~ D-26 ~
Cupido B1.
Estoy a una flecha de terminar con mis tres misiones de este mes. Es una adolescente, su cabello es castaño, corto y sus ojos parecen ser verdes. Se ve amable. Seguro muchos gustan de ella ya sea por su físico o personalidad. Que mal por ellos, ya que hoy esta chica será flechada por mí para que se enamore de su compañero de asiento del que nunca prestó atención antes, pero que realmente son más compatibles de lo que ellos nunca supieron, hasta ahora.
Seguramente su relación durará por muchos años, si no es que para siempre, pero eso ya es decisión de ellos. Los humanos pueden estar con su amor destinado pero muchos los dejan ir por tonterías como complacer a otros, mentir o ser infieles. He visto infinitas relaciones, pactadas por los hilos, irse a la mierda por decisiones estúpidas o egoístas.
Es cierto que los hilos del destino no pueden romperse por más que se estiren o tensen pero eso no significa que las personas entrelazadas no puedan separarse por medio de palabras o papeles de divorcio, lo triste de esto es que siempre estarán presentes en la vida del otro de una manera u otra, quieran o no.
Por ello a veces también hay amores que se encuentran en otras vidas, porque en la anterior por sus malas decisiones o desgracias exteriores, no logran estar en paz y disfrutar de su amor.
Lo bueno de esta última misión es que lo tengo demasiado fácil, por eso la dejé para el final. Estoy afuera de su escuela, a unos pocos metros de ella, está dando clases en este momento y está sentada justo al lado de la ventana, la cual permanece abierta. Es el blanco perfecto.
Seguramente si hubiera permitido ser visible para los humanos en estos momentos, porque los Cupidos podemos hacernos invisibles o visibles si así lo deseamos, muchos humanos estarían entrando en pánico o gritando al ver a una hermosa mujer con un arco y que está apuntando hacia un salón de clases. El pensamiento me hace sonreír.
Que mal que exhibir nuestra existencia está estrictamente prohibido. Por lo menos, con los siglos, se permitió hacernos visibles solamente si queremos tener pequeños momentos entre los humanos, actuando como "humanos". Gracias a eso conocí el café frío. Una delicia de creación. La vida mortal me aburre pero por lo menos sus comidas y bebidas compensan su estupidez en otras áreas.
Ya tengo el arco y la flecha apuntando hacia la chica. Le dará justo en la cabeza, como si la fuera a matar... solo que será de amor, desafortunadamente.
—¡B1, B1! —El inesperado grito hace que me sobresalte un poco y se me mueva la flecha del arco.
¿Qué Cupido es tan estúpido para interrumpirme mientras hago una misión? Maldición, casi tiro mal.
Una de las desventajas que le veo a esto de ser invisible para los mortales... Es que por supuesto no aplica con Cupidos. Podemos vernos claramente entre nosotros inclusive si estamos en modo invisible. Desgraciadamente es así, no hay forma de escapar de ser molestada o interrumpida por algún otro Cupido.
Mantengo mi posición, acomodo la flecha y giro un poco la cabeza para mirar al estúpido que se le ocurre interferir de sorpresa en una misión.
Lo veo correr hacia mí como si estuviera huyendo de algo, lo cual es una situación extraña para un Cupido.
¿Qué nos haría correr llenos de miedo si somos casi inmortales? No tiene sentido.
Ya viéndolo más de cerca me percato de quién es... Es D4. Y realmente parece estar huyendo de algo por su expresión, como si me estuviera pidiendo ayuda urgentemente.
El problema es que no parece que vaya a bajar la velocidad en la que está corriendo. Todo se vuelve más confuso para mí porque hay... ¿Alguien está persiguiendolo?
Antes de que pueda moverme para que no choque conmigo, el muy idiota se tropieza solo y cae de cara al suelo, me reiría de él si no fuera porque también jaló mi pie derecho en el trayecto, como si eso lo fuera a ayudar a amortiguar la caída. El brusco jalón ocasiona que pierda un poco el equilibrio y que la flecha que mantenía en el arco salga disparada. Inmediatamente miro el trayecto de la flecha y veo como va hacia mi izquierda y queda clavada en un árbol.
Casi me siento aliviada de no haber flechado a nadie por error... si no fuera porque en ese árbol, justo al lado de donde se clavó la flecha, hay un chico parado totalmente estático mirando hacia mi dirección. Como si pudiera verme, lo cual estoy segura que no puede hacer. Me quedo de piedra al percatarme que, donde está la flecha clavada, también hay una pequeña línea roja en el brazo izquierdo del chico.
No hay sangre en absoluto, obviamente, las flechas jamás harían un daño real a nadie, pero la línea roja se materializó como si se hubiera raspado con algo. Un pequeño raspón que cualquier mortal podría causarse por sí mismo sin darse cuenta.
Solo que él parece, de alguna manera, ser consciente de que eso fue causado por algo y no por él mismo. Simplemente no se dejó engañar por la ilusión que causan las flechas para camuflar los accidentes.
—¡Hajoon! —una chica pasa corriendo a mi lado y me percato de dos cosas.
La primera es que ella parece ser la persona que perseguía a D4 hace unos minutos atrás; lo cual me sorprende y extraña muchísimo. Lo segundo es que parece ser que el chico, al que acabo de lastimar, es algo de ella, ¿Un novio, amigo o familiar? No puedo adivinar exactamente pero la forma en que ella le toca el brazo "herido" preocupada y luego lanza una feroz mirada detrás mío, me confirma lo mucho que se preocupa por esa persona.
Yo también miro detrás mío y ahí aún está D4, ya levantado del suelo, y no puedo evitar sentir mi enojo crecer de nuevo al verle la cara llena de culpa.
Mi flecha acaba de hacerle una pequeña herida superficial a un humano y todo por culpa de este torpe Cupido que se hace llamar mi amigo; y no solo eso, también me hizo romper una de las principales reglas de los Cupidos.
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Editado: 24.10.2024