¿Qué queda una vez que se ha roto la ilusión?
Queda el cuerpo deambulando en un presente esquivo
Queda la mirada abstraída, puesta en el ayer
Y la mente en un futuro que no evidencia mucho sentido.
¿Qué queda una vez que se apaga la luz de los sentimientos?
Queda la oscuridad tenebrosa y fatal de las soledades
Queda el desamor, la congoja, el hastío
Queda el alma hundiéndose y ahogándose en las profundidades.
¿Qué queda cuando los bellos recuerdos no alcanzan?
Queda, quizás, la búsqueda obstinada y terca de la salvación
Queda el tedio y el disgusto adueñándose de los rincones
El desasosiego, el pánico, calando hondo en el corazón.
Es complejo aceptar que las decisiones fueron equivocadas
En todos estos años de efímera y fugaz juventud
Es desgarrador confesar que cada paso fue errado
Y preferible simular certezas para evitar la inquietud.
¿Qué queda una vez que la esperanza ya no es opción?
Queda seguir creyendo en algo que, hace tiempo, dejó de existir
Una necia y torpe ficción, engaño hacia uno mismo
Una falsedad que silencia el problema y aparenta ponerle fin.
¿Qué se hace cuando el futuro es incierto, vacilante?
¿Cuándo el presente sólo da señales de apatía y desgano?
Queda, quizás, resignarse y ser conformista
Aferrarse con desesperación a lo que quedó de antaño.
¿Qué queda cuando el presente no es lo que se deseaba?
¿Cuándo el esfuerzo es ignorado y prima la estigmatización?
Queda esperar, como una quimera, que las palabras sean oídas
Que el corazón se conmueva y avasalle la inquebrantable razón.
¿Qué queda después de aceptar la realidad?
En mí, sólo quedan lágrimas que no encuentran consuelo
Queda una herida abierta que supura nostalgia
Queda desánimo junto a reproches corrosivos y perversos.
¿Qué queda cuando ya no se cree en lo que se creía?
Queda saber que perdonar no es siempre la mejor opción
Queda el desencanto, la tristeza que arremete
Y donde había expectativas sólo queda frustración.
¿Y qué se hace ahora con esta maraña de emociones?
¿Con este disfraz que sólo crea conflicto y confusión?
Queda, tal vez, evaluar lo pasado, tomar coraje
Y con húmeda melancolía en los ojos… decir adiós.