Capítulo 39

A raíz de la llamada de Paulo, decidí llamar a Carmen. 

—Hola 
—Hey, dime por qué no le contestas ni un mensaje a Paulo, me acaba de llamar —le reproché.
—Ay amiga, es que... Aún me muero de nervios cuando hablamos, pero ¿está enojado?
—Se preocupó y me llamó porque pensó que tal vez había algo que no nos había agradado, espero que te comportas como una persona adulta y madura. Déjate de niñerias y llámalo, sal con él a solas, no tengas miedo. Te lo aseguro. Eres muy cobarde.
—Que cruel eres, por favor entiéndeme.
Rodé los ojos.
—No soy cruel, soy clara y precisa, así que adiós hablamos luego.

Dejé el móvil a un lado, miré a Lester y lo vi con una ceja alzada, como queriendo entender.

—No me mires así, es asunto de chicas —le dije tratando de bajarle la ceja con mis dedos.

—Oh vaya ¿tan rápido haciendo amistad? —cuestionó Lester.

—Obvio, ya que sabes que estoy viviendo aquí acostúmbrate —le advertí.

—Denis, tienes familia en Azores y amigos —me recordó.

—Lo sé, pero a pesar de todo decidí quedarme aquí —le avisé.

—Pero... —interrumpí.

—Pero nada.

—¿Y nosotros?

—Nunca he descartado lo de nosotros.

—Está bien pero estoy celoso de que en las noches andes por ahí haciendo no sé que. Anoche llegaste borracha. Sé que aún no somos novio pero no puedo evitar no sentirlo. Trataré de resolver tu situación con Magna para así yo poder ser feliz contigo —se expresó. 

—Que bueno que lo entiendes, y por lo de anoche ayer estuve con una amiga —le aclaré.

Se acercó a mí y me dio un beso en la frente. Luego me abrazó.

—Te quiero —me susurró.

—Y yo a ti —le respondí.

Cerré mis ojos para no pensar en nada más, sentía el malestar del otro día, la borrachera y el baile. Decidí continuar con mi vida en Brasil a pesar de todo. Mis padres aún no sabía mi decisión, le dije a Lester que se lo dijera él mismo cuando llegara allá. Helen lucía contenta caminaba con una sonrisa de oreja a oreja me imaginaba que era por algún amor. Desde que llegamos no ha dejado de sonreír.