Coreen parecía haber estado dormida, salí de la habitación a buscar a las demás chicas. Pero mi madre me detuvo tomándome del brazo.
—¿Sucede algo mamá? —le pregunté.
No dijo nada y me llevó a su habitación, adentro me invitó a sentarme y nos colocamos cerca.
—Denis quiero que me digas algo —demandó mi mamá.
Esa sensación de cuando te van decir algo o cuestionar coloca a cualquiera en sobre salto.
—Coreen está muy rebelde últimamente y según algunos vecinos la han visto tarde en la noche pasean —mencionó —. ¿Sabes algo al respecto?
—No lo sé mamá, yo siempre la dejo acostada, si se escapa son cosas de ella y no tengo idea de como lo hace —le respondí.
—Denis quiero que me digas la verdad, tu hermana es menor de edad y no puede andar en las noches como si nada ¿sabes si anda con un chico?
—No lo sé mamá.
—Espero a que me estés diciendo la verdad. Si por algún motivo ves que ella va a un lugar no muy convincente te voy a pedir el favor de seguirla —me pidió.
Asentí.
—Ya eso era todo vete.
Salí de la habitación y subí al ático allí toqué música por un rato largo luego bajé las escaleras a buscar a las chicas. Estaban afuera de la casa conversando un poco. Cuando me vieron Sofía me hizo una seña para que me uniera a ellas. Caminé hacia allá.
—Hola chicas —pronuncié.
—Denis llévanos al pueblo más cercano por favor —me suplicó Sofía.
Hasta extrañaba ese punto improvisado de las chicas, sus salida olía a hombres, querían ver hombres como siempre.
—Es que no conozco esa ruta — le contesté.
—Pero podemos buscar un mapa —sugirió Lora.
—Buena idea eso funcionaría —comentó Ana.
—Díganle a mi padre que nos guíe —sugirió Coreen.
—No sé... Vayan y hablen con él —sugerí.
Yo no iba a partir a un rumbo que desconocía a perdernos o no sé qué. No me arriesgaba a tanto. Además no me sentía de ánimos de ir al pueblo.
—Hablaré con mi tío, pero yo prefiero que él no vaya —dijo Sofía.
—¿Por qué no quieres? — le pregunté a Sofia mirándola fijamente.
Sofía y sus misterios, recordé que en nuestra adolescencia él ocultaba sus novios porque le daba vergüenza. Tenía un gusto peculiar y le gustaba los tipos extraños. Un día mi mamá la vio besarse con un chico lleno de tatuajes y le quiso dar un infarto. Yo le replicaba a mi mamá de que era algo normal. Los jóvenes son diversos y no como en.su época.
—Es que yo tengo que... —interrumpió mi madre en ese momento.
—Chicas la comida está lista vengan a comer —asentimos de una vez. Mi madre partió de nuevo.
—Denis, es que yo quería ver si podría encontrar a un viejo amigo —me comentó Sofía.
— ¿Y qué tiene de malo qué mi papá lo sepa? —le pregunté.
Esperé a que me contestara sabía que iba a decir lo mismo de siempre.
—Es que mi amigo tiene aretes y tatuajes y a tu padre no le agrada esos tipos de personas —aclaró.
—Mmmmm... Sí, verdad. Mi padre es tan anticuado —recordé—. Vamos para adentro chicas. Caminé hacia a dentro y las chicas me siguieron.
Lo supuse. Sofía y sus gustos peculiares.
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Editado: 29.05.2024