Decadentes

C21

El oficial se quedó mirándome a los ojos por largos segundos, desafiante y con valentía en su cuerpo.

—Sé que ustedes son los culpables —aseguró. —Estuve con el tipo que enviaste a Rumania a rehacer su vida.

Mi estómago se apretó, pero de todas formas me mantuve tranquilo en mi exterior.

— ¿Y? Ya le había contado sobre eso.

—Resulta que me faltaba alguien en esta historia y aunque él no me lo dijo, lo descubrí —Se encogió de hombros. —No fueron dos tipos, sino, tres y uno fue asesinado en la casa del hombre que está en Rumania.

—Yo no sé qué espera especulando cosas —Fruncí el ceño molesto.

El oficial respiró profundo, miró las cámaras que había en las paredes hasta que finalmente habló.

—Apaguen las cámaras y entren —Dijo.

Fruncí el ceño con confusión, y entraron dos tipos más, claramente policías. —Ya sabemos qué hacer con él —les indicó —debemos hacer que hable hoy.

No me resistí a la fuerza que ocuparon conmigo, no quería que luego saliera en televisión que "Caín Bennet había maltratado a un policía". Uno de ellos amarró mis tobillos y el otro me esposó las muñecas con fuerza, estaba sentando mirando al hombre que mandaba a esos jóvenes que por cierto nunca se fueron de ahí. El oficial Arthur se sentó frente a mí y comenzó.

—Me vas a decir la verdad o lo único que harás aquí es gritar del dolor —me amenazó.

—Es imposible que haga algo como eso —reclamé. —Usted ni nadie puede amenazarme ni menos golpearme, soy un personaje público y tarde o temprano se sabrá todo lo que harán aquí adentro.

—Que tierno eres —rió el policía contagiándole la risa a uno de sus compañeros que ahí estaba, el otro no reía, se notaba incómodo por la situación y casi no cruzaba su mirada con la mía. Me mantuve serio en todo momento, hasta que Arthur se puso de pie, extendió la varilla y golpeó la mesa con la misma — ¡Ya basta! —Gritó enloquecido. —Ya fue suficiente con que te hayan avisado por teléfono que eras sospechoso de un asesinato ¿Y ahora quieres dar órdenes?

Arthur se puso delante de mí y con la varilla de metal dio tres golpecitos en mi cara.

—Ya habla, Caín —Dijo.

—Te he dicho todo lo que sé, no esperes que continúe.

— ¿Quieres perder lo que más necesitas en tu vida? —Alzó ambas cejas. Mi cabeza viajó directamente a Cailín, pero me contuve, debía mantener el control.

—Ni siquiera sabes lo que es —Resoplé.

Arthur se puso de pie y rápidamente golpeó con la varilla mis manos atadas. De inmediato sentí el dolor en mis nudillos, él claramente no estaba refiriéndose a mi familia, sino que lo que yo uso para sobrevivir.

— ¡¿Qué demonios pasa contigo?! —Me exalté, quise ponerme de pie, pero mis tobillos unidos me detuvieron en el intento.

Nunca imaginé que la policía torturara personas de esa forma, siempre imaginé que actuaban bien. Supongo que es porque nunca había estado aquí antes viendo la corrupción de estos tipos.

—Las cosas aquí se hacen como yo digo, no como tú crees que es —Me señaló con su índice.

— ¡Estás enfermo! —Le grité.

Vi a Arthur mover la cabeza indicándole algo a uno de los policías, el joven se acercó a mí victorioso como si hacerme daño fuera lo mejor que le podía pasar en sus años policiacos. Me empujó de la silla haciendo que mi cuerpo se estrellara de lleno con el frío suelo.

Sentí mi cabeza retumbar, pero había soportado cosas peores.

—Eres un hijo de puta —Miré a Arthur desde el suelo.

Él se acercó a mí y golpeó mi estómago de una patada que me dejó sin respiración por algunos segundos. Las manos amarradas en mi espalda me incomodaban más de lo que podía imaginar. El oficial tomó mi remera y me dejó sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared. Se quedó mirándome por unos segundos y luego rió irónico.

—No sé qué más quieres —Me quejé.

—La verdad, Caín —Caminó alrededor de mí, luego se quedó mirándome y golpeó mi rostro con la varilla de metal, pero esta vez lo hizo con fuerza. Me quejé con dolor, mi mejilla ardió, pero no dejé que me viera débil. —Jaxon ha hablado rápidamente, deberías comenzar a hacerlo tú también.

— ¿Qué otra cosa podría haberles dicho aparte de la verdad?

—Dijo que ustedes habían asesinado a los tipos, y que luego los habían lanzado al río —Comentó mirándome a los ojos.

—Jaxon jamás diría algo así porque es una mentira —Escupí.

— ¡Sé que estás mintiendo! —Golpeó nuevamente mi rostro.

— ¡Pruébalo! —Me defendí gritando, era la única manera en que podía hacerlo estando el suelo.

—Mereces morir Caín Bennet —Comentó Arthur arrastrando sus palabras, luego se quedó mirándome desde arriba y me escupió la cara, humillándome y dejándome sin palabras. La sangre subió a mi cabeza, y aunque quería actuar correctamente la ira estaba apoderándose de mi cuerpo ¿Quién demonios se creía que era? ¿Cómo esos dos idiotas en frente de mí, no hacían nada?

No pude limpiarme el rostro. Sentí asco, humillación y vergüenza y definitivamente nadie me hacía eso, menos un puto policía corrupto.

—Se supone que tú haces lo correcto, Arthur —Lo miré a los ojos.

—Lo estoy haciendo —Afirmó.

— ¿Y así? ¿Torturando a tus supuestos culpables?

—Si debo cortarte las bolas para que me digas la verdad, créeme que lo haré.

—Realmente tú no sabes con quien estás hablando.

—Con un asesino —Soltó con ironía.

—Puede ser —reí y los tres hombres estaban mirándome con atención. —, pero también puede que no —Me encogí de hombros.

— ¿Crees que esto es un maldito juego? —Frunció el ceño.

—Yo saldré de aquí, Arthur y tú te quedarás ahí siendo un puto policía corrupto intentando hundir a las personas incorrectas en la cárcel.

—De hecho tú eres el más correcto para ir a la cárcel, Caín.

— ¿También lo era Darell Bennet? —Alcé mis cejas.

—Sí, y está ahí y estará ahí hasta pudrirse.




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