~ D-29 ~
Hanna.
Después de tardar 5 minutos para coger un taxi, luego tardar otros 15 minutos para llegar, al fin estoy frente a la casa de los Anderson. Son las cinco de la tarde y yo solo ruego que haya quedado un poco de la lasaña que la señora Anderson me dijo que había. Realmente espero que ha Maddison no le haya dado por comérsela toda entre su tristeza y huelga de hambre.
Tal parece, Maddison no estaba tan bien como se vio ayer. Romper con Joe sí le dolió y por ello no fue a trabajar en la librería hoy. La señora Anderson estaba preocupada porque su hija tampoco desayunó nada antes de que se fuera a la librería. Estuvo todo el día preocupada por su hija que estaba sola en casa y muy triste por su ruptura. Así que me dejó salir más temprano del trabajo y me pidió que fuera a verla e intentar que se animara más, que no valía la pena morirse de hambre por un hombre que no lo vale.
Estoy de acuerdo con eso pero Maddison siempre ha sido muy emocional. Ella simplemente se dejará llevar por sus sentimientos y actuará en consecuencia.
Me dirijo directamente hacia la puerta blanca, sin ponerme a apreciar el pequeño jardín muy bien cuidado y con pequeñas flores de varios colores, como suelo hacer cada vez que estoy aquí. Nunca he sido buena para cuidar plantas o flores, de ningún tipo, y no era porque no siguiera las reglas y cuidados que requería. Al contrario, morían porque seguía demasiado las reglas que no les dejaba espacio para crecer y florecer por su cuenta, naturalmente.
Suelo dejarme llevar muy bien cuando dibujo o pinto pero me pongo un poco estricta conmigo misma cuando es sobre otras cosas, más si tiene pasos a seguir.
Luego de tocar la puerta dos veces y llamar a gritos su nombre una vez, saco mi celular para llamar a Maddison. No quiero estar aquí afuera tocando la puerta como una tonta solo para enterarme luego que no había nadie en casa. También me preocupa que se le haya ocurrido alguna locura por la tristeza pero evito pensar de manera tan pesimista.
Justo cuando estaba por tocar su nombre en mi celular para llamarla, la puerta es abierta. Por unos segundos no soy capaz de reaccionar ni reconocer a la persona que está frente a mí. Bueno obvio la reconozco, es Maddison, pero no logro entender cómo llegó a verse tan... Destruida.
Estaba descalza, con unas rodilleras puestas, unos pantalones grises cortos que parecía que le quedaban un poco grandes, un suéter azul oscuro que parecía de hombre ya que le quedaba ancho en el cuello y brazos, pero lo más curioso era que estaba cortado mal apropósito. Toda la parte inferior del suéter faltaba, haciendo que se le viera el estómago y un poco de un crop-top que llevaba debajo del suéter.
Su rostro era lo que más expresaba su estado emocional actual. Su expresión decía: "Estoy triste, ¿Quieres morir? Entonces no molestes". Y ni hablar de las evidentes ojeras que tenía, los ojos un poco rojos, al igual que sus mejillas y el cabello suelto y muy desordenado como la melena de un león. También tenía unos audífonos grandes puestos, no me extraña que no me haya escuchado cuando estaba llamando la puerta.
—Estás horrible —Es lo primero que le digo después de varios segundos en silencio.
—Dime algo nuevo que mi espejo no sepa ya —responde malhumorada mientras se hace a un lado para dejarme pasar.
Entro y la sigo hasta la sala de estar. Todo está sorprendentemente limpio, lo único distinto es el hecho de que todos los muebles están pegados a la pared haciendo que la habitación se vea muy espacioso.
—¿Qué estabas haciendo? —le pregunto al ver todos los muebles movidos hasta dejar el gran espacio en el centro de la sala.
—Espacio para bailar a gusto y así desahogarme de otra manera. —la miro con intriga y ella suaviza su expresión a una más triste —Es que me estaba cansando de llorar —Al decir esto su voz se quiebra al final y sus ojos se cristalizan un poco. Yo me quedo un poco atónita por el cambio tan drástico de humor y sin saber cómo consolarla.
—Por favor, no llores, dar grandes discursos o palabras de aliento no es lo mío, pero puedo acompañarte a hacer cualquier cosa que te haga olvidar lo que sea que te tiene así —digo con el mayor entusiasmo que puedo expresar sin que parezca forzado.
—No finjas no saber lo que me tiene así. No sueles venir a mi casa de sorpresa, solo vienes cuando te invito yo o mi madre —responde poniendo una expresión enfurruñada. Yo le doy una sonrisa apenada.
—Bueno, sí, tu mamá me pidió que viniera a ver si estabas bien y que tratara de animarte. Además me dijo que no comiste nada en el desayuno, teme que te mueras de hambre por alguien que no vale la pena —digo en modo de reproche, ella hace un puchero y mira hacia otro lado tratando de aparentar que no le importa lo que dije —¿Comiste algo por lo menos después de que tu madre saliera? No quiero que te desmayes en frente de mí, me asustaría mucho por ti —Trato de persuadirla, aunque no es mentira lo que dije. Maddison me mira de nuevo y veo vergüenza y cariño en su mirada.
—Comí un poco de la comida que mamá dejó para el almuerzo —murmura y asiente con la cabeza suavemente. Mis ojos se iluminan por la mención de la comida.
—¿Quedó algo de eso? —pregunto con esperanza. Maddison asiente otra vez y yo lanzo un pequeño grito de victoria.
—Era demasiado para mi, así que puedes comer todo lo que quieras —responde y me lanza una mirada divertida como si me dijera: "No tienes remedio".
Yo le sonrió y la arrastro conmigo hacia la cocina para ver si puedo convencerla de que coma un poco más. Aunque confió en que jamás me mentiría en algo tan serio, como lo seria pasar hambre, igual me gustaría asegurarme
° ° °
Después de poder convencerla para que comiera un poco más, ahora estamos en el suelo en pose de indio, frente a frente mientras jugamos al monopolio. Fue su idea, tuve que aceptar sí o sí. Era eso o que siguiera llorando y golpeando cojines mientras trataba de cantar canciones en coreano. Por un momento temí que apareciera un fantasma o demonio en la habitación por las incoherencias que decía mientras creía que cantaba bien las partes en coreano.
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Editado: 24.10.2024