Capítulo 7:
[Olivia]
Pasado...
Caminó por los pasillos del Instituto, sintiendo las miradas de los estudiantes en mí. Respiro con profundidad, comenzaba a irritarme aquello y las ganas de asesinar a alguien no me abandonaban. Vale, las fotos se habían hecho viral y podía entender las ganas que tenían los demás de burlarse por ello.
Cometí un error al dejar que James nos sacará fotos desnudos y que las guardará como un supuesto recuerdo de nuestra primera vez. Fui ingenua y hasta me dejé convencer por ese imbécil. Suelto un suspiro ante ese detalle, el cual me tortura por completo.
Abro mi casillero una vez que estoy frente a él y guardó los libros de mi clase anterior. Aún no había tenido tiempo de conversar con Helen y menos aún con Mike. Quien en la práctica del equipo, se agarró a golpes con Reed. Entiendo que este molesto y que el otro se merecía aquella paliza. Pero se metió en problemas y eso no me gusta. Joder. Todo se ha ido por el puto caño y es gracias al jodido idiota con el que salí. ¿Pero quien me mandó a cometer semejante estupidez? ¡Yo solita me metí en la boca del lobo! Le dejé jugar conmigo, creí sus mentiras y le entregué por completo mi corazón en bandeja de plata. Sonrío con amargura ante aquellos pensamientos, de verdad que era masoquista. Sólo a mí se me ocurría seguir metiendo el dedo en la llaga y profundizar la herida. Mierda.
Cierro la puerta de mi casillero, pero pego un respingo al ver a Joey West a mi costado. Imbécil. Me ha dado un susto de muerte, será hijo de puta. Una sonrisa cargada de malicia se formó en sus labios y no me agradó para nada. Comprendía que lo de las fotos había sido el puto comienzo y que aún nada había acabado.
Entre cerré mis ojos e intenté evitar que mi rabia me consumieran por completo. Puedo ser un dulce en ocasiones, pero también puedo ser la peor hija de puta y ellos iban a conocer esa parte de mí. Si seguían con ese juego estúpido, el cual no comprendía a la perfección. ¿Les había hecho algo acaso y por eso se querían vengar de mí? No lo sabía y quizá muy en el fondo tampoco quería averiguarlo.
—¿Qué quieres West? —le espeto, no pensaba ser amable con él.
Se encogió de hombros —Nada, sólo quería saber como estabas luego de lo de las fotos —había burla y diversión en su voz—. Te juro que le suplique a James para que no las hiciera viral, de verdad Oliv —intenta hacerme creer que es inocente. ¿Y saben que? No le creo una mierda.
Solté una risa sarcástica ante eso —Claro, James nunca hace nada sin su perro faldero —respondo y él frunce sus labios ante el apodo que le doy—. Déjame avisarte algo Joey, no intentéis seguir siendo unos idiotas conmigo, ¿Vale? Porque puedo ser una verdadera hija de puta y no querrán eso —advertí, para luego girar y caminar lejos suyo.
—Muero por ver eso —avisa—. Pero el juego aún no termina Olivia, apenas a comenzado pequeña. Quedan muchas jugadas por hacer y la mía será la mejor. Deberías recordar porque estoy haciendo esto —ríe mientras me amenaza o advierte, no lo sé. ¿Recordar que? Qué yo recuerde jamás hemos sido amigos y nunca tuvimos relación alguna.
Pero algo llega a mi mente y volteo a verle enfurecida.
—¿Todo esto es porque me negué a ir al puto baile de primavera contigo? ¿En serio? ¿Te has vuelto loco? —pregunté incrédula, sí, me había negado y tenía mis razones. Lo había olvidado por completo, ha pasado demasiado tiempo desde eso.
Se acercó a mí y tomó mi barbilla con algo de fuerza, obligándome a verle.
—Te abrí mi corazón y los hiciste trizas al negarte. Así que quise devolverte el favor —sonrió y quite su mano de mi barbilla con brusquedad.
—Estás enfermo, de verdad lo estás —mascullo y me alejo de él.
Una sonrisa lobuna se adueñó de su rostro —No —niega—. Sólo era un crío enamorado de una hija de puta —me espeta y luego se va. Dejándome con mil cosas por decir, con mil pensamientos a la vez. ¿Yo era la mala? Sólo me negué a una tontería, mierda.
Y yo que pensaba que James era un bastardo, que equivocada estaba...
Presente...
—James, vete —pido y agradezco internamente la intervención de los chicos. No he podido detener a Sean, en cuanto le vio le obligó a salir de la cafetería. ¡Ha perdido la puta cabeza! Joder. Me prometió que no iba a hacer nada, aunque muy en el fondo sabía que aquella promesa no era cierta.