Pasaron cinco años desde aquel incidente, desde aquel dia en el que tuve esa extraña alucinación, recuerdo estar en clase y de verdad que la clase era aburrida, la maestra era una anciana apunto de retirarse, incluso pensaba que llevaba toda su vida en esa escuela, mis compañeros bromeaban de que ella fue quien la fundó y que ella misma había levantado cada pared.
- ¿Les dejé tarea? - grito la maestra con una voz chillona.
Aveces preguntaba porque simplemente no recordaba, incluso pensábamos que la pregunta era más que nada para recordar que las tareas que dejaba, eran las más pesadas y fastidiosas de todas las materias que llevábamos.
- Aveces no la soporto - dijo una voz siniestra.
- ¿Dijiste algo? - pregunte a mi mejor amigo, que estaba sentado a mi lado derecho.
- ¿ah? No, yo no te dije nada - respondió.
Al salir de la escuela, pensé en la voz que había escuchado, eran tan familiar ese tono siniestro, algo extraño en su momento y muy intrigante porque sentía que la había escuchado con anterioridad.
Cuando llegue a casa, madre no estaba entonces decidí prepararme mi comida, nada mejor que comer lasaña recalentada, era una maravilla en verdad, después de eso subí a mi cuarto a hacer mi tarea y jugar videojuegos después de eso, recuerdo que lo mejor de todo era Mario Bros, nivel tras nivel lo disfrute muchísimo.
- ¿Cual es el objetivo de esto? - dijo la voz siniestra.
- ¿mamá? - pregunte mientras me asomaba por la puerta de mi habitación.
- ¿Tu crees, que tu madre tiene esta voz? - respondió la voz.
Mire a mi alrededor en busca de alguna explicación lógica, pero no vi nada, busque por la casa y tampoco encontré nada, revise cada rincón cada segmento pero no había nadie, solo estaba yo o eso pensaba.
Fui al baño a mojarme la cara, pensando que solo es por el cansancio y el largo día en la escuela, talvez que solo escuchaba voces porque mi mente me estaba jugando una broma de mal gusto, cuando me mire al espejo, note algo diferente en mi, mi apariencia era la misma en aquel entonces pero jamás olvidaré esos ojos
- ¡¿Pero que?! - grite.
Salte del susto al ver esos ojos rojos, era yo claramente mi reflejo exacto, bueno con la diferencia de esa mirada, eran esos ojos rojos como la sangre, esos mismos ojos que alguna vez vi en algún sitio en particular.
- Tranquilo ¿acaso nunca te habías visto al espejo? - dijo la voz siniestra mientras se burlaba de mi.
Al ver detenidamente mi reflejo, me di cuenta que no se movía a la par de mis acciones.
- ¿Qué eres? - pregunte con voz temblorosa.
- ¿Que soy? ¿Quien soy? Son preguntas que eh escuchado una y otra y otra vez - dijo con un tono burlón y siniestro.
- La verdadera pregunta aquí es ¿por qué no corriste al verme? ¿Acaso no es extraño que tu propio reflejo se mueva por su cuenta?
- Si, si estoy asustado de verdad, pero hay algo en ti que me resulta familiar, como si estuvieras conmigo siempre - respondi.
- ¡Ja! cinco años Angus, pasaron cinco años desde la última vez que me viste
¿y crees que soy alguna clase de amigo? - dijo enojado.
- ¡No sabes nada.! - grito.
Levanto sus manos y las azotó contra el vidrio hasta romperlo, naturalmente grite y me cubrí con mis brazos, al ver el espejo estaba completamente roto, pedazos por todo el baño, tenía cortadas y estaba impactado de tal acción, no sabía que hacer o que decir.
- ¿Angus? ¿Estas bien cariño?- Escuche.
- ¡Mamá.! grite.
Salí corriendo de el baño y fui abrazarla con tanta fuerza, no pude aguantar y salieron las lágrimas de mi rostro.
- Perdón madre, perdón perdón - dije entre lagrimas.
- ¿De qué hablas cariño?
- Yo no lo hice, de verdad no fui yo - dije señalando el baño.
Mi madre caminó hacia el baño que estaba señalando, abrió la puerta y su respuesta al verlo fue:
- ¿Tanto drama por un cepillo de dientes en el suelo?
Extrañado, fui a ver el baño y al verlo, estaba totalmente intacto, el espejo estaba como si nada hubiera pasado, todo en su lugar, nada roto, excepto por el cepillo de dientes.
- No te preocupes cariño, te daré el de repuesto ¿de acuerdo? - me dijo tocando mi cabeza.
Me quedé congelado al ver tal escena, cuestionandome que era real y que era una simple ilusión, no le conté a mi madre lo que había visto, si con el baño más que intacto me sentí loco, ahora diciéndole que mi reflejo me hablaba, me metería a un hospital psiquiátrico, la verdad preferí guardarme la experiencia.
- Solo somos tú y yo Angus - escuche en mi cabeza.
- ¿Eres un fantasma?- respondi.
- ¿Un fantasma? Las almas malditas de este mundo, no se asemejan a mi, no soy cualquier cosa niño estupido - dijo invadiendo toda mi cabeza.
- Bien, bien ¿entonces?
- Por ahora, ve a hacer tu tarea niño, odio estar escuchando tus pensamientos sobre si sacaras 10 o no, eres patético
Con mi expresión de incomodidad en el rostro, subí a mi habitación y me puse a hacer la tarea, al terminar, bajé a cenar mientras le contaba mi día a mi madre, ella por igual hizo lo mismo, al terminar recogi mi plato y subí a mi habitación, apague la luz, caminé a al centro y me senté.
- ¿Estás ahí?- Susurre.
- Vaya ¿desde cuando tienes ese valor? - pregunto en tono sarcastico.
- ¿Tienes algún nombre? ¿Necesitas ayuda?
- Te dije... Que no soy uno de los fantasmas o cosas que ves en tus estupidas películas o documentales - dijo molesto.
- Bueno, entonces ¿tienes nombre?- pregunte.
- Tengo infinidad de nombres
- ¿Podrías decirme alguno? Ya que estas en esta casa.
Al momento de terminar esas palabras, escuché una risa en mi cabeza invadiendo todo mi cuerpo, como si se tratase de un reflejo de mi ser, advirtiéndole del peligro que corria.
- No estoy en la casa, estoy dentro de ti - dijo.
- ¿De verdad no lo recuerdas? Yo soy lo que viste en la caverna, Soy aquel que causa tus pesadillas, aquel que te observa mientras duermes, soy el que tiene legiones de almas malditas a su merced.