Desafiando al destino

Capítulo: 3

Ángelo

Maldigo en voz alta al no poder concentrarme en nada, tengo demasiado trabajo, pero ahora mismo estoy que no entiendo nada, bebo un trago del café que mi secretaria me trajo, pero eso no alivia como me siento y sé que la razón es Gina, le hablé mal, dije cosas horribles y aún puedo recordar sus ojos llenos de lágrimas, me comporté como un idiota, pero solo estoy preocupado por ella y por mí, sus acciones tendrán consecuencias, aun así no debí tratarla como lo hice, pero estaba enfadado con la vida y conmigo por haber dejado ir a Hana. Ya no hay marcha atrás, me pongo de pie y salgo de mi oficina sintiéndome asfixiado ahí, camino por la empresa saludando a todos y me detengo donde Alejandro está, ruedo los ojos al verle con algunas chicas coqueteando, algo es seguro, debo mantenerle alejado de Gina y pensando en eso, saco mi teléfono y marco a la empleada que puse a su cargo.

—Margarita —digo dando un suspiro —¿todo bien por casa?

—Nada bien niño —su voz me hace sonreír —la pobre chica no ha salido de su habitación

—Estará cansada —digo, las mentiras cansan quizás

—No probó el desayuno y a la comida le dio un bocado, me preocupa Ángelo —paso una mano por mi rostro —está embarazada, espera un niño y debe comer para estar saludable —sonrío, un niño, no le había preguntado eso a Gina, cosa que me recuerda que tampoco hemos visto a un médico para que revise que todo esté bien con ella y lleve su embarazo —Ángelo

—Margarita ella es adulta ya

—No debiste gritarle Ángelo —sabía que vendría el regaño —es una chica que ha cometido errores, pero que te ve de forma especial —suspiro —ella confía en ti

—Lo sé

—¿Qué hago? No quiere comer

—No hagas nada, es más, tómate el resto del día libre

—Pero Ángelo

—Ya me encargaré yo cuando regrese a casa —cuelgo la llamada sabiendo que cumplirá

—Un Dios griego —me giro cuando la escucho y quedo frente a una de las modelos, la rubia alza una ceja mordiendo su labio —lo siento jefe, le confundí —sonrío

—Te conozco —mis ojos se entrecierran

—Bueno, soy famosa —ella da un paso hacia mí —Sia Logan —me extiende su mano sonriendo

—Ya me conoces —acepto el saludo haciéndola reír —ahora te recuerdo, antes trabajabas con Hana —su sonrisa se amplía

—Me encantan los hombres con buena memoria —suelto su mano

—Soy tu jefe Sia

—Más divertido jefe —ella me guiña un ojo —ya nos veremos Ángelo —pasa por mi lado y volteo a verla sonriendo, niego con la cabeza rápido y camino de vuelta a mi oficina.

El día termina y luego de comprar todo lo necesario subo a mi auto, hoy se suponía que debía ir a comer con mis padres, pero cambiaré mis planes por Gina, prometí cuidar de ella aunque no me dan ganas de hacerlo y cuando llego a la casa suspiro, tomo la comida que compré y bajo del auto viendo que las luces están prendidas, pero todo está en silencio, Margarita al parecer cumplió con lo que pedí y no está aquí, tampoco los otros empleados y subo a la habitación con la comida ya lista, espero que le guste la comida china, respiro hondo y doy dos toques en su puerta.

—Pasa —entro al escucharla y la chica está acostada sobre la cama, al ver que soy yo rápido se sienta y pasa sus manos por su cabello, sonrío acercándome a ella.

—Margarita me dijo que no has querido comer —le entrego la comida —comida china.

—Gracias Ángelo —ella mira la comida con pocas ganas de comerla

—Gina lamento mi comportamiento esta mañana, estaba cansado y enfadado, últimamente estoy estresado y descargué todo eso en ti, lo siento, no debí hablarte como lo hice.

—No dijiste nada que no mereciera, bueno, algo si —ella mira mis ojos —quiero a mi hijo Ángelo y no estará mejor sin mí porqué soy su madre y no me interesa quien sea su padre, lo amo y lo amaré siempre, los folletos que viste Ernesto me los dio, me negué al aborto, él aceptó, pero quería que diéramos al bebé en adopción —suspiro

—No tienes que explicarme

—Lo sé y da igual, ya tienes una imagen horrible sobre mí y creo que no va a cambiar.

—Es que aún no logro entenderlo, no cabe en mi cabeza que alguien como tú actuara de esa forma —ella esquiva mi mirada —nunca te faltó nada, tenías todos los lujos que querías, cada cosa que pedías tu padre te lo daba Gina —ella sonríe

—¿Crees que nunca me faltó nada? —mira mis ojos —Ángelo, mis padres me mandaron a otro país en contra de mi voluntad, ni siquiera quería estudiar eso, pero era lo que ellos querían, el primer día fuera de casa fue horrible, pero ellos ni siquiera me llamaron, tampoco el segundo, llamaron cuatro días después, estuve años fuera de casa y nunca fueron a visitarme ni siquiera un día porque mi padre decía que si me visitaban querría volver —ella deja a un lado la comida

—Te faltó amor pero

—Era la chica nerd y tonta en medio de un país que no conocía —me interrumpe con la mirada perdida —estudiando algo que no me gustaba, estuve seis meses ahí sin amigos y no aguanté más y me fui, decidí vivir mi vida, tuve amigos por primera vez en mi vida —sonríe

—Gina tu familia te ama

—Lo sé y estoy arrepentida de haberlos engañado, solo quiero que me entiendas un poco —me mira ilusionada

—Es difícil Gina

—Lo sé, tienes una buena familia Ángelo, no te faltó dinero y menos amor, tu padre te daba mucho amor, tu madre se fue, pero estoy segura de que recibías tanto amor de tu padre que ni siquiera echaste en falta el de ella y luego la esposa de tu papá te trataba como un hijo, fuiste amado, yo también, pero de otra forma —toco su mejilla con una de mis manos

—Gina

—¿No cometes errores Ángelo? —río, por supuesto que sí, he cometido demasiados —puede que tú seas perfecto, pero yo no lo soy, me equivoqué si

—Gina —suspiro limpiando algunas lágrimas que bajan por sus mejillas —tus acciones afectarán a todos, ahora mismo me afectan a mí, tus problemas tendrán consecuencias para todos, lo que menos quería eran problemas, cuando acepté cuidar de ti pensé que serias esa chica buena, tímida y pura que imaginaba, pero resultó ser todo lo contrario y lo que menos quiero en mi vida son problemas, ya tengo bastantes —ella asiente




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