5 - Alara – 3

Luego de muchas explicaciones y una conversación incomoda sobre el pasado de Mirabella, la espía estaba caminando dentro de la habitación pensando en voz alta. Juna y Tori estaban por llegar y sus amigas estaban buscando algo para comer.
“Voy a tener que hablar con mi jefe, Alara, pero… si esto es cierto necesitamos llegar a ese lugar lo más rápido posible y no sé si puedo creer todo lo que me dijiste de Revan.” Decía sin dejar de caminar. “Yo me ocupo, tú encárgate de tu novio… No me gusta lo que estoy escuchando sobre ti en la Orden, todos dicen que has caído al lado oscuro.”
“Lo sé, creo que Shura ha estado hablando de mí…” Dijo apenada Alara. “Gracias por…”
“Nada, somos amigas. Además, esto involucra a la galaxia…”
“Yo me encargo del Imperio.” Dijo con seriedad Shin mientras se sentaba en la cama. “Mi máscara va a servir para algo…”
“No vas a hacer nada hasta que te recuperes…” Dijo ofuscada Alara. “Las chicas estaban buscándote algo para comer…”
“Tenemos que…”
“Cierra la boca…” Dijo ofuscada Alara.
“Parecen una pareja de casados…” Dijo jocosa Mirabella. “Shin, escucha a tu novia.”
“Lo sé, pero…” Dijo pensante el joven mientras Alara se acercaba a su lado. “La Joya está en un lugar… complicado, es tierra de nadie y pueden detonar la guerra para el lugar equivocado.”
Alara se aferró a él, apretándolo con fuerza.
“Tienes que descansar, Shin…” Dijo apenada.
La espía los miraba con curiosidad.
“Estoy bien, preciosa… Creo que necesito sentarme a meditar profundamente un rato y…”
“No…” Dijo ofuscada Alara. “Primero va a verte la sanadora, me importa poco que diga lo mismo.”
Shin sonrió divertido.
“Lo único que voy a hacer es asegurarme de que no quieran desconectarte de la Fuerza.” Agregó con seriedad. “¿Me escuchaste?”
“Fuerte y claro, mi amor.” Dijo sonriente Shin. “Tienes suerte de que estamos en un hospital, Alara.”
La jedi se sonrojó al instante.
“Shh…” Dijo avergonzada mientras miraba a Mirabella.
“¿Quieres que haga algo con lo que dicen en la Orden?” Preguntó divertida Mirabella.
“No…” Dijo apenada Alara.
“Voy a organizar esto… Después vengo a buscarlos, no deberías quedarte en este lugar.” Dijo pensante mientras se acercaba. “Tengo el lugar perfecto para ustedes. Cuida a tu novio, Alara…”
La espía se marchó por la puerta como si fuera una enfermera más del hospital.
“Me encanta mi novia, Alara…” Dijo sonriente Shin. “No sé si me gusta verte así de preocupada…”
“Yo… Nunca había estado así de preocupada.” Dijo en voz baja Alara mientras se escondía en el pecho de Shin. “Solo cuando… cuando te perdí…”
“No voy a irme a ningún lado, preciosa.” Dijo pensante Shin. “¿Cómo están los demás?” Preguntó mientras acariciaba su espalda. “Meetra me pidió algo… Estaba enamorada de una tal Brianna… ¿Te suena?”
“Sí, era una echani… Tenía el mismo puesto que Shura durante la reconstrucción de la Orden.” Dijo apenada Alara.
“Bueno, Meetra la ayudó a descubrir su conexión con la Fuerza y le prometió que iba a volver con ella cuando terminara de salvar a la galaxia…” Dijo pensante Shin. “Yo…”
“Vatse está buscando la tumba de Bastila, ahora le escribo…” Dijo pensante Alara. “No quiero que nos pase lo mismo que Revan y Bastila, Shin. Quiero pasar toda mi vida a tu lado.” Agregó entre lágrimas.
Shin la apretó con cariño.
“Estoy haciendo todo lo posible para que eso pase, hermosa.” Dijo apenado Shin.
“Quiero… tantas cosas… Esto es más difícil de lo que esperaba.” Agregó avergonzada.
“Estoy para ayudarte…” Dijo con cuidado Shin. “Tus padawans están llegando…”
“No quiero perderte otra vez, Shin… No sé cómo…” Dijo entre lágrimas Alara.
“Shh…” Dijo apenado Shin. “No llores, preciosa… No es mi intención lastimarte.”
“Lo sé, es que… Mi corazón no sabe que hacer… Cuando te desmayaste… Pensé que iba a estar sola otra vez…” Dijo apenada Alara.
“Alara…” Dijo apenado Shin. “No sé cómo decirte cuanto te amo y no puedo prometerte que nunca voy a faltarte. Lo único que puedo hacer es decirte que siempre voy a quererte a mi lado, que siempre voy a estar esperándote, que siempre estoy pensando en ti…”
Alara tuvo que besarlo. Su despliegue amoroso fue interrumpido la voz de sus padawans. Juna y Tori estaban siendo custodiadas por Mirana, que las dejó dentro para mirar un rato a su novio.
“Chicas, gracias por venir.” Dijo apenada Alara mientras recibía un abrazo de Tori.
“Maestra… Todos dicen que eres una sith…” Dijo apenada Tori. “¿Cómo estás, Shin?”
“Mejor de lo que parece.” Dijo divertido.
“Tori, necesito tu ayuda…” Dijo apenada Alara. “Necesito que una de las maestras me ayude con él, pero tengo miedo de que…”
“¿Lo desconecten de la Fuerza?” Preguntó sorprendida Juna. “Por lo que estoy escuchando, es posible…”
“Por eso necesito su ayuda, quiero aprender a… controlar la conexión que puedo darle a ustedes así no lo lastiman.” Dijo apenada Alara.
“Preciosa, no…”
“No quiero escuchar eso, Shin… Eres… hermoso, es una de las cosas más bellas que me has dado esta posibilidad de verte a través de la Fuerza.” Dijo apenada Alara. “Me encanta sentir tu cálida presencia y no voy a permitir que nadie me la quite…”
Shin sonrió en silencio.
“No puedo discutir eso…” Opinó divertido. “Pero…”
“Nada… Si ellos quieren odiarme, quieren marcarme como sith, que lo hagan.” Dijo con decisión Alara. “No tengo miedo de esto que siento y… la gente que quiero respeta mi decisión…” Terminó mirando a Tori.
Juna se acercó a apretar su hombro.
“¿Puedes hacer que nosotras sintamos a Shin?” Preguntó con curiosidad.
“Tori ya lo ha sentido.” Dijo apenada Alara. “¿Quieren practicar?”
Alara se acercó para mirar a Shin mientras apretaba las manos de sus padawans. Tori cerró los ojos mientras Juna miraba a su maestra. Ambas se sorprendieron al sentirlo.
“Es… cálido.” Dijo sonriente Tori. “Me recuerda al Maestro Syo.”
“No era mentira…” Dijo ofuscada Juna.
Alara las soltó para abrir sus ojos.
“Nada…” Dijo al aire Juna.
Tori estaba con los ojos clavados en su novio.
“Ah, se esfumó…” Dijo ofuscada la padawan.
“Vas a tener que practicar un rato, preciosa.” Dijo sonriente Shin.
Alara podía hacer cualquier cosa por su padawan.