Desde cero

Capítulo I - Decisiones

Un día como cualquier otro en el hospital local de una gran comunidad, un doctor llamado Ju-salo Gasa está en el quirófano en medio de una cirugía en la cual lleva ya más de doce horas sin cesar, al terminar la cirugía y confirmar el éxito de la misma, Ju-salo tomó una decisión que cambiara toda su vida y sin antes comentárselo a su esposa y su pequeña hija, se dirige a la dirección del hospital y le dice al director del mismo que las probabilidades de que el abandone el hospital son tan altas que casi podría confirmárselo, respondiéndole este que si se sentía incómodo con el personal o si había tenido problemas con alguien y este le responde que no, solo corazonadas. Sentía que debía hacer algo importante, pero por dentro del sí sabía lo que quería aunque no lo expresó en ese momento.

Al marcharse a su casa, luego de ducharse y descansar un poco, le dice a su esposa que quiere hablar con ella de un tema bastante importante y esta le responde diciéndole que está ocupada, a lo que este responde que está pensando dejar el trabajo.

Si, ya va siendo hora de montar tu propia clínica - Cairel (La esposa de Ju-salo)

No, no me refiero a eso, me refiero a dejar la medicina en general. - Ju-salo.

¿TE ESTÁS VOLVIENDO LOCO?, Si haces eso ¿a que te vas a dedicar? - Cairel.

A la poesía, es lo que corre por mis venas y es lo que me apasiona, mi padre era poeta, mi abuelo también y todos en mi familia fueron reconocidos escritores. - Ju-salo.

Ellos y tú no son iguales, tu eres doctor, no debes dejar tu trabajo para aventurarte en algo que ni siquiera sabes si vas a lograr, puedes ser poeta y doctor a la vez. - Cairel.

¡NO!, no tengo tiempo para ambas cosas, me dedicaré a las artes literarias y el tema no entra en discusión, ya tomé la decisión y mañana mismo dejaré mi trabajo. - Ju-salo.

SI HACES ESO ENTONCES TE PEDIRÉ EL DIVORCIO - Cairel

Pues será mejor que lo vayas preparando porque es lo que haré - dijo Ju-salo pensando que Cairel no sería capaz de abandonarlo. - y habla más bajo que Valentina está durmiendo...

Al amanecer del día siguiente, Ju-salo partió al hospital con una carta de renuncia, fue directo donde el director del hospital y tienen una pequeña conversación.

Señor, acá le traje mi carta de renuncia, hoy haré todo el trabajo que deba realizarse en mi departamento, pero mañana no voy a asistir, el otro especialista puede realizar mi trabajo, total él siempre quiso mi puesto - Ju-salo

Ya lo tenía previsto, puedes irte tranquilo desde ya y cuando quieras volver, solo tienes que presentarte, acá tienen un trabajo el día que desees. Ahh, una última cosa, me gustaría saber ¿qué harás con tu vida ahora?. - El director.
La vida es solo una señor, un día viene después del otro, cuando muere el sol nace la luna, y el planeta está en movimiento constante, los personas somos seres cambiantes y quizás mañana me arrepienta de lo que hoy estoy intentando hacer, pero en el hoy por hoy no me arrepiento a pesar de lo que me pueda costar. Sé que esta no fue su pregunta pero, qué mejor manera de responder a una pregunta sin respuesta que con una respuesta sin preguntas que quizás lo deje pensando. - dijo Ju-salo mientras salía de la oficina del director.

Al marcharse del hospital, Ju-salo se despidió de todos y al llegar a su casa, encontró una carta de su esposa donde decía que la llamara en caso de que no haya dejado el trabajo, de lo contrario encontraría un acta de divorcio debajo de su almohada, que por favor la firmara.

Ju-salo respetando la decisión de ella al abandonarlo por el decidir perseguir sus sueños, firmó el acta de divorcios y decidió comenzar de cero en todo, un tanto amargado por el divorcio y porque su hija se marchaba con quien era su esposa, se va a un bar con dinámicas de karaoke que le quedaba a unas cuadra con la intención de tomarse unos tragos y como todo un bohemio, improvisar una poesía delante de todos.

Al llegar al bar, se sienta en la mesa de la esquina, la arquitectura del bar era cuadrada y un poco pequeño, con una tarima en el fondo a unos dos pies de altura, todo era muy oscuro a excepción de la tarima que todas las luces se dirigían allá para poder observar al intérprete de la poesía que se recitaba o a la persona que subiera a cantar, cuando Ju-salo tomó asiento en seguida llegó una cantinera.

¿Qué desea tomar señor? - Cantinera

Tráigame lo más fuerte que tenga - Ju-salo

Unos minutos más tarde la cantinera le llevó una botella de vodka, el empezó a tomar mientras observaba a las demás personas que subían a la tarima equivocarse repetidas veces, quizás por vergüenza, quizás por no memorizar bien sus líneas antes de subir o sólo por coincidencias de la vida, y mientras él se buscaba un tema para hablar por primera vez en público y ante más de treinta personas, llega un señor de unos 25 años de edad, y se sienta en la misma mesa que él, ya que todo el lugar estaba lleno y no había más espacio donde sentarse.

Se le ve un poco triste, ¿le pasa algo señor? - preguntó el extraño con un poco de atrevimiento.

Riéndose ante aquel atrevimiento, lo único que pudo salir de los labios de Ju-sa fue: "Quizás, pero no, estoy más feliz que nunca" - sabiendo Ju-sa que se encontraba en un estado de divorcio y que cualquier persona normal sentiría un poco de soledad e incluso hasta tristeza, como parecía ser el caso.

Pero la verdad es que no, lo único que tenía preocupado a Ju-sa era el tema del que iba a hablar al subir a la tarima y sin darse cuenta ya había encontrado dicho tema... 

Esperando una oportunidad para subir a tarima, le hace señas al organizador de eventos, y este le responde de igual manera que él es el cuarto en la lista, una vez supo esto el trató de organizar sus palabras antes de subir para no equivocarse como los demás, según él, la diferencia entre un profesional y un amateur está en la fluidez y la forma en que se dicen las cosas.




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