Al final no termine de hacer mis deberes, si sigo así voy a empezar a bajar mi promedio y no puedo, pero la verdad eso es lo que menos me importa por ahora. Dormí toda la noche gracias a las pastillas que me dio mi mamá, pero me levanto muy temprano.
Respira, no te dejes arrastrar, no la deja ganar, eres más fuerte y lo sabes, respira.
- Que ternura, eso sigue los consejos de tu doctorcita, respira, jajajaja, sabes que eso no sirve, sabes que soy más fuerte que por más que luches, por más que lo intentes, nunca te vas a librar de mí, sabes que entre más te resistas más fuerte va a ser la caída.
No puedo evitar llorar, siento que todos los pasos que avance los estoy retrocediendo a una velocidad alarmante, mi hermana sale del baño en ese momento y me ve llorando, llama a los gritos a mamá la que entra atropelladamente en la habitación, y ve a Sofía abrazándome y yo hecha un mar de lágrimas. Me pregunta por lo que me pasa pero no puedo hablar, estoy completamente ahogada, Sofía va corriendo por un vaso con agua, cuando me lo tomo empiezo a calmarme.
Cuando por fin logré calmarme mi mamá está completamente vestida y me dice que pidió hora con la Dra y que nos puede atender inmediatamente, así que me tenía que arreglar y salir, Sofía se iba a quedar con nosotras ese día, mientras ella hacía algo de comer mi hermana me iba a cuidar -otra vez volvimos atrás, he perdido la poca confianza que me había ganado-
- Gracias por arruinar mi vida.
- Es un placer, sabes que siempre puedes contar conmigo, te lo había advertido, pero tú no haces caso, tu y yo somos una, nunca te vas a librar de mí.
Salgo del baño y me pongo lo primero que encuentro, la verdad con mi estado de ánimo no me importa nada en el momento, cuando bajamos mi mamá me mira de arriba abajo pero no dice nada, no quiere iniciar una pelea y yo tampoco, no tengo hambre así que me como una mandarina mientras ellas desayunan. Apenas terminan, cogen sus cosa y salimos de la casa, el camino a la consulta es tenso ninguna dice nada, me siento mal por haber retrocedido pero imagino que esto es parte del proceso.
Cuando llegamos a la consulta la Dra nos está esperando, me recibe con una sonrisa, mira a mi mamá y le dice que la sesión con ella va a quedar para después, por las circunstancias prefiere hablar conmigo a solas, mi mamá pone cara de tristeza, pero acepta.
Entró con la Dra, la rutina se repite yo me dirijo a la silla ella a la nevera, cuando se siente frente a mí me pasa la botella y los pañuelos, se queda mirándome y me pregunta por lo que pasó.
- No sé, ayer cuando salí de acá estaba bien, me sentía tranquila hasta feliz, sentí que había avanzado mucho, pero de pronto me empecé a sentir mal, me dolía el pecho y no podía respirar, la cabeza me daba vueltas, así que le pedí a mi mamá que me diera una de las pastillas que me recetaron y me fui a dormir.
- Ajá, y qué pasó entonces, porque te despertaste con esa crisis, ¿tuviste algún sueño?
Las lágrimas empezaron a correr por mi rostro, otra vez me siento ahogada, las palabras no me salen, lo único que quiero en este momento es salir corriendo y tirarme por la ventana que está abierta detrás de la Dra. Creo que ella adivina mis pensamientos, porque voltea a mirar hacia la ventana, cuando vuelve a mirarme me toca la mano, y me dice que si no quiero hablar no hay problema, que vamos a mi ritmo.
- Ves, ya se aburrió de nosotras, sabe que eres un caso perdido, va a empezar a dilatar las cosas y al final va a decir que no tienes salvación y que mejor dejen así, que al fin y al cabo tú no tienes salvación, que es mejor que te mueras.
Siento que se me cierra la garganta, el aire no me entra, no puedo respirar, el mundo comienza a moverse bajo mis pies.
- Valeria, Valeria, mírame, respira, ¿Estás bien? ¡Valeria!
Es lo último que escuchó decir a la Dra, la veo correr hacia mi, y todo se vuelve oscuro, estoy cayendo en un hueco profundo y oscuro...
Cuando abro los ojos, me encuentro en el hospital, tengo puesta una máscara de oxígeno y una vía en mi brazo. Mi mamá, mi papá y mi hermana están afuera de la habitación, hablando con el médico, se ven tranquilos, por lo menos no tienen esa cara de angustia de la última vez que termine en el hospital.
Cierro los ojos un rato, me siento tan cansada, tan sola, tan triste, escucho que alguien toca la puerta, abro los ojos y es la Dra Ximena la que está parada allí, le digo que entre, cuando lo hace se sienta en la silla que está a los pies de la camilla.
- No es tan cómoda como las que tiene en su consulta, pero sirven para su propósito.
- Bueno, por lo menos tienes sentido del humor y eso es importante ¿Cómo te sientes?
- Triste, cansada, sola, avergonzada.
- ¿Porque avergonzada y sola? Acá está la gente que te ama, y lo que pasó no es culpa tuya, tuviste un ataque de pánico, te faltó el aire y te desmayaste, por fortuna no estabas sola.
¿Un ataque de pánico? Nunca había sufrido uno, o bueno sí, pero eso fue hace mucho mucho tiempo.
- No le creas, no fue un ataque de pánico, otra vez intentaste suicidarte y como raro fracasaste.
- ¿Me intenté suicidar otra vez? ¿Cómo? No, imposible.
- No Valeria, no fue así, tuviste un ataque de pánico, ya te hicieron exámenes y te salió todo bien, ya te dije este proceso es largo y vas a tener muchas bajas, vamos a trabajar en eso, tienes que aprende a respirar para cuando te sientas así, puedas controlarte y no termines en el hospital, es muy normal pero no pienses esas cosas tan feas, ahora te van a dar de alta, te vas a ir a descansar a tu casa y mañana nos vemos para retomar las terapias.
Veo que la Dra habla pero no le entiendo mucho, los medicamentos que me suministraron me tiene otra vez embotada, pero le creo entender que ahora las terapias van a ser diarias y vamos a retornar desde otro punto, no sé a qué se refiere pero vamos a ver qué pasa. Se da cuenta que se me están cerrando los ojos, así que se retira en silencio.