Desafiando al destino

Capítulo: 2

Gina

Al entrar a la casa me detengo en la sala, es bastante amplia y está muy bien decorada, las paredes están pintadas de blanco y hay algunas fotos, el lugar es bonito y camino por esta mirando todo, pero también sabiendo que esta no es la casa en donde él vive con sus padres, en silencio Ángelo sube por unas escaleras con mis maletas en sus manos y lo sigo, no hemos hablado nada desde que salimos de su empresa y claramente está muy enfadado, sonrío mientras lo miro caminar, no es el hombre que conocí años atrás, su cuerpo es perfecto, al menos así parece y sé que sin ropa se vería mucho mejor, maldigo en voz baja por estar pensando esas cosas cuando es claro que él ahora mismo me odia, se detiene de golpe en una puerta y me mira, sus ojos verdes quedan fijos en los míos y al segundo siento mi corazón acelerarse, me tenso un poco por el rumbo de mis pensamientos.

—Esta será tu casa a partir de ahora —él abre la puerta —tu habitación

—Pensé que viviríamos juntos, tengo entendido que vives con tus padres

—¿Quieres que ellos sepan de eso? —señala mi vientre —a los dos minutos tus padres sabrían y no merecen eso —entro a la habitación dando un suspiro, no me molestan sus palabras pero si la manera de decirlas —aunque tarde o temprano van a saber Gina, ¿sabes lo decepcionado que van a estar?

—Sabes que no me siento feliz por esto Ángelo —me siento sobre la cama

—Creía que si, los engañas de manera cruel —lo miro cuando de mala gana deja las maletas en el suelo

—Soy joven

—A tu edad yo ya trabajaba —masculla mirando mis ojos

—Ángelo solo quería vivir, jamás me gustó estudiar diseño, quería ser abogada, pero mi padre quería otra cosa y tuve que irme lejos de casa, pero eso no es lo peor, lo peor era saber que desde que nací estoy comprometida a alguien que apenas conozco, pero que sé que no sirve para nada, tengo 21 años joder, no quería vivir la vida de mis padres, no quería casarme con quien ellos eligieron para mí sin preguntarme —expreso viendo que su actitud no cambia

—¿Entonces qué? Decidiste gastar su dinero y hacer tu vida, veo que te ha salido bien —se cruza de brazos

—No planee nada de esto, fui a una fiesta y solo conocí a un chico maravilloso, el primer chico y el único que se ha fijado en mi Ángelo y que me miraba con amor —suspiro —pero no era como creía y tarde me di cuenta de ello.

—Es un asesino Gina, un delincuente

—Lo sé, pero en su momento no sabía, y me gustaba, él era —respiro hondo mirando sus ojos y niego con la cabeza, él era el chico que necesitaba para olvidarme de Ángelo, era divertido y un poco loco, todo lo contrario al hombre que ahora está frente a mí.

—Veo que crees tener tus razones

—¿Me ayudarás?

—Aún no sé que hacer Gina —dice la verdad mirándome fijamente y sonrío

—Somos amigos Ángelo —él niega borrando mi sonrisa de golpe

—Soy amigo de tu padre Gina

—Cuando era niña recuerdo bien que eras bueno conmigo y jugábamos

—Solo hacía lo que tu padre quería, él me obligaba a mí y a tu hermana a cuidar de ti —mis ojos se llenan de lágrimas y bajo la mirada —no somos amigos, Gina, mi amigo es tu padre, no te confundas y ya no somos niños —escucho la puerta cerrarse con fuerza y mis lágrimas salen, pero ¿qué esperaba?, él ahora está decepcionado, debe de pensar que soy la peor mujer del mundo cuando lo único que quería era vivir.

Despierto sobresaltada al escuchar la música y los ruidos abajo, miro el reloj con pesar notando que ya es de noche, doy un bostezo sintiendo algo de hambre y claro, llevo horas sin comer nada por lo que salgo de la cama, pero una señora mayor abre la puerta y entra con una bandeja en sus manos, ella sonríe.

—Soy una de las empleadas de la casa —comenta acercándose a mí —Ángelo me mandó a traerle comida, la estaré atendiendo a usted personalmente, lo que necesite puede pedirlo —suspiro mirando la comida —y si no le gusta algo dígalo, si quiere algo también, debe tener antojos

—La verdad no tantos —acaricio mi vientre sonriendo

—¿Qué es?

—Un niño —digo sonriendo ampliamente y ella sonríe —¿por qué la música está tan alta?

—Ah eso, Ángelo no le dijo —niego lentamente —hay una fiesta abajo por la compra de la empresa, no te preocupes, solo serán unas horas y Ángelo mandó a decirle que no salga de la habitación.

—Entiendo —ella asiente y se retira, miro la comida y encogiéndome de hombros comienzo a comer.

Miro el reloj por quinta vez sintiendo sueño, es ya de madrugada y aun la fiesta sigue, salgo de la cama sin poder dormir y camino hacia la puerta, abro esta y salgo fuera, la música está altísima y camino por la casa buscando a Ángelo, al parecer las personas están fuera de la casa y por la ventana puedo ver que hay muchos en la piscina.

—Mira cuantas chicas hermano —escucho una voz y me detengo en seco —sal fuera y diviértete

—Estoy cansado —es la voz de Ángelo y permanezo donde estoy.

—Te gustaría que ella estuviera aquí ¿verdad? —¿De quién hablan? Ángelo suspira

—Me hubiera encantado tenerla aquí

—Amigo olvídala ya o mejor dicho, ¿por qué entonces la dejaste?

—Sí, fui un estúpido y me arrepiento de ello —puedo escuchar el dolor en su voz y siento mucha pena —jamás debí dejarla, pero quería verla feliz y sé que ama a otro, soy un idiota —él gruñe —Hana es el amor de mi vida —aprieto mis dientes sintiéndome horrible por esa confesión ¿Hana?¿quién es Hana?

—Diviértete Ángelo —me alejo despacio hacia la habitación sintiéndome realmente mal, no pensé que dolería, pero lo hace y entro a mi habitación, definitivamente hoy ya no podré dormir y me acuesto en la cama mirando el techo, solo siento como las lágrimas salen de mis ojos y ruedan por mis mejillas.

Me muevo incómoda en la cama y miro hacia el reloj de la pared, es temprano y ayer apenas dormí, salgo de la cama y camino hacia el baño, necesito ver a Ángelo y espero que él siga en la casa aún, hay cosas que aún debemos hablar sobre mi estadía aquí o si le dirá algo a mi padre o me ayudará.




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