Capítulo 27

Ya era otro día, desperté más temprano de lo normal, me levanté, estiré mi cuerpo, río a la cocina a preparar café y beber té. Helen estaba en la sala le envié una sonrisa, ella solía despertarse temprano. 

—No me acordé de preguntarte cómo te había ido ayer en el trabajo —pronunció Helen acercándose a mí.

—Ah, pues bien, tratando de adaptarme pero me gusta vivir aquí, estoy tranquila conmigo misma —respondí.

—Pero tu corazón no —sentenció.

Ignoré esas palabras, tomé la máquina de café y eché café en una taza.

—Me estás ignorando, no te hagas de desentendida y escúchame —demandó —. Ve llama a Lester y dile lo último que te hizo esa bruja con sus amigas, dile que también lo amas y que si es posible que venga a vivir aquí, creo que esa sería una buena solución.

—Tengo miedo, Magna puede llegar aquí y torturarme aquí, eso era lo que ella quería —contesté.

—Pero Magna no tiene por qué saberlo —denegó.

—Podría saberlo y a eso es que temo además Alvaro es un egoísta que sé que no va a aquietar a Magna por su simple orgullo —recalqué.

—Veremos que solución podríamos encontrar a futuro, te di la opción de conocer la magia blanca y tienes miedo —me recordó.

Inhalé y exhalé aire.

—Te dije que lo intentaría —le recordé.

—Esa no es una respuesta clara —me contradijo.

Le eché azúcar a mi café, lo moví y lo tomé. Helen continuaba observándome. Cuando terminé me retiré a tomar una ducha y a vestirme. 

—Continuaremos hablando cuando venga del trabajo —me marché.

Con sólo mencionar a Lester, me cambió el rumbo del día, me hizo recordarlo, y de verdad que Helen tenía razón, llegué a la conclusión de que yo estaba siendo dejada y dejaba muchas cosas atrás, por ejemplo mi family pero me Río de Janeiro me estaba atrapando, me enamoré de esa ciudad y me gustaba el rumbo que estaba tomando mi vida pero me dolía el haber dejado atrás a mi familia pero sobre todo a Lester. De hecho mi hermana tenía razón, Alvaro sólo era un apego emocional una frustración que no había superado.