Recuerdo la primera vez que vi a Minjun.
Yo estaba dibujando y pintando en un cuaderno, sentada en la pequeña mesa de madera con dos puestos que mi abuelo se esforzó en construir para mi abuela y para mí.
Lo vi desde mi casa mientras él ayudaba a sus padres a llevar sus muebles dentro de casa. Al inicio pensaba que ahí sólo vivía un señor, ya que era a quien veía salir de ahí en las mañanas, dejando la casa con aspecto desolado, hasta llegar muy tarde de la noche. Lo mismo pasaba todos los días.
Luego de un par de meses me enteré por mis abuelos que en realidad el señor sí tiene una familia, que se había mudado solo aquí por cosas del trabajo y que estaba ahorrando para traer a su familia consigo.
Ahí fue cuando tuve mi inocente primer amor. Él estaba ayudando a sacar y cargar las cosas pesadas del camión de mudanza para luego meterlas en la casa, también se la pasaba diciéndole cosas a su madre, causando de ella ría mucho. La sonrisa del chico era como ver un cielo nocturno lleno de estrellas; era hermoso y relajante, no querías dejar de verlo.
Aunque me hubiera gustado ir y hablarle, yo era muy consciente de mí misma. ¿Quién se tomaría en serio a un niño de 8 años? Él tenía como unos 13 o 14 años, así que ni de broma me iba a atrever a hablarle sabiendo que sólo me vería con ternura, sin tomarme en serio por ser muy pequeña.
Pasé muchos días viéndolo cuando salía de casa para hacerle algún recado a su mamá o iba a algún lado bien vestido. También cuando llegaba sudado y sucio por salir a jugar con sus amigos al fútbol también se veía bien. Era su sonrisa lo que lo hacía brillar.
Siempre saludaba con una sonrisa a todos, le seguía los malos chistes a los ancianos del vecindario, ayudaba a las señoras con sus bolsas de la compra y era amable con todos los niños. Yo incluida. Nunca hablamos realmente, pero él me saludaba alegre y me trataba como una niña que no sabía nada de la vida. Entiendo la parte de tratarme como a una niña pequeña pero yo no tenía 4 años, tenía 8, eso es mucha diferencia de edad. Me hubiera gustado que me tomara un poco más en serio.
Nunca pasó.
Con el tiempo conocí a su hermanito pequeño, del cual no supe de su existencia hasta un año después y eso fue porque aparentemente íbamos a la misma escuela. Nos hicimos amigos luego de muchos extraños e incómodos intentos de su parte para acercarse a mí, aunque yo fuera 2 años mayor que él. Siempre he sido mala para hacer amigos, pero funcionó entre nosotros aunque él fuera más pequeño que yo.
Pero claro, todo lo bueno en mi vida siempre termina de manera trágica.
° ° °
Mi amistad con el hermano menor de Minjun se fortalecía día a día, y a pesar de la diferencia de edad, encontramos una compañía sincera el uno en el otro.
Me contaba historias sobre su familia, cómo se habían adaptado a la nueva ciudad y cuánto admiraba a su hermano mayor. Siempre hablaba con un brillo en los ojos cuando mencionaba a Minjun, y no podía evitar sentir una mezcla de admiración y tristeza al saber que nunca tendría algo así con nadie. A parte de mis abuelos, no tenía a nadie más a quién admirar y apoyarme.
Un día, mientras jugábamos en el parque cercano a nuestras casas, noté algo inusual. Mamá parecía apenas llegar de algún lado a la casa. Eso no era raro. Ella parecía nerviosa y pensativa por algo y miraba hacia el suelo mientras caminaba con rapidez, ni siquiera notó que yo estaba a poca distancia.
Lo que más me desconcertó fue ver a un hombre alto y fuerte, vestido con un traje impecable, ir detrás de mi mamá hasta detenerla sosteniendo su brazo.
Ahí noté lo que condenaría a mi familia hasta romperla del todo.
Ahí, en medio de ambos, había un hilo rojo atado en el dedo meñique de cada uno. Ellos eran el "destino" del otro. Ya yo había visto bastantes escenarios parecidos donde estos hilos rojos estaban involucrados como para entender lo que quería decir aquello, y más desde que mi abuela llegó a contarme muchas historias antes de dormir sobre los hilos del destino y el amor predestinado. Así que ya tenía mis teorías sobre mi poder al poder ver hilos rojos.
No me gustaba para nada la conclusión en la que mi imaginación llegó, porque eso quería decir que ese hombre extraño que miraba con una gran tristeza y esperanza a mi madre, mientras ella trataba de evitar su mirada, significaba que ellos estaban destinados a estar juntos sobre todo pronóstico.
Pero no quería aceptarlo tan rápido. No podía. Era imposible. Mi madre ya tenía a papá. Incluso estaban casados y con hijos. Tal vez era un error. No importa lo que tratara de decirme aquella escena que presencié, no significaba nada para mi. Mamá ya tenía a papá y eso no iba a cambiar.
Al final mamá le dijo algo al hombre y este la dejó irse mientras la seguía con la mirada. Mamá nunca se dio la vuelta para mirarlo y eso de alguna manera me tranquilizó. Cuando el hombre se fue cuando perdió de vista a mamá decidí no darle más importancia y seguí jugando.
° ° °
Pasaron los meses. Aquella escena que en el parque que presencié estaba más que olvidada de mi memoria. Ese fue mi segundo gran error. El primero fue no prestar la suficiente atención a los "cuentos" que mi abuela me contaba.
° ° °
Creí, en su momento, que el peor día de mi vida fue cuando papá se enteró de que Hajoon era en realidad hijo de otro hombre. Ese día habían llamado a casa desde la escuela, la razón fue porque me había peleado con una compañera porque ella estaba diciendo cosas sobre mí mamá siendo una infiel y muchas cosas más. Palabras que repitió porque lo escuchó de su mamá mientras hablaba con otra madre del vecindario donde vivíamos. Mi abuelo había contestado esa llamada pero no podía venir a presentarse a mi escuela por estar cuidando de Hajoon así que le marcó a mis padres para ver quién podía venir.
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Editado: 24.10.2024