Deidad Cupido

Capítulo 9

~ D-26 ~
 


 

Hajoon.
 


—Asi que ustedes son como unos Cupidos, de esos que flechan de verdad para hacer que las personas se enamoren —digo yo al fin, rompiendo el silencio.

Después de que la chica me arrastrara sin decir nada me preguntó si tenía dinero, yo estaba extrañado por su pregunta pero le dije que sí. Lo siguiente que supe fue que nos subimos a un taxi, que ella me hizo pagar, y ahora estamos en una librería sentados en el lugar más apartado y menos habitado de la librería. Me dijo el mejor lugar era en el primer piso, en la sección de enciclopedias y clásicos. Yo estoy recostado, sentado en posición de indio, en la estantería de clásicos y ella está caminando de un lado a otro revisando las enciclopedias y otras cosas que no sé qué clase de libros son, pero son demasiado grandes. Jamás leería algo así, al menos que me paguen.

No hemos hablado mucho desde que llegamos pero por lo menos ya se qué es ella.

—Es una manera de llamarnos, sí. —me contesta.

—¿Cómo te llamarías entonces? —ella detiene su búsqueda y se gira para mirarme por unos segundos, analizándome, no logro adivinar lo que piensa por más que lo intente pero algo me dice que no le agrado mucho que digamos.

No entiendo por qué, es la primera vez que nos vemos.

—No pareces muy sorprendido sobre ello —dice y yo sonrío de lado.

—Desde pequeña mi hermana puede ver unos hilos rojos brillantes, cosa que nadie más puede hacer hasta donde tengo entendido ¿Qué es más extraño que eso? Tú solo haces una especie de trabajo, mi hermana prácticamente tiene un súper poder, ella es más especial que tú —trato de evitar reír al ver cómo aprieta la mandíbula y se gira hacia la estantería, aparentemente indignada por lo que dije.

¿Por qué es tan divertido molestar a las mujeres?

Espera, ¿ella es una mujer? Porque puede que solo esté tomando la forma de una y que realmente no lo sea...

Dios me va a explotar la cabeza si sigo esta línea de pensamientos.

Por mucho que parezco estar tranquilo, en realidad estoy por salir corriendo de aquí gritando como un loco. Todo esto está pasando de la nada y no estoy entendiendo mucho la situación en la que estoy.

—Oye, Chica Cupido —la llamo, tratando de llamar su atención, lo cual funciona. Ella hace una mueca de desagrado pero voltea para verme —Aunque te creo el que seas un Cupido y todo eso, igual me gustaría que respondieras a algunas preguntas porque no estoy seguro de tus intenciones al traerme aquí —Ella cruza los brazos y no puedo evitar fijarme rápidamente en su escote y la forma curvilínea de su cintura.

Ella es hermosa e imponente y lo sabe, me lo dice la forma en como me mira, como si ella estuviera por muy encima de mí. Creyéndose superior a los demás. Y por muy molesto que me parezca esa actitud, no es como si pudiera negar el gran atractivo femenino que tiene. Ella puede seducir a cualquier hombre o mujer de este lugar con tan solo una mirada.

—Sólo te dejaré hacer tres preguntas, después tú tendrás que responder tres preguntas mías. Eso sería lo justo —responde

—Bien. —acepto y le hago la primera pregunta: —Primero me gustaría saber cómo mi hermana terminó, aparentemente, involucrada con alguno de ustedes, porque realmente parecía conocer a tu amigo.

—Eso es algo que deberías de preguntarle a ella, yo no conozco la historia entre esos dos —responde con calma pero veo como aprieta ligeramente las manos que tiene en sus antebrazos.

—Entonces dime solo lo que sepas.

—Solo sé que el muy estúpido hizo mal su única misión y terminó unido a tu hermana por accidente. Eso es todo.

—¿Unidos? ¿Unidos cómo?

—Unidos por el hilo —me responde como si fuera obvio y yo abro los ojos sorprendido.

—¿Ellos están unidos por ese hilo rojo, el mismo que ustedes usan para emparejar a las personas? —pregunto con cautela y ella asiente con la cabeza, extrañada por mi actitud —Mieeerda —mascullo y me levanto mientras despeino mi cabello del nerviosismo.

—¿Qué tiene eso de malo? Digo, sé que es algo terrible para nosotros por todas las reglas que se rompen pero no sé en qué perjudica mucho a la chica.

—Ella no puede estar unida a nadie, eso la pone mal —le respondo y saco mi celular del bolsillo para enviarle un mensaje a Hanna.

Espero que esté bien.

—No lo entiendo —dice la chica y trato de respirar profundo para calmarme.

—Hanna, mi hermana, suele ponerse muy extraña y enferma cuando está unida a alguien por ese estúpido hilo. —explico mientras le envío un mensaje a Hanna, preguntándole dónde está. —Solo le ha pasado dos veces, la primera vez fue cuando era una niña pero yo era un bebé en ese entonces así que no sé qué pasó; la segunda vez fue cuando tenía veintidós años.

»Ella se pone realmente enferma y su actitud es de lo peor. Vómitos, desmayos espontáneos, manos temblorosas y entumecidas, un humor de perros, su menstruación se detuvo incluso de la noche a la mañana. —digo con una mueca al recordar —Yo no entendía nada de lo que le sucedía, solo creía que estaba muy enferma y que se iba a morir. Decirle eso con su mal humor me hizo ganar un golpe en la cabeza —digo divertido —pero me explicó que no se iba a morir y después me contó lo de los hilos y sus poderes. Como era aún un niño creí que ella era de lo más genial y que solo le estaba sucediendo algo así como lo de Superman con la kriptonita. Al ir creciendo me fue contando pequeñas cosas más y me lo tomé más en serio.

—Eso es realmente extraño... Sé que los hilos causan ciertos efectos secundarios a las personas cuando están unidos con las personas equivocadas pero nunca son cosas tan fuertes. No a ese nivel —dice muy sorprendida y confundida —¿Cómo se deshizo del hilo? —pregunta y yo me encojo de hombros apenado.

—No tengo ni la menor idea. Es lo único que nunca me cuenta.




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