No ocurrió mucho para que Stefani llegase con una expresión de preocupación como si le hubiesen dicho que tuve una sobredosis.
— ¿Qué paso? — preguntó examinando mi cara como si quisiera averiguar algo.
— Sólo bebí de más, es todo — respondí a Stefani restándole importancia.
— Andrew te lo dijo ¿cierto? — pregunté dudosa.
Asintió — Pero por curiosidad, ¿qué estaban haciendo aquí?
— ¡Stefani! ¿Qué insinúas, ¿eh? — ella simplemente se encogió de hombros confirmando mis sospechas.
— ¡No puede ser, por Dios! ¿cómo se te ocurre preguntar algo así, tan fuera de lugar? No hicimos nada malo. Mejor, como tienes una gran imaginación. Nada, no hicimos nada — dije aún muy molesta.
— Ok, ok — respondió en un intento de calmarme.
— Bueno.
— ¿Y por qué bebiste tanto si sabías que te embriagarías? — Pregunta Stefani con cautela algo dubitativa.
— Es que, ¿qué querías que hiciera? ¿qué contestaría esas preguntas? Sería demasiado vergonzoso ¿entiendes?
— Sí, claro. Te traeré tu pijama para que te cambies, quédate aquí ¿ok?
— Claro — luego de ayudarme a buscar el pijama Stefani sale a buscar un medicamento pues tengo jaqueca, dejándome así sola para que me vista, solo que Andrew entra justo cuando estoy desabrochando mi vestido.
Después de una pequeña discusión acerca de su idiotez al no tocar termino de cambiarme y él voltea, por alguna razón siento su mirada penetrante traspasarme, es extraño, pero decido ignorar esa sensación. Lo que sí no pude ignorar fue su comparación hacia mí y las chicas con las que duerme, al igual que no pude evitar el hecho de sonrojarme cuando se acercó demasiado.
Son las hormonas, son las hormonas. ¡Demonios espabila ya, Bianca!
Aunque fuesen las hormonas sin duda no debía emocionarme cuando me ponía apodos como linda o mucho menos Tessa. No debía hacerlo porque al final del día Andrew era impredecible y un completo lunático, no debería estar ni siquiera en el mismo espacio que él.
Sin embargo, no querría herir los sentimientos de nadie ni siquiera los de él, por eso no estaba dispuesta a decir lo que pensaba, digo, hasta me había traído una píldora, aunque dude de tomármela. El punto es que hasta él tiene sentimientos y le importan los demás, aunque parezca querer que no parezca así.
Sólo dije lo que pensaba, pero admito no debí hablar así de las chicas, porque se acuesten o no con él, estoy segura que es consensuado, Andrew puede ser un idiota, pero nunca la cargaría tanto y sinceramente no me vería hablando mal de mi propio género, fue un error porque las mujeres no son objetos y son libres en todos los ámbitos de la palabra, hasta para explorar su sexualidad ya sea con Andrew u otro.
Pero, quizás no conozca del todo a Andrew como creí hacerlo, después de todo sé que guarda un secreto luego de ese misterioso consejo.
¿Qué escondes, Andrew Dickens?
No sé qué sea, pero sé que lo descubriré, no sé cómo, pero lo haré.
Al Andrew haberse ido me quedé con muchas preguntas sin respuestas, me puse un suéter ya que hacía frío, iba en camino hasta mi cuarto para irme a dormir ya que le había avisado a mi hermana, pero termino cruzando con Carter en el pasillo infortunado así mi descanso fortuito.
— Carter, ¿qué haces aquí? — pregunté confundida y algo curiosa.
— Pues... vengo a despedirme, no me quiero ir sin antes hacerlo — dijo Carter algo nervioso, aunque no sé por qué.
— Uh-mmm, pues, gracias, es un lindo gesto de tu parte — expuse con una sonrisa en mi rostro.
Él por su parte asintió con una sonrisa — Espero que te mejores, Andrew dijo que no te sientes bien.
— Uh-mmm, sí, no te preocupes por eso, ya se me pasará. Sólo debo descansar, es todo.
— De acuerdo, ¿te veo luego? — murmuró pensativo mordiendo su labio inferior.
— Sí, nos vemos luego — dije dándole un abrazo el cual él correspondió. Al haberme despedido me fui a mi cuarto y me eché en mi cama con mil preguntas rondando me, pero en especial una.
"¿Qué le habrá pasado a Andrew?"
Editado: 04.09.2023