, vuelvo a recordar aquello hermoso escondido entre la historia bíblica. A pesar de que ya ha pasado el tiempo de toda esa historia, para mí se torna como un orgullo saber que mi origen era igual a Dios. Estoy totalmente convencido que así fue como inicié, provengo del primer “Adam” en la tierra.
Bueno, eso es una respuesta a una de mis tantas preguntas. Pero aún guardo entre sí algunas dudas; sé cómo fueron los orígenes del hombre, estoy completamente seguro, pero: ¿cómo era la imagen de aquel ser?, ¿Cuál era la figura que aquel ser tenía si dice que era igual a Dios?
Ya entendí que igual a mí, no era, y mucho menos igual a mi vecino, el “cara arrugada”. ¡Ni hablar del señor de la cuadra que parece un conejo con solo dos dientes al frente! Desde hace tiempo le advertí que no se riera mucho, al menos no frente a mí. Esa sonrisa suya, en lugar de agradar, ¡asusta! Pero ese no es el tema…
Todo lo anterior al tema, me lleva a preguntas mucho más complicadas; ¿Cómo es Dios?, ¿qué figura tiene?; ¿será gordo, flaco, moreno, rubio?, ¿tendrá solo dos dientes al igual que el señor antes mencionado? Ok, ¿no verdad?
¡Veamos la lógica y verán que tengo razón!, si la biblia dice que el ser humano era igual a Dios, su figura física tendría que ser igual.
Mientras esta duda me surge el recuerdo de un relato que alguna vez escuché de pequeño, cuando fui a la iglesia con mi abuela. Ese día el predicador comenzó su sermón refiriéndose a una mujer; se llamaba “La mujer de samaria” o algo así.
Según recuerdo las palabras del predicador, durante cuarenta y cinco desesperantes minutos, la biblia menciona que cuando Jesús vino a la tierra, en una ocasión le fue necesario pasar a una ciudad llamada “Samaria”, en ella se encontró con una mujer, con la cual tuvo una conversación. Y es que, nunca he entendido con claridad los sermones, simplemente recuerdo una frase que el predicador leyó, la cual Jesús le dirigió a la mujer: - “Dios, es Espíritu; y los que le adoran: En espíritu y en verdad es necesario que lo adoren.”
Apenas llego a una clínica demasiado conocida, en medio de mi amplia meditación y pareciera que mi duda acá ha de dar conclusión. O sea, quiere decir, que, si Dios es Espíritu, así mismo creó al hombre ¿cómo Espíritu?
No lo digo yo… la misma biblia lo está declarando que así es Él, por lo tanto, si Él es así, su imagen tendría que ser igual. Además, si mi memoria no me falla, el Génesis también dice, que, en el principio mientras la tierra era un desorden, el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Es decir que, desde el principio, la identidad de Dios ha estado encriptada en “Espíritu”
Dios mismo no tiene figura de hombre, ni siquiera puedo decir que sea algo sólido. [El que lea, entienda] Él mismo es algo más que un simple cuerpo, su omnipresencia y omnisciencia lo admiten. El verdadero Creador no es como los demás dioses de los cuáles se habla, no guarda la figura de un animal ni de un hombre; su naturaleza transciende lo desconocido y aunque anhelemos mirarlo como una figura sólida, ciertamente Él no es así. Dios, según la biblia, tiene ser esencia; algo más sobrenatural.
Una ventana de varios recuerdos sobre las enseñanzas bíblicas que alguna vez escuché comienza a abrirse en mi cabeza mientras reflexiono y abordan muchos más textos guardados en mi memoria quién sabe cómo.
Una de las cartas del Apóstol Juan declara referente a Dios diciendo: “Y este es el mensaje que hemos oído de Él y que os anunciamos: Dios es luz, y en Él no hay tiniebla”. Y si recordamos, Génesis narra que justo después del mover del Espíritu de Dios sobre la faz, lo primero que Él manda a crear, es la luz. ¿Pero por qué?, seguramente porque eso mismo es Él, la tiniebla de ese tiempo no podía convivir con la esencia de aquel ser, por lo tanto, era necesario que toda la creación se uniera a su naturaleza misma.
Esto fue lo primero que sucedió, el mover del Espíritu y la manifestación de la luz. Mi abuela solía mencionar que Dios mismo, era el principio y el fin; si se supone que Dios es el principio, Él es el Espíritu, Él es la Luz, lo primero que fue en ese entonces. ¡Ah!, ahora entiendo el primer capítulo de Juan, el cual mi abuela acostumbraba repetir, decía algo más o menos como:
- “En el principio era el verbo, y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios. Este era el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin el nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en.…”
¡Esperen!, ¿cómo así?, ¿sí lo ven?... La manifestación de la luz nuevamente descrita por la biblia, pero ahora, la luz está en los hombres.
El estruendo de una escoba al caer resuena desde el otro lado de la calle. Me giro hacia la ventana y veo a mi vecino regando su jardín junto a su esposa. Ambos están petrificados, sus ojos reflejan un miedo profundo al verme hablando solo. Levanto la mano para saludarles, intentando transmitir que todo está bien, y esbozo una sonrisa para no parecer tan serio. Pero el terror se apodera de ellos; mi vecino cierra rápidamente la llave de agua y suelta la manguera, tomando a su esposa de la mano para entrar en su casa lo antes posible.
Yo no tengo la culpa de descubrir cosas tan sorprendentes y disfrutarlas en esencia, pero claro ellos no lo saben y de hoy en adelante, con más seguridad, seguirán creyendo que estoy loco. Pero bueno, volviendo al tema…
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Editado: 30.10.2024