“Ella”
“Durante las últimas dos semanas desde el inicio de clases me he sentido muy tranquila emocionalmente. Simón y yo hemos estado saliendo al parque cada vez que podemos, y los días que no podemos salir conversamos por chat o vídeo llamada. Nuestra relación está yendo muy bien. En cuanto a mi amistad con Mateo todo parece ir bien. Tenemos muchas cosas en común y hay mucha química en nuestras largas pláticas, pero tengo claras las cosas con él. Solo es un amigo más como Jarol…”
“¿Qué planes tienes para hoy?
Un mensaje de Mateo interrumpió su escritura.
“Saldré con alguien a dar una vuelta”
“¿Qué hay de ti?”
“No lo sé, creo que hoy seguiré tu
consejo, esperaré a ver qué me tiene
planeado el destino para mí”
“Suena un buen plan para mí”
Le envió Kara seguido de un emoji sonriente.
“Bueno, te escribo luego. Tengo que ir
a estudiar un rato.”
“Hasta luego”
"Él"
Mateo dejó su celular sobre la mesa de noche del despacho de su padre y abrió su libro de química levantando la marca páginas de cartón delgado en forma de pluma. Estaba por continuar con su lectura cuando su teléfono sonó. Lo tomó, era una llamada de Héctor.
- ¿Interrumpo? –Preguntó Héctor con voz ronca.
-Aun no empezaba así que no… -Respondió Mateo dejando a un lado su libro.
-Quiero hablarte sobre Ángela y más que hablarte, quería preguntarte algo…
-Pues suéltalo. –Pronunció Mateo muy divertido.
-Quiero decirle a Ángela para que sea mi novia y para eso debo preguntar, ¿tendrías algún problema con eso? –Preguntó Héctor pronunciando cada palabra con claridad y duda a la vez.
- ¿Really? ¡Por Dios! –Pronunció vacilante–. Vamos amigo, Ángela y yo solo somos amigos. Como tú y yo. No me molestaría en absoluto que ambos estén juntos, al contrario, me sentiría muy feliz si mis dos mejores amigos están juntos.
-So cool. –Se contentó Héctor–. Debo confesar que por un momento creí que te afectaría o algo parecido.
-No problem my friend. Pero ¿estás seguro?
-Claro que estoy seguro. Hemos estado hablando las últimas semanas y al principio no estaba muy seguro, pero ahora creo que sí podría decirme que sí.
-Pues no pierdas más tiempo y ve a decírselo. –Lo motivó Mateo–. Me lo cuentas luego.
-Tienes razón, pero eso sí, ni una palabra a nadie más por ahora. En especial a Alejandro, ya sabes como es.
-Tranquilo… No le diré nada.
Mateo puso su teléfono de vuelta en la mesita. Y sonrió divertido ante la ocurrencia de Héctor, le parecía divertido la sola idea de verlos juntos como pareja. No tenía problema con ello, pues él y Ángela habían terminado su relación hace cinco meses, y no terminaron en malos términos o con sentimientos encontrados. Simplemente quedaron como los mejores amigos que fueron mucho antes de estar juntos, y hasta el momento todo seguía así, con su amistad intacta. E incluso planeaba seguir así, no tenía ni la más mínima intención de generar resentimientos hacia alguien. Su meta era una sola, y esa era Cambridge.
“Ella”
-Papá, ¿te molesta si voy con Simón al parque de aquí a la vuelta? –Kara se paró bajo el marco de la puerta del despacho de su padre. Él se encontraba escribiendo algo en su laptop, levantó la mirada para responderle a su hija.
-Claro cariño. Puedes regresar a las siete como máximo. –Le respondió a su hija echándole una vista a su reloj en su muñeca derecha. –De hecho, ¿por qué no lo invitas a cenar? Hace mucho que no lo veo por aquí.
-Claro papá, yo le digo. –Se acercó a su padre y le dio un beso en su frente. –Te amo.
-También te amo cariño. Ve con cuidado.
Kara salió rápidamente de su casa, como cachorro ansioso por salir a pasear. Afuera de la casa se encontró con Simón de pie en la acerca. Vestido con una camisa azul con rayas negras sobre una camiseta gris, unos jeans oscuros y unas vans blancas, y en la cabeza un bennie azul. Kara no dudó ni un segundo en correr hacia sus brazos y darle un cálido beso.
-Te ves muy hermosa. –Le comentó Simón con suavidad al ver su rostro bajo los cálidos rayos del sol.
-Y tú te ves radiante. –Le sonrió Kara mientras los dedos de Simón se entrelazaban en su cabello.
- ¿Vamos? –Le dijo Simón tomando suavemente la mano de Kara.
-Vamos. –Le respondió Kara con suavidad y encaminaron hacia el parque que quedaba a unas calles de la casa de Kara.
-Entonces… ¿Cómo te ido estos días? –Preguntó Simón inclinando la cabeza un poco hacia la de ella.
-Bien… –Respondió Kara acercándose más hacia él–. Y mejor ahora que te tengo aquí conmigo.
Luego de caminar un poco llegaron al parque, y los recibió el sonido de los niños jugando y correteando de aquí por allá. Una que otra madre perseguía a su pequeño que no quería irse. Una niña pasó patinando rápidamente junto a ellos, detrás de la niña corrían otros dos niños que la perseguían. Era la “tranquilidad” que le gustaba a Kara y Simón era consciente de ello. Kara sonreía mientras gozaba de la vista y el bullicio que le gustaba tanto.
-Mejor háblame sobre ti, ¿cómo estás? –Le preguntó a Simón mientras sus ojos se dirigían a él y se sentaban en una de las bancas.
-Mmmm. Bien… –Respondió Simón arrugando levemente la nariz. –La verdad, no. Últimamente me he estado sintiendo un poco cansado, mi papá ha estado presionándome mucho…
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Editado: 16.10.2021