En la plaza Coreen y yo compramos muchas cosas, aprovechamos la buena compañía de Lester, lo cargamos de bolsas. Lester se resistía a querer comprar, sólo nos acompañaba envuelto en su misterio y pensamientos. A su vez lucía hermoso y muy atractivo.
Suspiré e imaginé por unos largos instantes; sobre cómo mis amigas se pondrían cuando vieran a Lester en frente de ellas. Entre veces sonreía para mí y miraba a mi alrededor si me estaban mirando. Yo no quería parecer una loca que se ríe sola.
Coreen y yo intentamos comprarle algo a Lester pero él se resistía. Ni modo tuvimos que dejarlo. De pronto Lester se acercó a mí para decirme algo de espaldas.
—Creo que debemos de irnos, tengo que hablar algo contigo —me comentó.
Voltée a mirarlo. Sentí una sensación de rareza y curiosidad a la vez.
—Sí, creo que de hecho debemos de hablar —le contesté rápidamente recordando lo sucedido—. Pero si no te sientes preparado; mejor olvídalo. Además hoy no me siento con mucho apuro de querer profundizar ciertos asuntos. Pero si te apetece; está bien Lester, hablemos de lo que quieras hablar.
—No quiero olvidarlo. Además es importante que lo sepas —dicho esto permaneció callado.
Lo veía tan sexy desde mi ángulo, era inevitable no poder apreciar la belleza de Lester, sentía que mi boca se hacía agua y mié pensamientos iban volando sobre su figura. Lucía unos labios carnosos tan sexys; que derretiría a cualquier mujer. Nuestras miradas permanecían fijas como un imán, ninguno emitíamos ningún tipo de palabras, solos estábamos frente a frente y sabría Dios lo que Lester estaba pensando en ese momento.
—Me encantan tus ojos negros —comenté, decidí romper el silencio que se interpuso entre ambos y dije lo primero que se me había ocurrido. Sin importar lo que él pudiera pensar.
—¿Sabes qué has dicho, Denis? ¿Acaso te gusto? —cuestionó extrañado—. ¿Hay algo que deba yo de saber?
Me extrañé por sus cuestionamientos.
—¿Qué te pasa Lester? No me mal interpretes —me defendí—. ¿Acaso no puedo alagarte? Aprecio tu belleza. No hay nada de malo que te diga que eres hermoso.
—Sí, pero tienes novio —contradijo—. ¿De verdad lo amas?
—¿Por qué la duda, Lester?
Reí por unos instantes.
—No dudo, pero aveces pienso que me comes con la mirada.
En ese momento sentí vergüenza. Aveces yo me deleitaba cuando veía a Lester. Y se podría mal interpretar.
Me moví a buscar a Coreen sin decirle una sola palabra a Lester y le informé de que ya nos íbamos.
—Vámonos Coreen ya es suficiente por hoy —le dije tomándola por los hombros y haciéndola caminar.
Lester nos observaba mientras nos aproximábamos a él.
—Aquí estamos, vámonos —pronuncié cuando llegamos a Lester.
Caminamos hasta el parqueo, nos fuimos y llegamos a tiempo. Busqué con la mirada a mis padres y no estaban abajo. Subí mis cosas a mi habitación y Coreen hizo lo mismo, Lester me siguió todo el trayecto y entró conmigo.
Cerró la puerta.
—Denis, creo que ya es hora de que hablemos —me dijo con sus manos en los bolsillos.
Lo miré, me senté en mi cama y lo invité a él también a hacer lo mismo. Lester accedió a mi invitación y comenzó a hablar.
—Alvaro y yo somos enemigos desde hace mucho tiempo, diría yo quiero que más él que yo —me confesó.
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Editado: 29.05.2024