Déjame amarte

Eight

El despertador hizo su aparición, era muy molesto. Me desperté con pesadez, me dirigí al baño para lavarme el rostro y el cabello, me vestí y me dirigí a la universidad. 

- Hooola.- dijo Min temeroso. Solo lo miré de reojo, realmente no quería hablar con él. 
- Vamos, ¿Sigues enojada?.- dijo divertido. 
- ¿Cómo crees que estaría? Me dejaste sola en una fiesta cuando prometiste que no me dejarías.- dije con decepción, estaba triste. 
- Sé que hice mal, lo siento Soojin.- dijo apenado. 
- No me interesa lo que tengas que decir. La clase está por comenzar, no me molestes. 
- Bien.- dijo en un susurro. 

Las clases habían transcurrido bien, Min acató mis órdenes y en ningún momento me habló, estaba alegre al principio pero luego mi felicidad desapareció poco a poco. Tal vez exageré las cosas pero, realmente estaba molesta, él me había dejado sola. 

- ¿Quieres que te lleve a casa y te compre un helado como disculpas?.- dijo con una sonrisa pero podía notar la inseguridad en su hablar. 
- Que sea de menta.- dije y solo recogí mis cosas para dirigirme hasta la puerta del salón. 
- Lo que mi linda Soso quiera.- dijo más alegre. 

Min me habló de lo arrepentido que se sentía por dejarme sola y me dijo tantas escusas que hasta olvide contarlas. Al final compró su helado y el mío y me llevó hasta la puerta de mi casa. 

- Has llegado, sana y salva. 
- Sí, muchas gracias. 
- Ya no estés enojada, ve el lado positivo, tu príncipe te salvó y te trajo hasta casa.- lo miré indignada, nunca le hablé sobre lo sucedido después de la fiesta. 
- ¿Qué has dicho? 
- Sí, todos en la escuela hablan de eso ¿No sabías?- dijo inocente 
- ¿Es enserio? Ah, odio esto, todo es tu culpa. 
- Sí Soojin, yo igual te quiero. 
- Cómo sea, vete a casa ya. 
- Cómo digas.- dijo mientras imitaba un tono de militar.- Hasta mañana.

Abrí las puertas de la casa y como era de esperarse mamá no estaba. Tomé una ducha y subí a mi habitación, hoy tenía mucha tarea por hacer. 

Era lunes otra vez y me encontraba corriendo por casi toda la escuela, llegaba tarde era la primera vez que esto ocurría. Corrí lo más rápido que pude pero fue demasiado tarde, al llegar a mi aula las puertas de ésta se encontraban cerradas, dí unos pequeños golpes a ésta y le rogué a la maestra que me dejara entrar mientras hacía un gesto con mis manos y lo único que recibir fue un rotundo NO. Estaba enojada, nunca había llegado tarde y ahora debía dirigirme a la oficina del director para conseguir un pase de entrada.

Más grande fue mi sorpresa cuando al entrar me encontré con Taeyang. Ingresé a la oficina e hice una pequeña reverencia al director y a los demás jóvenes que se encontraban dentro. 

- Buen día, he venido por un pase de entrada.- dije apenada.- he llegado tarde.- lo último lo dije en un susurro. 
- Claro, ahora lo traigo.- dijo el director mientras salía de la oficina. 
- Así que ¿llegando tarde Soojin?- me sobresalté al escucharlo, no creí que me dirigiera la palabra. 
- Oh, sí, tuve unos problemas.- dije  
- No te preocupes, a todos nos ha pasado, ¿O no chicos?- dijo mientras su vista se dirija a los demás 
- Sí, a todos.- dijeron en unísono. 
- ¿Y ésta linda chica? Taeyang, nunca nos dijiste que tenías novia.- dijo uno de cabello rubio. Casi quedo roja de la vergüenza, él y yo no éramos novios. 
- Cierto chicos, ella es Soojin, Lee Soojin, es la mejor de su clase.- dijo pero sin corregir que nosotros no éramos novios. 
- Bueno, nosotros somos Kyu-bok.- dijo mientras señalaba a un chico no tan alto.- él es Jung-su.- dijo y un chico de cabellera rojiza me saludaba.- yo soy Ji-hu y claro, el torpe de Taeyang. 
- Un gusto.- dije mientras le sonreía a todos  
- Nosotros somos del comité de alumnos, por eso estamos aquí, tenemos una reunión con el director.- mi pregunta más grande fue respondida y estaba agradecida por eso. Iba a hablar pero el director entró y me interrumpió. 
- Señorita Soojin. 
- ¿Si?- respondí 
- Aquí está su pase, se puede retirar y por favor, que no se repita esto. 
- Le aseguro que no, muchas gracias. Hasta luego chicos.- lo último lo dije lo más bajo que pude para que solo ellos oyeran y todos agitaron su mano en respuesta. 

Salí de la oficina y me dirigí nuevamente a mi aula, le entregué el pase a la maestra con una sonrisa más falsa que su cabello “rubio natural” y me dirigí a mi asiento junto a Min. 

- Vaya, no conocía ésta faceta de ti.- dijo Min en forma de burla. 
- Hoy no es un buen día, calla y presta atención. 
- Como digas linda.- dijo y volvió su vista a la pizarra.

Las clases transcurrieron bien, a excepción de cuando Min fue llamado por el director y luego se retiró, no me dio ninguna explicación. 




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