Demons (libro 2. Ángel Rebelde)

Mito

Faltaban pocos días para el feriado que había mencionado Samael, y aunque en principio Lil había sacado aquello de su cabeza, a medida que se acercaba la fecha, iba poniéndose más nerviosa y lógicamente sus amigos lo notaron.

  • No tienes que ir, linda – dijo Maureen mientras desayunaban esa mañana en la universidad
  • ¿Pero qué dices Maureen? Claro que debe ir – dijo Tony haciendo que Maureen lo mirase mal

Tony había aceptado los hechos, pero eso no significaba que se sintiese cómodo con ellos y no le creía del todo a Heylel, así que desde el inicio había sido partidario de que Lil hablase con su padre, mientras que Maureen seguía sosteniendo que su problema era de celos, porque había dejado de ser el único hombre en sus vidas.

  • No sé…  – estaba diciendo Lil
  • Pero yo sí – dijo Kellen interrumpiéndola y colocando un vaso de café frente a ella – El señor Rainbow tiene razón y la señorita  prêt-à-porter se equivoca

Todos lo miraron con el habitual deseo de asesinarlo, pues Kellen tenía la odiosa manía de no llamarlos por sus nombres, sino que utilizaba aquellos ridículos apelativos. A Maureen la llamaba de aquel modo por su compulsiva manía de comprar ropa y porque terminaba saliendo de las tiendas vistiendo lo que acababa de adquirir, mientras que Tony se había ganado el suyo por su costumbre de vestir de forma estrafalaria y con estridentes colores. No obstante, como sabían que estaban tan cerca de causarle algún daño a aquel antipático individuo como de ingresar a las bóvedas del tesoro nacional, se contentaban con mirarlo mal e ignorarlo, algo que por supuesto no incomoda en lo más mínimo a Kellen.

Terminaron de desayunar y partieron a sus clases. El señor Whitby se había recuperado y volvía a impartir su materia, pero ahora Lil era más amable con él, porque seguía sintiéndose absurdamente culpable por lo que le había sucedido al hombre, culpabilidad que había aumentado mucho cando Heylel le había dicho que sus peticiones siempre eran escuchadas por cualquiera de los dos bandos.

La mañana transcurrió sin muchas novedades salvo por el hecho de que Andras no se había presentado, algo que sucedía con mucha frecuencia, y como ya Lil sabía a lo que se dedicaba el nephilim, no se extrañaba de que desapareciese por uno o varios días. Después de almorzar habían salido al jardín, pero después de un momento, Lil notó la ausencia de Kellen; no era que ella muriese por tenerlo pegado a sus talones, pero por fuerza a esas alturas se había habituado tanto a su presencia que en cuanto no estaba cerca comenzaba a sentirse mal, aunque esto no lo diría ni bajo tortura. No obstante, cuando lo localizó, montó en cólera, y poniéndose rápidamente de pie comenzó a caminar hacia él.

  • ¡Lil! – exclamaron los chicos, pero ella no les prestó atención

Kellen la vio acercarse y despachó con rapidez a las chicas con las que estaba.

  • ¿Qué sucede contigo, Prince? – preguntó ella acompañando sus palabras con un puñetazo en el brazo de él
  • Me gustaba más cuando no me hablabas, y más aún cuando no podías exhibir tu fuerza, Randall – dijo frotándose el brazo
  • Te hice una pregunta, cretino
  • Nada
  • ¡Te vi con esas niñas, estúpido! – le gritó ella y él sonrió
  • No me dirás ahora que estás celosa, porque entonces estarás en verdaderos problemas y me buscarás unos mucho mayores a mí con tu príncipe, y como comprenderás…
  • ¡Cierra la boca y deja a esas chicas en paz! ¿Has comprendido?
  • ¿Qué te hace pensar que puedes darme órdenes, Randall?
  • ¡Estás aquí para protegerme, no para ir por ahí repartiendo porquerías! ¿Es que acaso mi padre no te paga lo suficiente?
  • ¿Es tu deseo que de un espectáculo aquí y ahora?
  • ¿Qué? – preguntó ella
  • Si sigues gritando vas a atraer una atención que no va a gustarte,  eso me obligaría a deshacerme de ella y te aseguro que eso te gustaría menos. Por otra parte, no debes preocuparte tanto por esas chicas, si no lo hago yo lo hará otro, y al menos lo que yo les doy es de buena calidad – dijo en forma despreocupada
  • Eres un…
  • ¿Qué sucede? – preguntó Tony que había llegado junto con Maureen

No era que fuese algo muy extraño escucharlos discutir, pero Lil se veía realmente enfadada. Sin embargo, ninguno de los dos contestó, sino que comenzaron a caminar hacia el edifico a donde no llegarían.

  • ¡Lil! – exclamó Tony al verla tambalearse

Tony y Maureen fueron conscientes de que algo extraño ocurría y no solo con Lil, porque sintieron como si de pronto todos los sonidos a su alrededor se hubiesen amortiguado. El chico estaba por comenzar a gritarle a Kellen, seguro de que éste le había hecho algo a su amiga ya que ella lucía pálida y débil, pero enseguida escuchó las palabras del nephilim directamente en su cabeza.

  • Corre y no te detengas por ningún motivo

Desde que aquellas personas habían entrado en sus vidas, Tony había aprendido un par de cosas, y la más importante era que obedecer algunas órdenes era la mejor política, así que sujetó a Maureen por cuya expresión se deducía que no estaba entendiendo nada, y corrieron tras Kellen.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.