~Elina~
Contrario a lo que pensé, dormir con Alain resultó realmente cómodo. No intento nada, ni tampoco hizo comentarios sobre lo ocurrido; fue como la noche anterior.
Alain es muy atractivo, además de atento y cariñoso, no me extraña que Mihal esté interesada en él. A diferencia de Clementine, que solo lo ve como un pasatiempo, a ella parece gustarle de verdad. He podido percatarme de las miradas que le dedica siempre que nos encontramos. Él podría tener a quien quisiera, alguien que le diera lo que yo no puedo.
― ¿Todo bien? ―susurra al escucharme suspirar. Me giro sobre la cama, hasta ver su rostro.
―Sí.
― ¿Segura? ―inquiere acariciando ligeramente mi rostro. Sonrió y asiento.
―Sí, pero ya tengo que irme ―digo intentando incorporarme. Alain se anticipa, baja de la cama y me toma en brazos―. ¿Qué haces? ―pregunto sorprendida.
―Te llevo a tu habitación.
― ¿Por qué? ―digo perpleja. Se encoge de hombros, encaminándose hacia la puerta.
―Porque quiero hacerlo ―responde como si no fuera gran cosa. ¡Vaya! Eso sí que me impresiona y me gusta. No protesto, paso los brazos en torno a su cuello y me permito aspirar su aroma―. ¿Dormiste bien?
―Sí. Lamento si te asuste anoche ―musito. Él suelta una carcajada y sacude la cabeza―. ¿Qué? ―pregunto desconcertada ante su reacción.
―Creí que había sido al contrario ― ¡Mierda! Sí que lo fue. Por un instante pensé que lo haría a pesar de mi renuencia y yo estaba tan embelesada con su aspecto, que probablemente no me hubiera resistido.
― ¡Oh no! ―miento. Aunque quizás debería aclararle mi negativa―. Es... solo...
―Entiendo ―dice abriendo la puerta de mi habitación. Que no esté molesto o reclamando solo me hace sentir culpable.
―Lo siento.
― ¿Por qué exactamente? ―pregunta mirándome con curiosidad. Hemos entrado, pero aún me sostiene.
―No lo sé ―Ahora me siento avergonzada. Me remuevo entre sus brazos y con delicadeza me baja, hasta que mis pies tocan el piso―. Me refiero… ¿No tenías sentimientos por Irina?
―Sí, pero ella es simplemente inalcanzable ―Frunzo el ceño y él ríe―. Me gustaba Irina, lo acepto, pero ella tiene a Uriel. Se perfectamente que no podría corresponderme.
― ¿Y cómo hiciste para olvidarla?
―No lo sé ―Puedo darme cuenta el sentido que sus pensamiento toman y me asusta. ¿Por mí?
―Alain… ―murmuro incomoda― quizás…
―El vínculo ―Me interrumpe―. Lo he pensado y puede que sea eso.
―Además…
―No me importa que lo sigas queriendo. Tu eres importante y te repito, haré lo que me pidas si eso te hace bien ―Suspiro y bajo la mirada. Alain siempre tan sincero.
―No quiero que nos volvamos incómodos ―confieso sin mirarlo―. Me gusta estar contigo, pero…
―No te preocupes ―dice levantando mi barbilla―. No tocare el tema, pero estoy para ti ―Se inclina y toca mis labios―. Te espero afuera ―asiento y lo veo salir.
Realmente me gusta, pero no quiero echarlo a perder.
“Pueden pasar”. Digo mentalmente a Luciel y Azura, que se encuentran en el pasillo.
***
―Quiero verlo antes de que vayamos con Bail ―explico a Alain, al salir de la habitación. Asiente y me sigue sin decir nada. Parece tranquilo y no es solo en apariencia. “¿Realmente nunca te enojas?” pregunto curiosa.
Me mira divertido y me muestra una enorme sonrisa.
“¿Quieres que lo haga?”. Pongo los ojos en blanco y rio.
“No hace falta”.
Veo a Dina, salir de su habitación. Es una de las sirvientas que están a su cuidado.
― ¿Cómo amaneció? ―pregunto, esperando que la mejoría que vi ayer no haya desaparecido.
―Mucho mejor ―asegura con una expresión de alivio. Pobre, ha tenido que soportar su mal genio.
―Gracias.
Haciendo una inclinación, Dina se despide. Miro emocionada a Alain, quien toca mi brazo. Esa es su forma de reconfortarme, de mostrarme su apoyo.
―Aquí te espero ―Asiento y abro la puerta.
Danko levanta la mirada del libro que sostiene. Cierro la puerta y avanzo.
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Editado: 31.10.2018