Capítulo diez || Parte III

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-¿Soy un idiota, no?- Está sentando mirándome fijamente a los ojos.

Dejo mi bicicleta a un lado y me siento junto a él. La verdad es que no sé qué decir, intento ordenar cien ideas a la vez.

- No soporto que estemos así.- Suelta mi mirada, y aparta su rostro, pero logro ver sus ojos cristalinos y una lágrima que amenaza con salir. Él está aguantando las ganas de llorar y eso me hace sentir muy mal. Porque pocas veces lo veo así.

- Perdóname Marte, me dijiste que me quedara contigo y me fui.- su voz se quiebra en la última palabra.- Ellos me hacen sentir bien y me hacen olvidar cualquier mínimo problema o drama. Los conocí montando, hemos estado bebiendo, escuchando música y la verdad es que me gustó estar así.- «Te entiendo perfectamente.»

-Puedes estar así con Samuel y conmigo.- Me siento obligada a decir eso como consuelo.

- Pero tú y yo ya no nos vemos mucho, y Samuel ha estado haciendo sus cosas por su cuenta. Me dijo que odiaba el cigarro y verme fumar todo el tiempo lo aturdía.

- ¿Desde cuándo empezaste a fumar?

- No sé, desde hace relativamente poco.

- Relativamente...- Doy un suspiro.- Yo fumé por primera vez esa cosa. Tú estás fumando cigarros, Samuel debe estar alcoholizado tirado en una calle mientras intenta inyectarse alguna sustancia de dudosa procedencia. Estamos en nuestra Skins era.

Jota se ríe, pero automáticamente vuelve a la expresión de antes.

-No creo, o sea, sé que le molesta ese tema, pero también me dijo que estaba ocupado en un proyecto personal que luego me dirá.

-¿Proyecto personal? ¿Será algo con la música?

-No sé, supongo.

- ¿Has estado averiguando lo de tu beca?- hace tiempo que no veo interés por eso en él. Realmente me sorprende, ya que tenía muchas cosas en mente este año para conseguirla.

-No.

-Pero Jota....- Intento controlar mi voz para que no sienta que lo estoy recriminando.

-Ya sé, es que realmente me siento abrumado por muchas cosas.

-¿Por nosotros? - no quiero ser la culpable de que no esté concentrado en su futuro.

-No, por todo en general. Ahora solo me la paso haciendo nada, la verdad, y me gusta estar así. Pero a la vez duele porque siento que yo mismo me estoy quitando mi música.

Quiero abrazarlo, está siendo presionado y lo entiendo perfectamente. El futuro nos está arrebatando completamente nuestro presente.

-Puedes estar con tus amigos, pero también pensando en tu música.

-No sé cómo.-Entierra su cara en sus rodillas.- No hay nadie que me explique ni un manual de cómo hacer para lidiar con todo esto. Ahora me siento solo. Ya no están tú ni Samuel, y sé que así será el otro año, y solo debo acostumbrarme.

-Te entiendo.-

Lo abrazo y rápidamente la culpa me invade, y los pensamientos que estaba esquivando vuelven con fuerza.

-Marte, no quiero que sientas pena por mí, tú siempre estás para mí y no quiero que pienses que soy egoísta.- «Soy la peor persona del mundo.»

-Pero igual sientes soledad estando con compañía...- es más una confesión que consolación.

-Sí...- Nos abrazamos y pone su cabeza entre mi cuello y mi hombro.- ¿También te sientes así Marte?

-Sí, muchas veces.

-Ya no quiero ser adolescente, quiero ser mayor de una vez para poder sentirme mejor.

-Tampoco sabemos si siendo adultos pasará, puede ser peor.

-Esto es horrible, no quiero que sea peor, no podré soportarlo.

-Leí que varios decían que somos la generación de la depresión.

-¿Crees que lo que sentimos es depresión?

-No lo sé, personalmente, creo que era un artículo un poco irresponsable. Creo que hay algo más, pero siento que a veces no escuchan nuestros verdaderos sentimientos y encapsulan todo en un mismo frasco, todos tenemos problemas sí, pero diferentes tipos de problemas no lo sé... tal vez todos estamos camino a eso, pero aún no, no lo sé la verdad.

-¿Crees que nuestros papás hayan sentido depresión?

-Bueno, ahora mismo estamos diciendo pensamientos al aire, pero la depresión es una enfermedad... Así que la verdad es que no puedo dar ese diagnóstico a nuestros papás. Pero supongo que también pasaron por lo mismo. No lo sé, nunca lo he hablado con mi mamá.

Y es algo que debo decirle pronto, porque no puedo lidiar con cosas que no conozco del todo, es más, creo que no sé nada del tema.

- Mi mamá es buena mamá, ¿sabes?-

-Lo sé.- Puedo confirmarlo, es una mamá soltera y ella hace todo por su hijo.

-Pero cuando estoy estresado con el colegio o cuando no me sale una canción en la guitarra me dice cosas como: "Pero tienes 17 años cómo vas a estar estresado por eso, cuando tengas mi edad y trabajes vas a sentir el verdadero estrés" o cuando algo me pone mal también me dice "como me puedo sentir mal por eso tan insignificante" y no sé... me hace sentir culpable por sentirme así.

-Sé que se siente. Yo siempre me siento culpable, mi mamá no me ha dicho cosas como esas, pero el que trabaje tanto y verla cansada me hace sentir culpable. Si le digo que estoy llorando porque la tarea de trigonometría no me está saliendo bien, automáticamente me siento tan mal de quejarme por algo así, cuando ella la está pasando peor que yo.

Me detuve ahí, no quiero hablar sobre mí. Él me está contando sus problemas y no quiero que esto se haga sobre mí.

Él me mira, dando a entender que puedo seguir hablando, pero no quiero hacerlo.

- Continúa.- Insiste.- ¿Te has sentido así ahora último?

-Me he estado sintiendo muy mal en clases.- La timidez me invade, y es algo raro que me pase con Jota, pero jamás hemos hablado de esto.- Ya no soporto el dolor de cabeza que me genera la escuela, ¿sabes?- Es inevitable, no puedo evitar las ganas de llorar que siento nuevamente, como siempre.- Entonces no se lo puedo decir a nadie porque solo soy una adolescente y son problemas de adolescente, problemas que no son para tanto, pero si son para tanto.- Mi voz suena entrecortada, y comienzo a desesperarme para hablar rápido antes de que algún llanto me salga.- Me falta el aire, a veces no puedo respirar. Me pongo tan nerviosa, que si comí algo antes lo vomito todo. Apenas pisó la escuela, las piernas me tiemblan, creo que tuve dos ataques de pánico este mes.