Descubriendo a Marte

Capítulo ocho

 

Estuve averiguando estos días sobre la especialidad que quiero estudiar en la carrera de ciencias, y creo que elegiré astronomía. Papá solía llevarme al bosque para ver las estrellas a través de nuestro telescopio, y me enseñó a identificar las constelaciones.

Hace un tiempo descargué una aplicación donde puedo ver y reconocer estrellas, y ahora estoy obsesionada con ella, ya que puedo observar el cielo de cualquier parte del mundo. Observar estrellas se ha vuelto mi pasatiempo favorito.

También me obsesioné con las películas sobre el fin del mundo o catástrofes naturales, y sentía mucha satisfacción al verlas.

Una de mis metas de vida es descubrir algún cuerpo extraño que esté por caer en la Tierra y ser la primera persona en descubrirlo para poder salvar a la humanidad. ¿Quién no quiere ser un héroe? Yo lo quiero ser. Y la astronomía es la carrera que elegí para poder convertirme en una heroína.

Sé que tal vez no debería poner todo mi futuro en un pensamiento infantil como el querer salvar al mundo, pero al menos es lo único que me llama la atención.

Ahora solo tengo que mejorar en aritmética, ya que soy buena con las fórmulas, pero tengo problemas al ejecutarlas y las respuestas nunca son las correctas, siempre me equivoco en lo mínimo. Tengo que encontrar la manera de mejorar eso. Por eso decidí ir a la biblioteca para repasar algunos ejercicios.

Después de sentarme por más de veinte minutos, llegué a la conclusión de que odio la aritmética. Estaba siendo una pérdida de tiempo.

Quiero llorar, pero opto por derrumbarme en la mesa y destruirme mentalmente.  «Lloras por todo» Y mentira no es.

Alguien se sienta en el asiento de al lado.

- ¿Necesitas ayuda? .- Necesito una limpia, no puede ser que esta chica esté en todas partes.

- No. - «Por favor vete»

- Yo creo que sí, porque todo esto está mal.- dice mientras observa mi hoja de ejercicios.

- Ya lo sé.- Sigo con la cara en la mesa, estoy agotada.

- Déjame ayudarte.-

Paula era la mejor alumna en nuestra anterior escuela. Y posiblemente aquí también lo sea, y si no, sería la segunda. Pero al ver a mis compañeros, estoy segura de que ocupa el primer lugar.

Todo se le daba bien, siempre la veo demasiado tranquila resolviendo sus exámenes y es la primera en entregarlos.

¿Por qué a mí no me dieron el don de solo escuchar y comprender? Tengo que leer todo cien veces para poder aprender algo.

- No te preocupes, debes tener cosas más importantes, puedo hacerlo sola.

- Tú eres una cosa importante.- «Auxilio» Siento como mi rostro enrojece y tiro mis libros al suelo a propósito para poder agacharme y ocultar la cara de tomate que tengo.- Y ya sé que me dirás que puedes tú sola, pero quiero ayudarte, a veces es bueno estudiar en compañía.

- Mmm, bueno.- intento sonar indiferente.

- ¿Quieres que establezcamos un horario?- «Ah, pero la cosa iba en serio.»

- Realmente no es que necesite tanta ayuda.- «Sí, la necesitas.»

- La organización es la base para un futuro prometedor. - Es lo que mi papá me decía.

Agacho la cabeza porque esa frase me hace recordarlo, vuelvo a mirarla para responder con una sonrisa, pero fue ella la que me da una primera.

Una punzada en la barriga.

- ¿Cómo vas con tu ataque de pánico? ¿Ya no ha vuelto a pasar?

- No creo que haya sido un ataque de pánico.- No me he informado la verdad, y con todo lo que está pasando en mi vida olvidé contarle a mi mamá.

- Marte...- se gira hacia mí y me agarra de los hombros.- No soy psicóloga para dar diagnósticos, pero estoy segura de que fue un ataque de pánico y deberías buscar ayuda.

- Lo haré, apenas tenga tiempo.- me sacude los hombros.- Okey, okey lo hablaré con mamá, apenas la vea.

Paula me suelta y se acomoda en su sitio, marca unos ejercicios en mi libro.

La sacudida me ha dejado desconcertada y siento que mi cuerpo se ha convertido en gelatina. ¿Por qué su contacto me provoca esto? Tal vez ha sido solo porque me ha sacudido con fuerza y me desencajó hasta el cerebro.

- Por cierto, lo siento por lo que te dije sobre que no estaría ahí para ti en caso de que tuvieras otro ataque de pánico. Mentí. Si alguna vez te sientes así de nuevo, llámame.- Toma uno de mis cuadernos y empieza a escribir.- No sé si tienes mi número, pero es este, puedes llamar siempre.

Me quedo en shock. Realmente es difícil lidiar con la personalidad de Paula. Hace unas semanas me odiaba y ¿ahora me dice que la llame?

Necesito hablar con ella, aclarar las cosas y poder así empezar una nueva amistad. Pero la verdad es que ni yo sé cómo se habla con alguien y ni cómo se aclaran las cosas.

Es difícil hacer las cosas correctamente.

- Está bien.-  miro hacia abajo porque siento que sus ojos avellanos en cualquier momento me manipularán. Si me pidiera ahora mismo que le baje la luna, lo hago.

- No está bien, porque te debes alejar de las personas que te tratan así.- Juega con sus dedos.- Y yo no quiero que me alejes de ti.

- Bueno, yo nunca te alejé.- sigo sin mirarla, me da algo de vergüenza.

- Sé que debemos hablar.- se acomoda nuevamente en la silla y empieza a escribir en mi libro de ejercicios.- Pero continuemos con esto, no seas tan apurada en resolverlo. Si ya sabes las fórmulas, solo tienes que tener cuidado en la ejecución y los signos, siempre anda con calma.

Estuvo media hora enseñándome aritmética y debo admitir que se me hizo fácil practicar con ella. De diez ejercicios solo fallé en tres.

Terminamos de estudiar y quedamos en vernos en estos días nuevamente en la biblioteca para seguir practicando. No puedo creer que se haya propuesto ayudarme tan amablemente.

Y me deja un poco menos atormentada el hecho de que fuera ella la que me diga que teníamos una conversación pendiente, y espero que suceda pronto.




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