Deidad Cupido

Capítulo 7

~ D-26 ~

Hanna.

—¿Qué le hiciste a mi hermano? —le pregunto seria al chico y este empieza a tartamudear sin saber qué contestar.

—Él no le hizo nada, fui yo —habla una voz desconocida y lanzo un pequeño grito al ver aparecer a una chica frente al chico. Como si se hubiera materializado del aire.

No hay expresión en su rostro y viste toda de negro. Jeans negros, suéter ajustado negro, chaqueta de cuero negra, botas negras. Admito que se ve muy hermosa y sexy pero también parece la viva imagen de una chica mala que maneja una moto sin usar equipo de protección y todos sus amigos son hombres al no saber hacer amigas mujeres porque es muy ruda. También parece un poco más joven que yo pero hay algo en su aura que logra que esté cautelosa.

Como cuando un león se encuentra con otro león. Sabemos que eso puede quedar en nada o terminar muy mal.

No puedo creer todas las cosas extrañas que me están pasando. Todo esto parece sacado de un libro de fantasía escrito al azar. Flechas, seres extraños que aparecen de la nada y yo, la única persona que puede ver hilos rojos.

¡Todo esto es de locos!

La chica se cruza de brazos y empieza a hablar como si la situación le aburriera.

—Aunque si somos exactos, sí que fue su culpa, ya que fue él quien me hizo disparar mal.

¿Dis... Disparar?

—¡B1! —le reclama el chico a la chica desconocida... pero yo ya estoy caminando hacia él en busca de una explicación.

Desde que ha aparecido en mi vida no he dejado de ver cómo le disparan a las personas que amo. No me importa si esas flechas no los matan, tampoco quiero que los manipulen sentimentalmente con un estúpido hilo. Ellos merecen tomar sus propias decisiones de quienes les gusta o se van a enamorar, no estos seres extraños.

Justo cuando estoy a cuatro pasos de llegar al chico, su amiga hace aparecer un arco de la nada, con una flecha ya puesta en posición de tiro, y me apunta con ella al centro de mi cabeza. Me asusto tanto al ver la flecha filosa tan cerca de mi cara que me tropiezo al tratar de ir hacia atrás.

—¡Hanna! —Hajoon llega rápido detrás de mí antes de que caiga al suelo, así que tropiezo con su pecho, luego él inmediatamente me aparta un poco y se coloca al frente mío con los brazos abiertos. —¡Tendrás que pasar sobre mí para llegar a ella! —grita Hajoon casi sin aliento por el miedo, aunque trate de ocultarlo.

Yo le pego en el brazo que no está herido.

—¡Deja de tratar hacerte el valiente! Si alguno de nosotros tiene que morir algún día, esa seré yo ¡Soy la hermana mayor! —exclamo y aunque trato de hacer bajar su brazo para que me deje quitarlo de al frente mío, no logro moverlo.

¿Qué come éste niño? ¿Cómo es posible que sea tan difícil mover su escuálido cuerpo? ¡Él no hace ejercicio en absoluto!

—Si así vamos a jugar... —exclama indignado y baja los brazos para encararme —entonces yo soy el hombre aquí, el más fuerte de los dos, por lo tanto debería sacrificarme yo por obvias razones. —se cruza de brazos e hincha el pecho mientras me lanza una mirada engreída, como si yo fuera una cosita insignificante comparándolo con él.

Abro mi boca indignada y un poco ofendida. Él en realidad no teme de pedir ayuda o admitir que no puede hacer algo, ya sea ante una mujer o un hombre, pero cuando quiere tocarme una fibra sensible sabe por dónde tomarme.

Pequeño provocador.

Justo cuando voy a abrir la boca para regresarle el insulto,  alguien carraspea, volteamos y vemos como la chica baja el arco con una expresión de fastidio. No se me escapa que también le había dado una rápida mirada a la "herida" en el brazo de Hajoon, como si le preocupara algo sobre eso. Muy extraño.

—Todo esto está volviéndose más complicado de lo que jamás debió ser. Todo esto es culpa tuya —dice la chica y fulmina con la mirada al chico que estaba persiguiendo hace apenas unos minutos atrás. Tal vez son amigos... o pareja.

Eso no es importante, no debería importarme, ¿Qué me pasa? Miro el hilo que me une al chico y maldigo internamente por todos los sentimientos y pensamientos impropios de mi que me causa este hilo por culpa de su magia extraña.

—Como fui yo la que lastimó a tu hermano, yo me haré responsable de él —las palabras de la chica me saca de mis pensamientos y quedo en shock al ver como ella saca unos guantes del interior de su chaqueta negra de cuero y se los pone para después agarrar la manga del suéter de Hajoon y llevárselo.

Lo más indignante es que el estúpido de Hajoon se deja llevar por esta desconocida y hasta parece sospechosamente feliz mientras la sigue dócilmente como un perro con un desconocido que le ofreció carne.

—¡Oye, ¿Qué demonios crees que haces?! —le grito, aunque no se a cuál de los dos exactamente.

Solo logro dar un par de pasos hacia su dirección hasta que soy detenida por una mano que sostiene mi brazo suavemente. No necesito voltear para saber quién es, es imposible no saberlo por dos razones. Uno; es la única persona que quedaba aquí conmigo. Dos; es la única persona en este mundo que me hace querer huir a la vez que me hace sentir horribles mariposas en el estómago cada vez que lo veo. Ahora es aún peor porque me está tocando.

—No te preocupes por ellos, ella no le hará daño —me dice el chico en tono amable y aunque no quiero, me obligo a voltear para mirar su expresión, para verificar si está mintiendo o no.

Grave error.

Mirarlo desde esta distancia tan corta –para mí lo es– hace cosas locas a mi corazón. Cosas que absolutamente odio sentir porque no soy yo, es este maldito hilo el que causa todo este remolino de emociones.

—Confía en mí —insiste al ver que no contesto y solo me le quedo viendo. No puedo evitarlo y ya no sé si mis pensamientos también cambian por culpa del hilo.

Es que sólo hay que mirarlo. Incluso estoy segura que me le quedaría viendo si me lo encuentro por la calle. Él es muy guapo. No guapo del modo sexy, sino del tipo lindo y varonil. Todo junto.




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