Estoy frente a mi casa y me detengo a observar mi jardín, vaya si que necesita atención, así que me bajo del auto dispuesto a trabajar un rato en él. Me doblo las mangas de mi camisa, me quito mi corbata, y bajo al sótano a buscar algunas herramientas. Justo lo que necesitaba, veo una vieja podadora y busco también una tijeras. Empiezo podando el césped, dicen que la jardinería hace muy bien para la salud mental... el haber sufrido otro delirio aunque breve es algo que me preocupa, por eso quiero dirigir mis pensamientos a actividades que me ayuden a olvidar un poco mis problemas , luego de podar el césped tomo las tijeras para podar las plantas, de pronto oigo una dulce voz detrás de mí.
—Buenas tardes Albert— volteo y noto que es la señora Florencia, mi vecina, una ancianita cariñosa, con unos hermosos ojos azules. Tiene un vaso en su mano.
—Oh, señora Florencia, ¿cómo está ?
— Bien, te traje una limonada bien fría, estaba sentada en mi jardín y te vi trabajando.. hace tiempo no te veía—Me dice entregándome el vaso con limonada.
—Muchas gracias— le digo bebiendo un poco.
—De nada, estoy haciendo unos pastelillos, ven a casa, merienda con nosotros— Me pide mientras me toma del brazo.
—Eh.. es que ...—creo que me será difícil escapar de ella.
—Es que nada, estas muy solo en esta casa, ven será solo un rato, además así saludas a Jhors que está un poco quebrantado de salud .
—¿Jhors enfermo?.. ok doña Florencia, acepto su invitación, pero, ¿que tiene Jhors ?— Le pregunto terminando de beber la limonada y caminando de su brazo.
—Nada grave, achaques hijo... eh, pero que no nos vea Jhors así del brazo, es muy celoso— dice riendo y guiñando el ojo. Doña Florencia abre la puerta.
—¡Jhors !.. ¡Jhors1.. mira a quien te traje..— dice mientras entramos. Al llegar al interior veo en una mesedora a Jhors mi vecino, leyendo el periódico, el cual baja de su vista al oír a su esposa y saca una enorme sonrisa al verme.
—Hola Albert.. tanto tiempo sin verte— dice.. conversamos amenamente como un padre con su hijo, como dos viejos amigos que tienen mucho que contar, solo siendo interrumpidos por doña Florencia trayendo los pastelillos y chocolate caliente. Comemos y no puedo dejar de agradecer su amabilidad y hospitalidad, me hace sentir como sentía de niño cuando mi madre me consentía con deliciosas meriendas, ya no soy un niño, pero a veces extraño esos lejanos pero hermosos momentos. Doña Florencia me saca de golpe de mis recuerdos.
—Y cuéntanos Albert, ¿cuando te casas nuevamente ? .. ¿como es que un muchacho tan guapo está todavía solo ?,.. no te pongas celoso Jhors , no es más guapo que tú— le dice mientras lo besa en la mejilla. Yo trago grueso ante tan inesperada pregunta.
—Eh, aún no está en mis planes doña Florencia, tengo asuntos todavía que resolver — le digo esperando que mi respuesta haya sido suficiente.
—Pero deberías pensarlo, no deberías estar tan solito.. ¿no crees? — Me dice mientras recoge las tazas vacías.
—Si.. tiene razón, quizás estoy esperando que llegue la ideal— Le digo y Jhors la observa meneando la cabeza . Ha Transcurrido parte de la tarde sin darme cuenta y decido irme , no sin antes asegurarme del estado de salud de Jhors, me quedo tranquilo al ver que no es nada de que preocuparse, achaques de la edad.
—Bueno, les agradezco mucho su invitación— Me despido y vuelvo a casa. Llego y luego de ducharme me visto con un cómodo mono negro y una franela gris , me peino como de costumbre , bajo a la cocina, solo me sirvo un jugo de moras, la merienda de doña Florencia me dejó sin mucha hambre. Pongo música y tomo un libro intentando retomar mi viejo hábito de lectura, elijo Otelo y me cercioro de donde quedé la ultima vez. Me siento cómodo en mi sofá y me extraña no haber recibido mensajes de Clapton.. ¡extraño!.. pensé. Pero creo que es lo mejor, lo menos que necesito ahora es una fiesta o salir y trasnocharme ...llevo unas lineas y el timbre de la puerta suena.
—Genial.. espero no sea Clapton— marqué la pagina de nuevo esperando despedirlo pronto. Dejo el libro junto al vaso en la mesita y me dirijo a la puerta. Pienso en que excusa le daré a Clapton por haberme venido temprano de la oficina sin avisar y como hacer que se vaya pronto. Abro con mi mirada puesta en mi reloj de pulsera para hacerle ver que es tarde y debo dormir, aunque realmente no es tan tarde, pero conozco a Clapton y mínimo traerá unas dos botellas y muchísimas ganas de fiestear , estoy a punto de decir : no pienso inventar nada, te agradezco la buena intención pero al levantar la mirada .. no es Clapton... es Emily..
—Hola, traje la cena—Me dice mientras se acerca y me besa en la mejilla. Me olvidé de la hora y me di cuenta que su llegada hizo acelerar mi pulso.
—Emily pasa...¿y eso que has venido?—Le pregunto mientras cierro la puerta tras de mí. No pude evitar ver lo hermosa que es, con sus pantalones de cuero negro, una blusa de encajes color rosa y con tacones altos, su cabello recogido en un moño alto. La miro con cara de tonto.
—¿Me puedo sentar?
—Claro siéntate, disculpa mi mala educación— Le digo mientras tomo las bandejas que trae y las llevo a la cocina.
—Es que me quedé preocupada por tí esta tarde .
—Ah.. gracias... bueno ya estoy bien— Le digo un tanto nervioso. Pero, ¿Que me pasa con esta mujer?
—Albert,dime la verdad , ¿que te pasa?. ¿tienes algún problema? ... me preocupé al ver lo que te pasó esta tarde—Me dice colocando su mano sobre la mía.
—No es nada Emily, estrés, cansancio solamente .
—Ummm.. ok.. no insistiré si no deseas conversarlo conmigo...y ¿Ya comiste?
—No, no he cenado, déjame y sirvo lo que trajiste— intento ponerme de pie y ella no me lo permite, con sus manos sobre mis hombros me sienta nuevamente.
Editado: 20.09.2023