La costumbre se había vuelto una monotonía, entre Lester y yo. Solíamos pasar mucho tiempo juntos, y el principal motivo era que no quería estar sola, no por miedo, quizás por costumbre. Desde que Lester llegó a mi casa, me pareció atractivo, pero últimamente ya las cosas se estaban volviendo más profundas. Una noche iba regresando a mi casa con Lora, ella estaba muy ebria, su tía vivía justo al frente de mi casa. Y decidí dejarla allí con su familia, mientras que yo regresé a mi casa.
Las luces estaban encendidas y todo parecía extraño, parecía como que sino hubiera nadie Me desplacé desde la sala hasta la parte trasera y no vi a nadie. Continué mis pasos hasta mi habitación y entré sin cerrar la puerta. Me tumbé sobre mi cama olvidando todo lo que había en mi alrededor. Pero de pronto tuve que abrir los ojos porque escuché el sonido de la puerta cerrarse y una mochila sobre mi cara.
—¡Pero quién rayos! —exclamé disgustada mientras la colocaba a un lado.
Lester se había atrevido a hacerme eso, lo visualicé riéndose, de hecho fue intencional porque el quería que yo fuera de pesca y no quise ir.
—Mírate como estás, pareces gelatina —se expresó Lester aproximándose hacia mí.
—¿Dónde están la gente de esta casa?
—Todos están acostados. ¿Acaso no sabes que hora es?
—No, yo acabo de llegar —volví a colocarme boca arriba sobre mi cama.
—Igual yo. Voy a duchar y a vestirme vengo luego.
El sueño me había vencido esa noche, cuando desperté no había nadie en los alrededores de mi habitación. Procedí a tomar el aseo, luego de que estuve lista bajé las escaleras hasta la cocina. Solía tener de costumbre como mis padres de tomar té y café en la mañana.
—Buenos días —pronuncié sin mirar a nadie fijamente en la cara.
Mis padres hicieron lo mismo, mi madre se movilizó a servirme té, café y el desayuno en la mesa.
—Por lo visto solo nosotros tres no hemos levantado —aludí mientras movía el té con el azúcar dentro.
—Lester salió a caminar y Coreen continúa dormiendo —aclaró mi padre con el periódico en mano—. ¿Cómo te fue en la fiesta hija?
—Bien, todo bien —le respondí lentamente y dejé la cuchara a un lado—. Lora se quedó donde su tía.
—Me imagino en que estado habrían llegado ustedes —comentó mi madre—. ¿Quiénes las trajeron o quién? ¿O cómo llegaron?
—Pedimos un taxi. Seguramente más tarde vendrá.
—Chismes, chismes y más chismes —se expresó mi padre agobiado—. Odio los chismes.
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Justamente como yo lo había dicho Lora había llegado a mi casa en la tarde, mi padre sólo me miraba y me trasladé con Lora hacia mi habitación.
—Mi papá odio los chismes Lora, por eso te traje aquí.
—Queee... Ay que cursi —se sentó sobre mi cama—. Denis, te perdiste de lo bueno. Tú por estar conversando con aquellos nerds, te perdiste de lo bueno.
—Es que mi mamá y las vecinas de por aquí casi siempre hablan de chismes y mi papá está cansado de lo mismo.
—Me escuchas o no —protestó Ana.
Rodé los ojos.
—Te escucho amiga.
—Cuando estuve conversando con Martha, escuché a unos tipos hablando sobre alguien. De un momento a otro me miró asustado, ni siquiera sabía porqué me miraba así —suspiró desvió sus ojos por unos segundos y luego me continuó observando—. El fin es que; era de tu hermana.
Alcé una ceja porque ni entendía porqué me había dicho eso.
—Explíma que no te entiendo.
—¡Me dijo que sale con Corren!
Me tomó de sorpresa su expresión y sentí dudas al respecto.
—¿Coreen? Seguro. Pero... ¿Cómo sabes que ese tipo se refirió a Coreen? —cuestioné dudosa.
—Él me lo dijo, bueno yo... Le saqué todo o sino... —sonrió con malicia—. Ya sabes.
—¿Lo torturaste loca?
—No cómo crees, usé mis armas maliciosas para sacarle la verdad.
Respiré profunda antes de volver a decir algo.
—La verdad es que no te entiendo Lora. Todo me parece tan confuso el como lo dices. Olvídate de cualquier disparate de cometa ella.
—Si no te interesa ni modo. Me han dicho que vive alguien muy guapo aquí.
Reí porque me acordé de Lester.
—¿Entonces no me equivoco? —cuestionó Loca—. ¡¿Respóndeme?!
—Lora, la gente habla mucho no le hagas caso a lo que digan los demás.
—¿Segura? ¿No me lo quieres presentar? ¡Lo quieres sólo para ti! ¡Mala!
—Deja tu histeria demente.
Me fulminó con la mirada. Obviamente la obvié porque por el momento no iba a decir nada con respecto a Lester, ya que nos estábamos conociendo muy profundamente y no quería hablar mucho sobre lo que estábamos haciendo.
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Editado: 29.05.2024