Delaney.

D I E Z

— ¡Oye, tú, hija de puta!—gritan tres chicos, saliendo del coche que la seguía. Ella se asusta.

—Ahora no...—murmura, en voz baja, pero la acorralan, y él interviene entre todos—. ¡Lárgate, maldita sea!

 

Déjame salvarte, imbécil. Ellos no son el problema, soy yo.

 

— ¿Sabías que la zorra de tu novia le quitó el ojo a nuestro mejor amigo?—dice uno de ellos, el que iba de copiloto y que sólo sabía mirar su cuerpo.

 

—Dudo que ella haya hecho eso, es demasiado inocente para ello—dice él. Es sorprendido cuando ella toma el cuello de su camisa y lo tira al suelo. Le ve con lágrimas en los ojos, nerviosa y mojada por la fuerte lluvia.

 

— ¡Tienen razón, joder! ¡Vete a tu puta casa antes de que te haga daño a ti también, por favor!—grita, desesperada. Los tres chicos ríen de ella.

 

— ¡Hazle caso a tu puta, nosotros nos divertiremos con ella por ti!—grita otro de ellos. Pero es lo último que dice, antes de que ella mueva su cuello de forma instantánea, rompiendo su cuello y matándolo frente a los dos chicos, y él.

 

— ¿No os vale con a ver visto a vuestro amigo perder un ojo?—murmura, con un tono de voz muy diferente. Se deshace de la capucha, quita el pelo de su rostro, y se observa la sangre en sus ojos negros. Ha enloquecido, ya no hay vuelta atrás, y ninguno va a poder detenerla—. Os creíais que podríais volver a por mí, terminar un trabajo que no terminasteis aquel día, ¿no?

 

Los dos chicos están inmóviles, asustados. Intentan acceder al coche pero ella es más rápida y se apoya en el mismo, evitando que ellos entren.

 

— ¿Por qué pensáis que vine a este pueblo de mierda?—dice, sonriendo de forma macabra—. Es sencillo, era el único lugar dónde no sabían de lo que había hecho. ¿Pensáis que la pérdida del ojo de vuestro amigo y el romperle el cuello al otro era lo más lejos para mí? 

 

Los chicos están retrocediendo de nuevo, llegando hasta él, que no se ha movido del lugar. La lluvia cae con violencia sobre ella, que ha dejado de ser la chica asustada, a ser la asesina que nació por culpa del secuestro de esos viejos mentalmente enfermos por violar y quemar a chicas jóvenes.

 

— ¡Os dije que no me tocaseis!—grita, creyendo que ha vuelto a ese día.

 

Pero esta vez, consigue su objetivo, frenarse con él.



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En el texto hay: misterio, misterio y crimen, misterio suspenso

Editado: 10.10.2018

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