Despedida
Araxiel o Noah Black, nombre con el que se daba a conocer en esta dimensión, y como habían dicho Virgil y Leah, era un ángel sanador, pero no solo de seres humanos, sino de todo ser vivo, de manera que mientras estaba afuera, había estado ocupándose de unos árboles que no lucían muy bien. Como todos los ángeles, Araxiel era hermoso, pero cuando estaba emitiendo su energía sanadora, esa hermosura aumentaba, y en ocasiones, era posible percibir el halo de luz brillante que delataba su esencia.
Leah estaba conversando con Kellen, o al menos lo intentaba mientras preparaba la comida, pero en un momento determinado vio por la ventana y se quedó contemplando por largo rato, así que Kellen sintió curiosidad y se asomó también.
- ¿Eso está permitido? -- preguntó después de un momento
- Por supuesto, Kellen, fuimos echados, pero conservamos nuestras habilidades, algo que sabes bien -- aclaró -- Depende de nosotros lo que hagamos con ellas
- Claro -- dijo él mirándola, así que ella le sonrió palmeándole el hombro
- Cualquiera es buen momento para cambiar, Kellen
- Aja
Leah se volvió y Kellen fue cuidadoso con sus pensamientos, pues ella definitivamente no había entendido su pregunta, ya que él no se estaba refiriendo a lo que Araxiel estaba haciendo, sino a la mirada de ella, que en su opinión era la de una chica enamorada, y aunque se suponía que ellos vivían sin reglas, no estaba muy seguro de si una relación entre dos caídos sería condenada por los Guardianes, pues aparte de que él no había caído junto a los primeros doscientos, cuando lo hizo, se apartó también de ellos, pues no tenía más ganas de obedecer las reglas de nadie aquí de las que tuvo mientras estuvo donde debía, así que por eso era que desconocía lo anterior.
Entre tanto, el objeto de los pensamientos tanto de Leah como de Kellen, una vez que había concluido su trabajo con el último árbol, se había girado y había elevado las cejas.
- Y ahí vamos de nuevo -- murmuró al ver el resplandor que sin duda estaba emitiendo Virgil -- A este paso vas a atraer a todas las legiones de ángeles, amigo mío
Se apresuró hacia la cabaña, porque, aunque Virgil quisiese sacudirlo, tenía que interrumpir antes de que las cosas se saliesen de control de nuevo, ya que no estaban en Shadow Land que era terreno vedado para ciertos ángeles.
- ¡Leah! -- exclamó antes de abrir la puerta con la intención de darle tiempo a Virgil de recuperar la razón -- ¡Muero de hambre! -- dijo haciendo el mayor escándalo
- ¡Dame un par de minutos! -- contestó Leah desde la cocina
Virgil ciertamente había sentido el deseo de asestarle, pero separó sus labios de los de Lil y deslizó un dedo desde su frente en una caricia que ya se estaba haciendo característica.
- Voy a… ayudar a Leah -- dijo Lil y abandonó el salón
- No tienes ningún sentido de la oportunidad, Noah
- Ah sí, sí lo tengo -- lo contradijo él -- y tú tienes un serio problema re’im [1]
- Tengo muchos, empezando por el de recordar por qué razón no puedo romperte el cuello
- Porque si lo haces, aparte de inútil, te quedarías sin tu ángel custodio
- No digas estupideces
- Procura no hacerlas tú
- Noah…
- Escucha, cada vez que estás tan… emocionado y cerca de la pequeña shedim…
- ¡No la llames así! -- lo interrumpió, pero Noah no le prestó atención
- … pareces un árbol de navidad, así que o te controlas o la vamos a tener muy difícil para mantenerla oculta -- concluyó
Virgil lo miró con sorpresa, porque evidentemente él no era consciente de lo que le sucedía cuando tenía a Lil en sus brazos, aunque entendió el punto. En ese momento regresó Lil en compañía de Kellen y comenzaron a disponer la mesa; un momento después estaban sentándose a comer.
- ¿Hay algo más que deba saber antes de volver a casa? -- preguntó Lil
- No, pero sería útil que te mantuvieras alejada de Andras -- le dijo Virgil
- No creo que fastidie mucho -- intervino Kellen
- ¿Por qué?
- Porque Samael tuvo una larga charla con él cuando le informé que estaba más interesado de lo conveniente en su hija y que ella le estaba prestando atención -- contestó y los ojos de Virgil se clavaron en Lil brillando en forma peligrosa, pero ella estaba muy ocupada mirando a Kellen con ganas de asesinarlo
- Eres un entrometido, Prince
- Ese es mi trabajo -- dijo él con pragmatismo
- Un momento -- dijo Lil mirándolo con ira -- todo este tiempo has sido tú el que…
- Descuida, no tienes que darme las gracias
- ¡¿Darte las gracias?! Lo que puedo darte es…
- Lil -- la interrumpió Leah -- solo hacía lo que Samael le había ordenado
- En cualquier caso ninguno de esos tipos valía la pena, y por otra parte, después tú sola te volviste muy buena para ahuyentarlos con esa simpatía tuya
- Kellen, eso… -- comenzó Leah
- Cretino infeliz -- se impuso la voz de Lil por encima de la de Leah