El tacto de su lengua contra la mía hizo que mi corazón comenzara a latir más rápido. Sus labios suaves y carnosos se deslizaban sobre los míos transmitiendo una sed recóndita, un lejano eco de gritos y voces que ardían cuando nuestras bocas húmedas y deseosas se encontraban.
Sus manos acariciaron mi cabello, posándose en torno a mis orejas, evitando que escuchara algo más que la sangre latiendo desenfrenada en mis oídos y luego bajaron por mis hombros hasta mi espalda baja, tocando con firmeza sobre mi ropa en un ir y venir que hacía vibrar todas las terminaciones nerviosas que recorría. En mí se despertó la impostergable necesidad de sentir su tacto directamente en mi piel, como si a través de nuestro contacto pudiera encontrar al fin una redención que no sabía que estaba buscando.
—Tae...
Él por toda respuesta lamió lentamente mi labio inferior para luego besar mi mentón y mi mandíbula en el punto en el que se unía con mi cuello. Allí se detuvo por varios segundos, lamiendo y besando, provocando estremecimientos que recorrían todo mi cuerpo, arremolinando mi sangre y haciéndome suspirar.
Gemí y pasé mis manos por su cuello, buscando su piel por debajo del cuello de la camiseta, pero al tener tan poco rango de movimiento la tironeé frustrada, ante lo cual, él, separándose de mí por unos pocos centímetros, se la quitó en un movimiento preciso que no dejaba de tener la característica elegancia de sus gestos.
Suspiré llena de deseo al ver su torso suave y liso, con dos hermosos pezones pequeños y de un suave naranja oscuro. Extendí las palmas hacia su pecho y mis dedos rozaron sus clavículas. Descendí. Las sinuosidades de su piel eran tersas y cálidas y me aventuré a rozar con el índice su pezón izquierdo, el que se endureció bajo mi tacto. Lo acaricié entonces junto con el pulgar y me incliné para lamer el derecho.
Taehyung suspiraba ante los besos que le prodigaba en sus hombros, su pecho y el hueco entre el cuello y las clavículas, pero con un movimiento me apartó para besarme el rostro y el cuello. Mientras lamía este último una vez más y su cabello cosquilleaba en mi mejilla, sus manos se dirigieron a mi espalda y hacia los costados de mi cintura, desde donde subió arrastrando la tela de la camiseta hasta la altura de mi busto. Sus pulgares acariciaron la base de mis pechos y luego comenzaron a trazar círculos en ellos por sobre la tela rozando levemente mis pezones, los que se endurecieron bajo su tacto, e internamente rogué para que los tocara y acabara con el deseo que me torturaba. Sin poder esperar más, lo miré a los ojos e intenté quitarme la camiseta, pero él me lo impidió agarrándome por la cintura en un movimiento firme y mirándome con una sonrisa de medio lado.
Entonces acercó su rostro a mi pecho, dándome escalofríos con su respiración cálida. Besó la piel que exponía la camiseta y... En ese preciso momento sonó mi teléfono.
Me separé de él como si me hubiera dado la corriente, pero él apresó mis brazos entre sus grandes manos y levantó sus cejas como preguntando si prefería contestar el teléfono o continuar nuestra salvaje sesión de besos. Dudé, pero algo en mí me decía que ése no era el momento ni el lugar adecuados. Le sonreí mientras me deshacía de su agarre y me levantaba para buscar mi teléfono.
Estaba sobre la encimera y me apresuré a cogerlo. Era mi hermana.
—¿Anna?
—Daphne. ¿Puedes abrirme la puerta? Estoy afuera de la casa.
—Claro...
Corté y miré con horror a Taehyung. Él estaba medio sentado en el piso, con un visible bulto entre sus piernas, mirándome con las mejillas rojas y una pequeña sonrisa en su rostro. Sacudí la cabeza.
—Tae, mi hermana está afuera. Tenemos dos posibilidades: O te escondes, o te ve con esa ropa. Bueno, eso decídelo tú, yo... —Lo miré con cierta aprehensión— Iré a abrirle.
Taehyung se puso de pie y me tomó del brazo.
—¿Estás bien?
—Sí, o sea... no exactamente. —¿Debía contarle mis miedos? — Sólo... no te enamores de Anna, por favor...
Taehyung cambió su expresión por una de indignación.
—¿Crees que lo que siento por ti es tan frágil que cambiaría por...? —Mi teléfono volvió a sonar.
—Daphne, joder, está lloviendo ¿puedes abrir rápido?
—Ya voy —corté— después hablamos —le dije a Taehyung.
Corrí al vestíbulo y me percaté de que allí estaban los zapatos y el abrigo de Taehyung. Los moví a un rincón cosa de que pasaran desapercibidos ante una mirada no muy inquisitiva y me apresuré a abrir la puerta.
Allí estaba Anna, mi hermana melliza, con su altivez y porte de cisne, tan guapa como siempre incluso bajo la lluvia. De inmediato me sentí intimidada con su presencia. Y es que Anna era todo lo que yo no era.
Cuando me apresté a abrirle la puerta su expresión cambió a una de grata sorpresa, mas no me estaba mirando a mí.
—¿Ése es tu amigo? —Preguntó. Seguí la dirección de su mirada y me encontré con Taehyung espiando desde la puerta y mirando a mi hermana mientras sonreía dejando ver sus perfectos y blancos dientes. Volví la mirada a ella. La blanca piel de su rostro se había tornado ligeramente rosa.
Y allí estaba yo, presenciando cómo ambos se miraban a los ojos fijamente.
Mierda.
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