Mi orden había llegado, deje libro en mi bolso y le agradecí a la chica por haber llevado mi orden, él chico de la barra estaba deleitando de un buen platillo mientras que las meseras de la barra estaban en una esquina suspirando por él.
Enarqué un poco la ceja y después me concentre en mi comida tome la hamburguesa y me di una buena mordida a la hamburguesa. Después tome un poco de soda y de mi abrigo saque mi celular para navegar un poco en Twitter, me sentía bastante intrigada por el tipo de la barra, por una peculiar razón tenía curiosidad en él y quería verlo, pero contuve esas ganas, bueno eso intenté.
Por el rabillo del ojo podía verlo, no perfectamente bien pero si algo bien, sonreía de forma coqueta y la chica que estaba frente a él parecía que en cualquier momento se desmayaría, sus mejillas estaban exageradamente rojas, ¿sabrá que está como un tomate frente a él?, bueno supongo que no porqué por cada cosa que él decía ella se ruborizaba aún más.
Y entonces paso algo que definitivamente no me esperaba, el rubio vio muy pero muy disimuladamente sobre su hombro y traté de desviar mi mirada para que él tampoco notará que lo veía, pero aún así por el rabillo de mi ojo podía verlo. Me vio por unos diez segundos y luego regreso su mirada a la chica de enfrente.
Terminé de comer y me quedé ahí por unos minutos mientras verificaba que todo estuviera bien, me levanté de la mesa no si antes haber dejado el dinero sobre la mesa y le agradecí a la chica que me atendió. Puse mi bolso sobre mi hombro y comine en dirección a la salida y sin poder evitarlo le di una ojeada al chico por una última vez y apenas se podía notar un pequeño tatuaje cerca de su oreja, pase a su lado y su colonia inundó mis fosas nasales abrí la puerta y la campana volvió a sonar y pude sentir una mirada en mi espalda, salí del lugar y la campana se escuchó por última vez.
Aún nevaba, y la temperatura estaba aún más baja saque las llaves del auto de mi bolso y pulse el botón para quitarle la alarma a el auto, no estaba muy lejos de él pero entonces la campana se escuchó nuevamente, algo lejos pero bastante audible.
Y unos pasos fueron lo siguiente que escuché y finalmente él.
Su voz, era ligera, pero muy masculina y algo ronca, lo ví sobre mi hombro era unos diez sentimiento más alto que yo, mi madre tenía razón el baloncesto a dejado beneficios.
—Has olvidado esto adentro —me enseñó libro que leía hace una hora.
—Oh gracias.
Estaba por tomarlo cuando sentí el contacto de su mano con la mía y después de haber cogido el libro retire mi mano rápidamente.
—¿Vives cerca de aquí?
—No, en realidad yo no vivo aquí, solo vengo a visitar a mi madre.
—Tiene sentido, no te había visto nunca por aquí, aunque tampoco frecuento mucho Zefíl —me vio a los ojos—. Soy Luke Hemmings —me extendió su mano.
—Valérie Kors —puse mi mano sobre la suya para estrecharla pero me lleve una gran sorpresa cuándo ví que la acercó a sus labios y beso sutilmente.
—Un plaisir —susurró y sentí su aliento caliente en mi mano.
Le sonreí, soltó mi mano con sutileza y luego se enderezó un se alejo de mi caminando en dirección opuesta del aparcamiento, saco unas llaves de su bolsillo y vi como llegaba hasta una motocicleta y se subía en ella, se puso el casco y luego encendió la moto para luego irse del aparcamiento, irse sin haberse despedido.
—Es guapo, no es así...
Y cuándo escuché eso un grito salió de mi garganta, lleve mi mano hasta mi pecho, el corazón quería salirse de mi pecho me volteé y vi como la chica de cabello exótico que hace unos minutos me había atendido estaba a lado mío, ya no llevaba puesto el uniforme de mesera, ahora iba más abrigada.
—Heredero de la fortuna Hemmings, un chico totalmente prohibido y reservado, tanta belleza para ser prohibida, es una mierda —farfulló—, soy Déborah —sonrió.
—Valérie, y si, eso es una mierda —le respondí refiriéndome a su comentario.
—Bienvenida a Zefíl, Valérie.
Y dicho eso paso a mi lado y despareció en la oscuridad...