Me levanté lentamente de la cama y vi a Lester sentado en el sofá de mi habitación. Leía uno de mis libros que yo había comprado. Se percató de que ya había abierto los ojos, dejó el libro a un lado y llegó hacia mí, sentándose a mi lado.
—¿Qué su sucedió? Sé que sucedió algo, no quieres decirlo por una cosa u otra pero de que pasó algo pasó —alegó Lester.
—Es que mi compañera Carmen y yo, en el trabajo fuimos a buscar material a un depósito y vimos... —pausé —. Creo que era un demonio, era como una persona que no se le notaba el sexo, tenía la piel brillosa y oscura, nos dio es escalorfríos, me desmayé por la impresión.
—Entiendo —se levantó —. Relájate aveces hay cosas extrañas que rondan en nuestro alrededor.
Lo miré.
—¿Haz ido a las fiestas de Congo?
—No —negó —. A mí entender esas fiestas no se realizan en Europa. Los Congos están ubicados aquí en Latinoamérica.
—Me gustaría ir un día y conocer esas fiestas —dije.
—Ten cuidado los brujos suelen estar en esas fiestas —me advirtió.
—Voy aprovechar que tú estás aquí y te invitaré conmigo —sonreí.
Salió sin decir nada. Luego salí a comunicarle a Helen de mi idea de ir a una congada. Lester no parecía muy contento con la idea pero de todos modo yo iba a ir.
—Helen voy a ir a una congada con Lester —reí.
Helen me miró.
—No relajes —me respondió.
—No relajo, es en serio —aclaré.
Me senté en el suelo mientras Lester y Helen conversaban algo en alemán, yo no entendía nada. Miraba hacía adelante pensando en Carmen, a esa hora solíamos ir al gimnasio. Me acordé de Paulo, Leo y la recepcionista del gimnasio. Sí que los extrañaba. Me levanté a buscar mi móvil y llamé a Carmen en mi habitación.
—Hola Denis.
—Hola Carmen. ¿Qué Haz hecho hoy? ¿No sientes nos hace falta algo? ¿Eh?
—La verdad es que sí, no se puede olvidar toda una rutina diaria.
—¿Dime en qué quedaste con Paulo?
—Eh... Tú sabes...
—No, no lo sé. Pero ya olvídalo, sé lo que tengo que hacer.
—¡¿En qué estás pensando?!
—En nada linda, en nada. No te preocupes. Nos vemos mañana.
—Bien, hasta mañana.
Colgué.
Luego marqué a Paulo.
—Buenas tardes. ¿A qué se debe el honor de tu llamada?
—Buenas Paulo. Es que de verdad necesito hablarte. No sucede nada malo pero creo que una plática sobre Carmen estaría bien.
—Bien, dime. ¿De qué se trata?
—Es que ella es muy tímida y la verdad es que ya es tiempo de que tú debes hablar como hombre que eres. O sea aportarle, una seguridad. Sustentar tu amistad en algo más sólido. Siento que siente miedo. Y para que se le quité el miedo, debes de hablarle con la verdad.
—Está bien Denis. Creí que me estás diciendo que debo de salir solo con ella para que se acostumbre a mí.
—Obvio, pero tienes que aportarle seguridad, ella es algo paranoica.
—Pensaré que hacer.
—Que bueno. Eso es todo. Hasta luego.
—Cuídate.
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Editado: 08.06.2022