Una vez que los recuerdos parecieron detenerse, Haniel comenzó a caminar hacia Andras, y como la mayoría de los descendientes, o al menos los que estaban allí, habían nacido mucho más adelante en el tiempo y no sabían nada de la historia de los primeros años de Andras y Haniel, pensaron que lo mejor era detenerlo, pues aunque nunca habían sabido de un pleito entre ellos, sabiendo lo que sabían de Haniel y teniendo en cuenta lo que acababa de decir Heylel, sin duda le evitarían un encierro seguro. Sin embargo, Araxiel los detuvo a ellos; aunque nadie sabía por qué no podían moverse y hasta pensaron que era obra de Deliel que había heredado de su padre la habilidad de la manipulación de la materia, el asunto fue que quedaron imposibilitados para hacer nada.
Pero los años de ver a casi todo el mundo como un enemigo, lo hicieron juntar las cejas ante la mirada horrorizada de Haniel, la cuestión era que la expresión de éste no obedecía a su presencia, sino a las heridas que estaba viendo.
Aquello les dejó claro a Haniel y a Deliel, que fuera lo que fuesen aquellas úlceras que estaban viendo en los brazos y el torso de Andras, tenía que estar relacionado con sus frecuentes paseos a mar abierto.
Andras se llevó una mano a la cabeza por dos motivos diferentes; el primero, porque en verdad le dolía, y el segundo, porque estaba en una posición análoga a la de Kellen con relación a los descendientes y los veía como niños revoltosos y sumamente irritantes. Haniel no necesitó que pusiera aquello en palabras, pues lo conocía lo suficiente, así que tomó una decisión y sujetando a Andras, se lo llevó a una habitación, algo prudente en opinión de Deliel, o Andras comenzaría a apalear a las criaturas. Una vez que Haniel se había llevado a Andras, Deliel cargó con Galiel para que continuase su trabajo.
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Heylel se había ido con Bastiel y con Anjari hasta un salón que tendría el aspecto del estudio de trabajo de un abogado por la cantidad de libros, de no ser porque también había un piano y en un rincón un caballete con un lienzo a medio trabajar, cosas todas las anteriores, que identificaban el lugar como personal y privado de Heylel. De manera que a los chicos les extrañó ser conducidos allí, pero Anjari estaba mirando el lienzo cuando sintió la mirada de Heylel.