~ D-17 ~
Hanna.
Hoy, domingo, era el día. Solo tuve unas horas para planificar y prepararme mentalmente. No quiero admitirlo pero no pude dormir tan calmada como me hubiese gustado. Los nervios y la inquietud no me dejó.
—¿Qué vas a ponerte? —pregunta Maddison luego de verme por un minuto entero en frente de mi armario sin haber elegido nada más que unos jeans azules.
—¿Tal vez una camisa sencilla? —digo al azar con duda.
—No te lo recomiendo si vas a transpirar mucho o vas a comer en lugares donde el olor es muy fuerte. A las camisas se les pega muy fácil los olores por ser de tela tan delgada y si empiezas a sudar puede que se empiece a transparentar todo. —Hago una mueca y descarto la camisa blanca, con flores dibujadas por mí, que pensaba usar.
—Entonces qué sugieres. Ilumíname.
Me rindo con mi búsqueda y me tiro en mi cama con derrota. Maddison se levanta de la silla giratoria frente a mi escritorio, donde estaba sentada, y se posa donde yo estaba antes. Pasan unos pocos minutos y solo escucho sus susurros de "Esto no. Este podría ser. Este ni hablar".
Es gracioso cuando empieza a hablar con ella misma porque ni siquiera parece darse cuenta de que lo hace. Pero en estos momentos no estoy de tan buen humor y no dejo de tener mil y un pensamientos sobre todo.
—Lo siento. —Suelto de imprevisto.
—¿Ah? ¿Dijiste algo? —pregunta Maddison aún distraída con mi ropa, ahora dirigiéndose hacia mis cajones con más suéteres y blusas guardadas.
—Dije que lo siento.
—¿De qué te estás disculpando? No entiendo.
—Hace poco me dijiste que te gustaba y hoy estás aquí ayudándome para elegir una bonita ropa para una cita... Me siento mal —confieso.
Esta fue una de las cosas que tampoco me dejó dormir. Maddison siempre ha sido una persona muy amable y servicial, no es de las que dice cuando algo les molesta y menos si es hacia alguien a quien quiere, para no herirle.
Ayer cometí el error de mencionar lo de la cita y al ir a dormir no dejaba de pensar que posiblemente herí los sentimientos de mi amiga que hace unos pocos días atrás me había confesado que yo le gustaba y que además era la primera mujer por quien llegó a tener tales sentimientos.
—Ah, eso —Se voltea para mirarme y me sonríe con cariño. Cuando sonríe así me recuerda a su mamá. Son madre e hija sin lugar a duda —No me molesta ayudarte, yo me ofrecí.
—Sí, lo hiciste, pero siempre haces lo mismo incluso si te sientes mal o no te gusta, ayudas a los demás.
—Error. No soy así con todos, soy así con los que amo —Sus palabras no hacen más que hacerme sentir peor.
—Eso es incluso peor, no deberías estar aquí —la regaño. Ella me lanza un suéter en la cara, logrando que me despeine cuando me lo quito.
Que bueno que no había decidido maquillarme ni peinarme aún.
—Te amo como mi familia, estúpida —me regaña de vuelta. Se acerca, arregla mi cabello y luego se sienta a mi lado. —Es cierto que me gustaste pero eso fue en el pasado, te lo dije, ya pasé mi duelo hace mucho cuando sabes que tu crush jamás te hará caso. Además, nunca te vi así por nadie ¿En serio crees que no estoy feliz de al fin poder ayudar a mi mejor amiga a verse hermosa para su primera cita?.
—Nooo. No tú también, Nicholas también dijo algo parecido —me quejo y Maddison ríe complacida.
—Deja de quejarte y acéptalo de una vez... Tú quieres impresionarlo ¿verdad? No te estarías esmerando tanto por alguien si no te importara. —Sus ojos brillan de curiosidad y sé que no podré escapar sin darle algo que sacie esa curiosidad o que la distraiga.
—Yo solo quiero que...
—¿Que...?
—¡Sólo lo hago para disculparme! - Exclamo, Maddison bufa y rueda los ojos.
¡Ella no me cree!
—Si eso es lo que te dices a ti misma para hacerte sentir mejor... —dice irónica y ahora soy yo la que bufa pero de exasperación.
¿Por qué todos parecen pensar lo mismo aunque les explique la verdad de la situación?
¡Esta tampoco es una cita romántica, es una cita de disculpa!
—¡Tú...! —La señalo con mi dedo pero ella me interrumpe poniendo en mi dedo alzado el suéter que antes me había tirado en la cara.
—Ponte este, te quedará bonito.
Sostengo el suéter y lo abro para apreciarlo mejor. Es holgado en los hombros, con cuello en uve que da un buen escote sin ser vulgar, tiene mangas largas, es de color rosado y que me queda justo por debajo del ombligo. Si llego a alzar los mis brazos de seguro se me verá el estómago completo. No es que me queje, es sencillo y bonito, y me mantendrá caliente por el grueso tejido.
—Te luce el rosado y logra darle más suavidad y color a tu rostro. Es perfecto para el maquillaje que tengo pensado para ti —aplaude con entusiasmo y yo no puedo hacer nada más que ceder a sus demandas.
° ° °
Habíamos decido ya por encontrarnos en un parque cerca de mi trabajo ya que era el único lugar cerca hacia donde lo quería llevar, lo cual obviamente es una sorpresa, él no lo sabe aún.
Hoy era domingo, mi día libre, así que no estaba preocupada por si me llegara a ver la señora Anderson, de seguro ya Maddison le había contado todo los detalles de todos modos, eso o Nicholas también pudo haber ido de chismoso.
Lo único que me preocupaba es si luego me interrogaría como lo hizo con Hajoon cuando tuvo su primera novia. La señora Anderson intimida mucho cuando se pone en modo mamá osa. Si su hija es imparable cuando tiene curiosidad por algo, su madre era invencible.
—Llegas temprano —me sobresalto y volteo hacia la voz.
Es D4. No se quién se sorprende más al ver al otro, si él o yo.
No puedo evitar repararlo de arriba hacia abajo.
Lleva un suéter sencillo muy parecido al mio pero de color chocolate y aunque la tela es de lana logra que se le destaquen sus anchos hombros; lleva unos jeans azul oscuro que se ajustan perfectamente en cada lugar de su cuerpo haciéndole lucir unas tonificadas piernas, tan fuertes y largas que fácilmente podría atraparme si llego a huir. No me extraña el por qué no lo pude alcanzar todas las veces que corría tras de él.
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Editado: 24.10.2024