Depresión

Capítulo 22

Al día siguiente después de mi habitual rutina en este lugar, me dirijo al patio y a la banca que estuve ayer veo nuevamente a la joven, la saludo y me siento a su lado, hablamos de cosas triviales hasta que aparece el enfermero que me llevó a la consulta la primera vez, me dice que alguien me está esperando en la sala de visitas, se me hace raro porque según la Dra no iba a recibir visitas y no creo que la sesión vaya a ser allá, me despido de la chica y me voy.

Cuando llegamos a la sala me llevo la gran sorpresa que mi familia está esperándome, salgo corriendo y los abrazó entre lágrimas, se que no llevo mucho acá encerrada pero han pasado tantas cosas que siento que ha pasado una eternidad. Cuando por fin logramos calmarnos y nos separamos miró a Sofía y vuelvo a romper en llanto, mamá me había dicho que la había golpeado y terminó en el hospital, pero nunca me imaginé que fuera tan grave; tiene un ojo cerrado, muy morado y una venda cubre los puntos en la parte superior de su frente. Ella me abraza y me dice que se ve más feo de lo que realmente es, le sonrió entre lágrimas, pero eso no hace que me sienta menos culpable, pudo haber muerto por mi culpa nunca en la vida me perdonaría si le llegara a pasar algo.

Por fin nos sentamos, quedó en medio de mis padres y Sofía acerca una silla para hacerse frente mío, todos estamos tomados de la mano. Hablamos de varias cosas, ellos me preguntan por las terapias, yo les pregunto por cómo han ido las cosas, me siento tan feliz en este momento…  creo que nunca me había dado cuenta lo mucho que los amo y los necesito. Después de lo un buen rato entra la Dra Ximena con una sonrisa en sus labios, se sienta en la silla libre y nos pregunta por cómo nos sentimos, todos comentan que felices yo no puedo hablar, estoy a punto de llorar otra vez. 

La Dra les hace un resumen de los progresos que hemos hecho en las consultas, me sonríe y yo hago lo mismo, si lo miro bien ha sido difícil mirar hacia atrás pero también sé que me siento mejor, más tranquila y sonrió con más facilidad, aunque también lloro mucho.

Después de hablar con mis padres la Dra se retira y me dice que hoy me va a permitir estar con ellos y retomamos las terapias nuevamente al día siguiente y que si sigo así muy pronto me va a dar el alta, mi papá me abraza con fuerza en ese momento y siento su amor fluir por mi cuerpo.

Hablamos de muchas cosas, nos reímos también. Fuimos a la cafetería de la clínica y almorzamos juntos, por un momento olvidé que estaba internada en una clínica de reposo lo único que me importaban eran ellos. Cuando llegó la hora de la despedida nos abrazamos nuevamente con fuerza, ellos me prometieron que si podían volver antes que me dieran el alta lo harían, y yo les prometí nuevamente que iba a salir de estas, esta vez sí lo hice con el corazón en la mano y no me importa lo que tenga que hacer o padecer, es una promesa que no pienso romper.

Me dirijo a mi habitación esta vez sola, cuando entró la Dra me está esperando, me sorprende verla allí, usualmente a esta hora ya se ha ido ¿Habrá pasado algo?

– ¿Como te fue en tu día libre? ¿Te gustó?

– Oh sí gracias, una hermosa sorpresa. Pero ¿Pasó algo?

– No, solo quería hablar contigo algo, estuve pensando en la última terapia y revise tu historial. Cuentame ¿Como te hacen sentir los medicamentos que te damos?

Me quedo mirándola, no sé a dónde quiere llegar.

– Bien… pués me hacen sentir en las nubes, pero normal ¿No? Además ya me estoy acostumbrando a ellas.

– Es que es precisamente eso lo que me preocupa, nunca me había detenido a pensar en tu historial de adicción, obviamente contra tu voluntad, pero cuando llegaste a la casa de acogida entraste a una terapia de desintoxicación porque ya eras adicta… y si los medicamentos que te damos son muy fuertes... no quiero que vuelvas a caer… así que voy a empezar a bajar la dosis, no queremos hacerte más daño del que ya has sufrido.

– Pero… si me baja la dosis… ella… ehhh… vaaa. No olvidelo.

– ¿Qué pasa? ¿Ella, quién?

– No, no es nada.

Volteo la cara hacia la pared para no seguir viendo los ojos de la Dra y hablarle de la voz, pero ya que lo insinúe sé que no se va a quedar tranquila hasta que le diga las cosas.

– Valeria, mírame… tienes que decirme qué pasa, ¿Cómo quieres que te ayude, si tú no me ayudas?

– Dra lo siento estoy cansada, ha sido un día lleno de emociones y quisiera descansar.

– Bueno… está bien,pero quiero que te quede claro que esta conversación no ha terminado.

Se levanta, yo asiento con la cabeza, se retira y cierra la puerta tras de sí, al rato entra la enfermera de la noche con los medicamentos, me doy cuenta que la Dra no bajó la dosis, me imagino que sí no  digo todo no lo va a hacer? ¿Y si tiene razón en cuanto a lo de la adicción? Creo que debo decirle la verdad, igual hace parte del proceso.

 




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