Mis manos acercaban la espada cada vez más a mi corazón. Mi cerebro intentaba decirle a mis manos que se detuvieran, pero ellas hacían caso omiso. Jamás pensé que las palabras de Frederick tuvieran tanto poder. La filosa punta de la espada ya estaba apunto de atravesar mi piel.
—Basta —dijo Frederick mientras colocaba su mano entre la espada y mi pecho, evitando que ésta me hiciera daño—. Damela.
Le di la espada a Frederick y de inmediato sentí un gran alivio y a la vez unas inmensas ganas de matarlo. Lo odiaba.
—Eres una persona despreciable, Frederick Kerhoff.
—Piensas que me odias, pero soy la solución a muchos de tus problemas. —dijo tranquilamente.
—¿A qué te refieres? ¿Por qué me haces sufrir así? ¿Por qué no me asesinas de una vez? —le grité.
Ni siquiera sabía como era posible que una persona pudiera ser tan insensible, poderosa y temible a la vez.
—Porque prefiero dejarte al final. Aún me falta un ángel de cristal por asesinar. Y esa será tu tarea.
«Encuentra al ángel de cristal y traemelo» susurró.
No podía hacer eso. No podía traicionar a alguien y mucho menos si es de los de mi especie, aunque sabía que eso ya no estaba en mis manos. Por más que intentara detenerme, haría lo que Frederick ordenó. Me pregunto cómo estará Brook ahora. Cómo estará Chris.
—¿Cuándo me dejarás ir? —le pregunté.
—Si lo dices así suena como si esto fuera un secuestro.
—Pff, ¿y no lo es?
—No, es....una invitación a la fuerza, solamente.
—¿Por qué tu obsesión por asesinar a los ángeles de cristal? —le pregunté aunque ya sabía la historia. Quería escuchar su propia versión.
—Creí que tu amiga Molly te había contado la historia. Aunque esa no es la verdadera historia. No quiero asesinar a los ángeles de cristal por el "hechizo" que me hizo uno de ellos. La verdadera historia está muy lejos de sólo eso. —respondió con cierto tono de burla.
—Pues no tengo nada mejor que hacer, así que empieza hablar.
—Como sabes, mi madre era un demonio, y hace tiempo cometió el que creo fue el peor error de su vida. El error que causó que su hijo permaneciera dormido por años. El error que causó que tu vida esté en peligro ahora, Cassia. El peor error de mi madre fue enamorarse de un ángel siendo ella un demonio. Mi padre era un ángel de cristal, y él fue quien realizó el hechizo para que yo permaneciera dormido. Pero el hechizo no consistía solamente en eso. El hechizo consiste también en que tengo que asesinar a todos los ángeles de cristal para poder traer de vuelta a la vida a mi madre.
—Espera, todo esto es muy confuso. Explícate —dije.
—En resumen, soy híbrido de ángel y demonio y necesito asesinar a todos los ángeles de cristal para recuperar a mi madre y unirnos como en los viejos tiempos, para hacer el mal.