De vuelta la Navidad

Tiempo se agota

Frotándose el ojo, David entra en la cocina.
-¡Uh! Esto hacemos ya un tiempo y sigo sin acostumbrarme - adormilado explica su susto.
-No te preocupes. Menos alguien le hizo bien la practica - dice, enseñándole el desayuno.
Mirando la mesa llena, dice:
-Um y huele delicioso.
-Gracias, ahora me arreglo y esperamos los niños.

-¿Papá, sabe Santa que Emilia está aquí? - pregunta la niña.
-Él sabe todo, ¿Por qué lo preguntas?
-Si va trael su legalo o tú le complas uno pala que no se cente tlste.
Ambos se miran con los ojos abiertos, recordando que han olvidado comprar los regalos.
-Sí, él te encuentra donde sea que estas - le asegura Emilia, saliendo del trance. - Ves, mis papás se fueron a celebrarlo con el resto de la familia y siempre traen regalos.

-¿Tienes tú donde dejar los niños? - pregunta en voz baja.
-Puedo intentar con los míos o a lo mejor dejarlos con unos amigitos.
-No tengo la menor idea que comprar a niño. Quiere una mamá, no le puedo comprar una muñeca de remplazo - dice seria, quejándose.
-A mí me lo dices, soy yo de quien habla...
-Vamos, no nos quedó mucho tiempo y las opciones debe de ser menos.
-Sí. ¡Niños, vamos que los llevo para que jueguen!

-¿Dónde comenzamos? - pregunta Emilia, saliendo del carro en el centro comercial.
-Vamos al departamento deportivo.
-Tienes razón, tenemos que asegurarnos que siguen teniendo las bicis - dice con el dedo en su dirección.
Mirando las ventanas de las tiendas los regresa en el pasado y el tiempo cuando como locos iban por el centro comercial mirando las ventanas, deseando y riendo.
Ahora las risas regresas con los recuerdos y esas mismas cosas que vieron en ese entonces.
Al terminar con la compra se fueron a la casa familiar de ella para envolver y guardar los regalos.
-Me pasas la tira de ahí - pidió, sentada en el piso con el regalo envuelto en la mesa.
-Aquí tienes - dijo, pasándole la tira.
-¿Estos son los últimos, que no?
-Tenemos todo, sí. La bicicleta y la muñeca están aquí, caritos y la bicicleta también.
-Me duelen la espalda de esto - dice, levantándose del suelo y frotando el hombro.
-Déjame a mí - dijo remplazando las manos de ella con las suyas.
Disfrutando del mensaje, baja la cabeza dándole el acceso a la nuca.
-Lo haces muy bien - le dice, con los ojos cerrados.
-Gracias - dice con la sonrisa en la voz.
-Ahora sabemos con qué podemos llenar tu perfil en páginas de citas - dice, bromeando.
El celular de Emilia, suena con la llegada de mensaje, haciendo que bruscamente voltea la cabeza chocando con la nariz de él. Sus respiraciones se mezclan, sus miradas bailan entre los ojos y labios. Solo cuando el celular comienza sonar con la llamada, rompen el contacto, aclarando+ las gargantas.
-Voy - dijo, enseñando al pasillo y levantándose del sofá.
-Hola - dice, contestando.
Aturdido con lo que paso hace rato David, camina por la cocina impaciente y confundido.
-Hey - dice, llegando Emilia con las manos en los bolsillos de atrás.
-¿Quién era?
-La redacción, preguntan por el artículo.
-¡Aaa, sí! ¿Cómo va eso?
-Hubiera ido mejor si había escrito cualquier cosa y si tenía una tema con la que trabajar. Desde que me has hecho ver mi falta no me senté a escribir...
-Espero que no sea mi culpa.
-No, no lo es - dice, frunciendo él cenó. - Me falta inspiración.
-Si puedo ayudar, dime.
-Ni yo sé que escribir menos tú - dice con la mueca.
-Digo, si la necesitas aquí me tienes y en fin podemos buscar juntos la tema.
-Deberíamos irnos - dice, mirando el reloj.
-Sí, los niños están ya mucho tiempo ahí.
Antes de que salieron, Emilia tomo un libro negro que estaba en la cocina.
-¿Qué? -pregunto viendo como la mira.
-Nada, ¿Qué es eso? - pregunto, apuntando al libro en la mano.
-Libro de recetas, ¿Cómo pretendes que cocino mañana? - dice, bajando las escaleras.

Por la puerta entran primero los niños y entonces con las bolsas en las manos Emilia y David.
-¿Así ton las famias? - pregunta Gabriel, inclinándose hacia ella.
-Sí,se payecen a las de nustros amigos - responde la niña.

-Deja esa en la encimera, es la cena adentro - dice Emilia a papá.
-¿Las otras son para el refrigerador?
-Sí.
-Yo si quielo esto - le dice Gabriel.
-Entonces nececitamos un pian. Ven - le dice, yendo al cuarto.
-¿Tienes un pian?
-Todavía no, ¿Tú?
Como nada se le ocurre se encoge de hombros.
-Debe ser, muy muy beno - dice, Nora con el dedo en la mandíbula.
-¿Jugal un juego?
-No sé si es cuficiente.
-Pol el momento es lo único que tenemos - dice, abandonado el cuarto.
Llegando a la cocina donde siguen los dos, Gabriel los pregunta:
-¿Papá, vamos a jugal con Emilia?
-La cena estará pronta en unos minutos - le contesta.
-¿Después? - se le ocurre preguntar ilusionado enseñando sus pequeños dientitos.
-¿Y qué juego quieres jugar aquí no los tenemos? - pregunta con suspiro.
-Hay en mi casa - interviene Emilia, viendo la carita triste.
David le lanza una mirada de advertencia con los ojos muy abiertos.
-Yo puedo ir por ella, fuera es demasiado frío para que salen.
Después de haber cenado han entrado en una competición de quien va a armar antes los puzles.
-¡Ganamos! - grita Emilia, tirando las manos al aire seguida de su pareja de juego.
-La próxima es nuestra - le dice David con el dedo apuntándola y los ojos medio cerrados.
-Vamos a ver - dice con la sonrisa.
Las ruedas y risas continúan, los niños les ayudan a encontrar la pieza y ponerla en el lugar debido, intercambiando las parejas después que cada dos armadas.
-Es hora de dormir - anuncia papá.
-Aaaaa - dice con tristeza los dos. - Una más - pide Nora.
-No, ya paso la hora.
-Anda, podemos continuar mañana - le dice Emilia, sonriéndoles.
-Eta bien - dice Gabriel, triste y con la cabeza agachada.
-Buenas noches, nos vemos mañana - los despide mientras David los lleva.
-Papá, nosotros no tenemos sueno - dice.
-¿A si, y quien los mantendrá despiertos mañana? - la pregunta con la sonrisa.
-Somos glandes, nosotros - responde Gabriel.
-Sí, lo veo - agrega riendo. - Siguen siendo mis pequeños y mientras hablan como lo hacen no me harán cambiar de opinión, los amo - dice, agachándose a besarles la frente. - Que sueñan con los ángeles.
Cuando regreso se encontró con Emilia y dos copas de vino.
-Deseo de cada padre - dice, entregándole el vaso mientras sigan al sofá.
-Gracias.
-De nada.
-¿Has decidido que prepararas mañana?
-Tengo cuál que idea, ¿A ti que te gustaría?
-Con los niños en casa vamos a lo simple - contesta, pensando en lo que será el día de mañana con los niños en plena forma.
-No me recuerdo de nada en particular que estado preparando mamá.
-Encontraras tu algo, confió en ti - le dice, palmeando su muslo con las miradas fijas.



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En el texto hay: amigos, navidad, niños

Editado: 01.01.2023

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