Una vez llegué al Puerto de la perla, sentí como la sangre hervía dentro de mí, son las ganas de manejar las masas, de estar frente a un inmenso público, de que se haga un libro en mi honor y que todos me reconozcan como el poeta que evolucionó la literatura.
Caminando hasta el pequeño hostal en el que me hospedaría, voy viendo la ciudad y es una preciosidad, las personas se ven muy alegres y me brindan una muy buena vibra, pero aun así sigo sintiéndome vacío por dentro.
Ya sé lo que haré con este vacío, me desahogaré mediante rimas y al tener la oportunidad las expresaré ante un público para que sean el jurado de mis buenas letras y los testigos de un gran cambio de la poesía como la conocemos hoy en día.
Al llegar al hotel voy a escribir línea por línea lo que siento, hasta sentirme completamente aliviado y sin ninguna carga de estas. Este sentimiento de soledad no puede estar conmigo por siempre...
Más tarde en el cuarto del hostal.
-¿QUÉ RAYOS ME PASA?, Intento escribir pero no sale nada - grita Ju-sa llorando del enfado.
Frustrado por durar tiempo encerrado sin que fluyeran las buenas letras para su poesía, se vuelve a ir a caminar por la nueva ciudad, a conocer el lugar y ver a las personas, después de todo se sentía en armonía, como si siempre hubiese vivido en esta ciudad.
Cuando toda esta felicidad que había en el aire es arrebatada de repente mientras caminaba a la orilla del mar se encuentra a un niño llorando, sin ningún tipo de compañía aparente, Ju-sa se queda observando el comportamiento de aquel niño por unos minutos.
Al confirmar que aquel joven estaba completamente solo, Ju-sa decide acercarse y hablar con él, ver la razón de su tristeza, claro si aquel joven era capaz de contarle.
Buenas tardes joven, desde la distancia no pude evitar escuchar tu llanto y me acerqué un poco a ti, tengo varios minutos observando y veo que nadie viene a ayudarte, ¿acaso estás solo? ¿Dónde están tus padres? - pregunta Ju-sa
Mis padres ambos eran marinos en el buque que se hundió hace unas semanas, aún no los encuentran y ya han encontrado a más de treinta personas vivas, yo vengo al muelle a esperarlos, yo sé que ellos van a volver porque saben que la abuela está muy vieja y enferma y yo no quiero ir a una casa de adopciones - responde él niño.
¿Cuál es tu nombre y tú edad joven? - pregunta Ju-sa
Mi nombre es Adonis y tengo cinco años ¿y el de usted?
Las personas me llaman Ju-sa joven Adonis, ¿te molestaría si me siento a esperar contigo?
¿Usted también cree que puedan volver? - pregunta el joven Adonis
A veces es mejor no afirmar nada, pero debemos tener fe en la cosas, todo en este pequeño mundo tiene un límite, lo único que no tiene límites es el poder de la imaginación y si eres capaz de imaginarlo, eres capaz de lograrlo - Ju-sa
Entonces si puedo imaginar a mis papás conmigo, ¿ellos van a volver? - Adonis
Quizás no ahora joven Adonis, y sé que quizás eres joven para entender este tipo de cosas pero, piénsalo pequeñín, ¿a tus padres les hubiese gustado verte así? - Ju-na
No, ellos siempre trataban de sacarme una sonrisa, aun cuándo murió mi perrito mi mamá me hacía cosquillas y ponía caras raras - Adonis.
El valor de la vida es inmenso y justo en este momento, tus padres están aquí contigo, amándote y sufriendo contigo al verte como lo estás, así que ¿porque no comienzas regalándoles una sonrisa? - Ju-sa
Luego de esta pequeña conversación el joven Adonis sonreía con lágrimas en los ojos mientras seguía esperando, como supuse, él no entendió lo que le quise decir, pero decirle que sus padres no están vivo,s no es la mejor opción por el momento, es mejor vivir con esperanzas nulas que sin ellas. Con el tiempo él se va a dar cuenta que sus padres murieron pero desde donde sea que se encuentren lo van a cuidar.
Una cosa más joven Adonis, ¿me dijiste que tu abuela estaba enferma? - Ju-sa
Si, los doctores no pueden hacer nada, dicen que no tienen a alguien capacitado para realizarle la operación y no tenemos dinero para pagarle a alguien en las clínicas que si pueden ayudarnos - Adonis
Creo que conozco a alguien que puede ayudarte pequeñín, ¿me puedes presentar a tu abuela? - Ju-sa
¿Estás seguro que la pueden ayudar? - dice el pequeño Adonis con un tono de emoción en su voz - por favor ayúdela, vamos lo llevaré donde ella, ella es la única que cuida de mí.
Como te dije hace un momento no es bueno confirmar nada, pero llévame hasta donde ella y te diré si mi amigo es capaz de ayudarle - Ju-sa
Aquel niño había conmovido el corazón de Ju-sa, haciéndolo recordar a su hija y poniéndola en los zapatos de este joven, le partió el corazón, por lo que decidió ver qué podía hacer por aquel joven.
Al llegar a la casa de la abuela del joven, está se molesta mucho con Adonis por llevar desconocidos, le llama la atención al respecto a lo que Ju-sa interfiere diciéndole.
Buenas tardes señora, soy el cirujano Ju-salo Gasa, nuevo en esta ciudad y no vine con fines médicos sino artístico, pero aquel joven que vi sentado en el muelle me conmovió bastante, así que decidí ayudarlo y si usted me lo permite, me gustaría hablar con usted. - Ju-sa
Adonis, déjame hablar con él, espera en tu cuarto por favor - dijo la abuela
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Editado: 21.09.2020