—¿No yo era él lobo?—cuestionó suave recargandose en el pecho del vampiro.
—Yo también puedo tener mis instintos—murmuró acariciando su cabello.
—¿Y Bella?—pregunto Jasper al verlos tan felices en su mundo, un poco de realidad no le hace mal a todos.
—Hablando con Esme, están aclarando algunas cosas.
—¿Cómo qué?—se metió el más fuerte de los cuatro.
No lo aceptaría tan fácil como Alice, o tal vez como Esme, pero Jake le empezaba a caer bien de cierta forma, una forma muy amigable y cálida que a decir verdad no quería detener porque sería como ese calorcito que le recorría cada que habla con Jasper de ciertas cosas de «hombres» que no eran más que sus emociones que se desbordaba cuando estaban juntos. Un calorcito agradable que le hacia sentir vivo, ese tipo de calorcito que te hace reconocer a tu familia.
No estaba enamorado de él, de eso estaba totalmente seguro, porque esos sentimientos que llenaban por completo su pecho como si fuera la persona con toda la suerte del mundo era porque tendría un nuevo hermano en casa, tal vez nunca planeo que fuera un lobo y uno muy sarcástico. Pero sabía que saldría algo muy bueno de eso.
Miro a su próximo hermano arrugar la nariz ante el nombre de Isabella, disfrutaba de una manera un poco extraña el verlos tan acaramelados sin tomar en cuenta de que el de cabellos de color cobre seguía casado, él lobo podría imprimarse de cualquiera, en cualquier momento y eso los arrastraría hasta lo más oscuro del abismo a los dos. Porque lo único que los separaría era esa situación era que él menor se imprimara.
—Él cachorro esta imprimado—menciono con una gran sonrisa de diversión, es que le gustaba tanto molestarlo.
Esa sonrisa dulce y amorosa que sostenía en los labios, se deslizo de manera traviesa, pero antes las palabras esta se curvo de una manera poco peculiar en el chico. Era una mueca, más que una sonrisa, el lobo no había pensado en nada de eso con todos esos días juntos.
—Yo... No creo que sea buena idea mencionar aquello—le murmuró Jasper al ver la cara de su hermano, sus ojos se tornaron rojos ante sólo decir aquella palabra.
—Oh vamos, ¿no me digas que es verdad?
Edward lo miró realmente curioso. No había escuchado de nueva cuenta al menor hablar de la imprimación. No estaba celoso, definitivamente no lo estaba. No sentía ese calorcito molesto subirle desde la punta de los dedos hasta el pecho, no había nada de molesto en aquel sentimiento que le hacia oprimir el pecho, que su muerto corazón se acelerara y que sobre todas las cosas posibles no tenía nada de malo el pensar en beber la sangre del que estuviera interesado el moreno.
Aunque lo penso unos momentos, sí pasaba aquello terminaría por matar a Jake.
El suave rubor de sus mejillas aumento de manera notable. Se aparto de los brazos del vampiro, miro a Jasper como sí con una sola mirada pudiera quemarlo vivo. Emmett entendió él mensaje que iba oculto en sus miradas de su hermano y él moreno. Claro que entendía lo que quería decirle, por eso le pondría más leña al fuego de aquella hoguera.
—Vamos Jake, debe ser interesante el volver a fijarse en alguién—sus sonrisa maliciosa se oculto al estár mirando a Edward con desinterés.
—Emmett, en verdad no—Se encogió en su lugar ante la mirada amezadora de Jake, sabía que quería arrancarle la cabeza.
Sospechaba de Jasper porque no había forma de que Emmett fuera tan inteligente para descubrir porque no se había ido ya de la casa Cullen aunque Isabella parecía muy fan de hacerlo sentir mal. No, en verdad que no sabía que Edward era su nueva imprimación y que daría hasta la vida por él. Juraba y perjuraba que nunca le comento nada a aquel vampiro que parecía tener más musculos que cerebro.
Edward guardo silencio ante la mirada amenazadora del todavía adolescente, veía cada pequeña facción de su rostro contraerse. Esa sonrisa ladeada y forzada. Esa nariz arrugada de forma adorable. Ciertamente aquel sentimiento desaparecía al ver su rostro y reaparecía cuando descubrio el ritmo acelerado del menor.
—Jake—su voz fue una pregunta, o eso intentaba.
—No me gusta nadie... Sí es lo que querías saber Ed.
Miró sus mejillas colorearse más de todos los colores de rojo que pudiera imaginarse. Porque así era, sabía que estaba colgado de alguien y eso le provocaba una rabia enorme. No lo pensó cuando lo tomo del rostro con ambas manos, mientras le robaba otro beso posesivo en los labios, delineó aquella boca tentadora con su lengua, el permiso silencioso se le fue otorgado y la exploración placentera de aquel lugar húmedo, caliente en verdad le estaba gustando. Mordisqueo el labio inferior con placer al separarse tan sólo un par de centimetros de esa boca tan tentadora.
—No me interesa—gruño, olvidándose de su compañía—voy a besarte hasta que olvides que puede gustar alguien más.
Esas palabras hicieron que Jasper se parará con cuidado mientras tomaba de la mano a Emmett para salir de la cocina, tenían cosas que contarle a Alice, aunque ella podría saber ya. No esperaban quedarse a ver lo que tal vez sería un encuentro sexual.
—Insisto—rozo los labios curvados en una mueca de enojo—yo soy él lobo aquí, limítate a ser un muy sexy vampiro.
—¿Creés que soy sexy?—acarició sus mejillas robándole más besos largos hasta dejar esos labios rojos como un par de cerezas.
—Lo afirmo—lo beso con más profundidad acariciando su cuello un poco en aquella extraña posición.
Bella entraba a la cocina, Esme le habla sobre una posible atracción de su hijo hacia Jacob, le enojaba, todo eso le hacia enloquecer, porque ella había encontrado a Edward primero, era suyo por haberlo enamorado antes que él lobo. Pero ahora en la cocina viendo como se besaban con desesperación su ira se incremento haciendo que sus ojos cambiaran de color. Debía deshacerse de Jake, aunque esto significará matarlo.
—Te quiero...—él de cabello cobre cargo a Jake con cuidado.