Me desperté sobresaltada, estaba oscuro y sentía una leve presión en mi cintura. Miré la hora en mi teléfono: 2:30 de la madrugada. Miré a la persona que se encontraba a mi lado abrazándome.
Samuel.
Fue en ese momento cuando todos los recuerdos vinieron a mi mente. No pude evitar sonreír.
Lo moví suavemente.
- Samuel – susurré – despierta
- No – murmuró - ¿para qué?
- Debes irte – reí.
- No quiero – protestó aún con los ojos cerrados.
- No seas infantil – supliqué.
- No seas aguafiestas – replicó abrazándome con fuerza
- Tu madre debe estar preocupada – dije riendo por lo bajo
- Ella sabe que estoy aquí, además – añadió – no querrás que maneje a esta hora, ¿cierto? – preguntó haciendo ojitos de gato
- No pongas esa cara. – ordené – puedes pedir un taxi – sugerí - o vete caminando, tu casa queda a solo unas cuantas cuadras.
- ¿en serio me echarás? – preguntó aparentando estar ofendido.
- Por favor, ya vete – rogué.
- Solo si me contestas una pregunta.
- ¿Cuál? – interrogué
- ¿últimamente has ido a la playa con Alex?
- ¿esa es tu pregunta? – él asintió – no, no hemos ido desde hace mucho.
- ¿y sexo en el océano?
- ¿disculpa? – exclamé alzando una ceja, Samuel rió - ¿debo contestar eso?
- Solo si quieres – dijo encogiéndose de hombros – yo ya tengo una idea de la respuesta.
- No – admití mirándolo aún con extrañeza – tampoco es como que me llame la atención… es… extraño… no lo sé…- dije con un pequeño estremecimiento. Él rió nuevamente.
- Lo sé – murmuró
- ¿ahora si te irás? – pregunté
- Está bien – aceptó con un tono de derrota - ¿debo salir por tu balcón como un ladrón o por la puerta principal?
- Por la puerta – dije sonriendo – te acompaño, seguramente la alarma sonará en cuanto toques el pomo. -me puse en pie dirigiéndome hacia la puerta de mi habitación – no hagas ruido, por favor – susurré
Samuel me siguió con sumo cuidado por los pasillos y escaleras de mi casa.
Hasta que llegamos a la entrada. Fui hacia el control de la alarma, puse la contraseña y esta se apagó.
No me había dado cuenta de lo cerca que tenía a Samuel hasta que me di la vuelta, él puso sus brazos a mis costados, encerrándome entre la pared y su cuerpo.
¿esto es realmente estar entre la espada y la pared?
- ¿Qué haces? – dije alzando un poco la voz
- No hagas ruido – repitió mis palabras en un susurro y con un pequeño asomo de burla.
- Idiota – murmuré – ¿no comprendes que soy la novia de tu mejor amigo? – interrogué sonriendo
- ¿y? – repuso él, y acto seguido estampó sus labios contra los míos en un suave y delicado beso. Al cual yo correspondí.
Samuel puso su mano en mi espalda, acercándome más a él. Yo me separé, con cierto pesar.
- Debes irte – susurré – ya sabes que me perturba la infidelidad – él rió
- Lo sé, pero también te gusta, no lo niegues. Y estoy seguro de que esto, es el sólo el comienzo de todo lo que llegaremos a ser.
Yo negué con la cabeza riendo.
- Estás muy loco – acusé
- Solo por ti, princesa. – repuso, dando un paso hacia atrás – te veré mañana.
- Adiós. – me despedí y Samuel salió por la puerta.
Me quedé de pie en la entrada, sonriendo embobada. Luego pasé por un vaso de agua y me fui a mi habitación. Al llegar, revisé mi teléfono, tenía 1 mensaje nuevo de Jason:
Vagabundo <3
“Mia, llámame apenas leas esto, no importa la hora”
El mensaje era de hace 5 minutos. Así que decidí llamarlo de inmediato. Contestó a los 2 tonos.
- ¿qué haces despierta? – interrogó a modo de saludo.
- Larga historia, además fuiste tú quien me escribió. – repuse - ¿qué tal la cita?
- Maravillosa – respondió suspirando – jamás me cansaré de repetir lo fantástica que es Vivianne.
- ¿ya son novios?
- Pronto – admitió
- Me alegro mucho por ustedes – dije
- ¿y tú cómo estás? – preguntó y sentí que tenía cierto temor al hacer esa pregunta.
- Mejor, Samuel vino a visitarme y…
- ¡no quiero ningún detalle! – interrumpió burlón
- ¡Sólo vimos una película! – repliqué
- Claro, yo pienso que tal vez sí pusieron la película, pero en definitiva no la vieron – se burló – y seguramente él es la razón de que estés despierta a esta hora.
- ¿en qué momento te convertiste en un viejo? – espeté
Seguimos hablando un buen rato, hasta que nos percatamos de la hora. Nos despedimos y yo me dispuse a dormir.
[…]
- Cuéntamelo todo – ordené mientras me sentaba con Vivianne en una de las mesas de la cafetería.
- Fue simplemente hermoso – respondió sonriente – él es realmente encantador.
- Se ve que te sientes feliz
- Lo estoy – repuso – se comporta como todo un caballero conmigo.
- Se está esforzando en conquistarte – apunté.
- Y lo está consiguiendo – murmuró bajando la cabeza.
No podía creérmelo, el plan de Jason estaba dando resultados.
- Hola chicas – saludó de pronto Isadora
- Hola – respondimos nosotras a coro.
- ¿interrumpo algo? – consultó
- Para nada – contesté – de hecho, tengo algo para ti – dije señalándola con el índice.
- ¿para mí? – preguntó Incrédula, yo comencé a hurgar dentro de mi bolso.
- Ten – le tendí un sobre – es una invitación para ti y tu familia a un evento el sábado en mi casa.
- ¡muchas gracias, Mia! – exclamó tomando el sobre - ¿Vivianne, tú también irás?
- Por supuesto, además es prácticamente una obligación para nosotros, pero siempre disfruto mucho los eventos que organiza Mia – contestó, yo le sonreí.