>>Desde los ojos de Tyra<<
Estoy sentada en la sala, en la mesita de café tengo varias armas apiladas, tengo a Sally, plateada y brillante frente a mí, la veo fijamente, pindiendole mentalmente que me ayude a hacer esto. En eso un ruido me saca de mi concentración, escucho unos pasos detrás de mí, me quedo quieta, esperando. Algo se sube al respaldo del sillón y se resbala cayendo a mi lado, cuando volteo es Monet con una camisa enorme, perteneciente a Warlock, la tome prestada para ella, la usa como pijama desde que llegó aquí.
-¿Qué haces? (me pregunta mientras ve las armas con curiosidad)
-Nada... pienso... (suspiro y me recargo en el respaldo del sillón, ella me ve fijamente con curiosidad)
-¿Hoy también irás a trabajar? (para ser una súcubo, a veces parece una niña chiquita)
-Si, de eso se trata un trabajo... jajajajaja (volteo a verla fijamente)
-¿No extrañas a Lucifer? (me ve fijamente a los ojos, su pregunta me toma por sorpresa y me quedo sin palabras y ella nota mi torpeza) si... lo extrañas...
-Tal vez... tal vez... (bajo la mirada de nuevo hacia las armas)
Me levanto en cuanto escucho el timbre, escondo las armas debajo del sillón y me apresuro a abrir, Monet me ve fijamente, cuando llego a la puerta y la abro veo del otro lado a mi compañero de trabajo, su nombre es Enzo, es quien recibe las canastas con uvas recien cortadas, es un italiano bastante agradable, de piel blanca, ojos y cabello castaño, admito que tiene una sonrisa encantadora. Desde que me vió por primera vez podría jurar que se quedó flechado, lamentablemente no sabe quien soy, ni siquiera mi verdadero nombre, en cambio yo sé todo de él, es padre soltero de una encantadora niña de ocho años, heredo de él su tono de piel y cabello, pero tiene unos ojos azules como zafiros, su nombre es Alessa. En vacaciones ella acompaña a su padre al trabajo y es ahí donde la conocí, al principio no era de su agrado pero ultimamente somos buenas amigas.
-¡Lia! (grita la niña mientras corre y se sujeta de mis piernas)
-Ale ¿cómo estás? que gusto verte de nuevo... (levanta su rostro hacia mí y decido cargarla, veo su sonrisa de oreja a oreja) ¿hoy me ayudarás a colectar uvas? (le digo mientras le sonrío)
-¡Sí! (me abraza del cuello y siento su calor)
-No podía dormir de la emoción y bueno... no me dejó dormir a mi tampoco (me dice Enzo recargandose en el marco de la puerta) ¿lista para irnos?
-Sí... (le doy mi mejor sonrisa, volteo y veo a Monet sentada en el sillón viendome fijamente, como juzgandome) nos vemos al rato... no te metas en problemas... (la veo fijamente antes de cerrar la puerta y lo único que hace es bajar la mirada y clavarla en el piso)
Salimos del pórtico y caminamos con la niña entre nosotros hacia la puerta, ella viene brincoteando y nos agarra a ambos de la manos, siento sus deditos aferrarse a los míos, admito que despierta algo en mí que nunca creí sentír, enternece mi corazón.
-¿Aún está en pie la cena de hoy? (me pregunta Enzo en cuanto llegamos a su carro)
-Claro... tu dí... ¿en tu casa o en la mía? (le sonrío mientras entro al carro, cierra mi puerta y la puerta de atrás donde la niña ya va sentada, rodea el carro y ocupa el asiento del conductor)
-En donde tu decidas... (me voltea a ver con una mirada tierna y posa su mano sobre la mía que está en mi regazo)
Cuando la veo me siento algo incómoda, no puedo negar que cada vez que lo veo quisiera que fuera Lucifer quien me ve, quien me toca, ni siquiera he permitido que me bese, simplemente no puedo, una sensación extraña se apodera de mi cuerpo y de inmediato retrocedo ante su cercanía, aún así él sigue buscando una oportunidad. Arranca el carro y vamos al viñedo, no se encuentra muy lejos, ya llevo un par de semanas trabajando ahí, todos nos hemos acoplado bien a la vida aquí, es más tranquila. Caín siempre nos recibe con los brazos abiertos, él me ha dicho que puede hablar con Tony y ver si puede llegar a un acuerdo, pero al parecer no sé sabe nada del Covenant y eso me preocupa. Tampoco hemos sabido nada de Roziel y Florence, no sé si preocuparme, siento que preparan algo grande y entre más nos tardemos en hacer algo ellos vendrán con todo. Solo espero que su siguiente paso no sea atacar a los seguidores de Caín.
En cuanto llegamos al viñedo, Alessa sale corriendo del asiento trasero, tanto Enzo como yo nos reímos por su euforia. Cuando estoy dispuesta a salir del carro él pone su mano en la mía, deteniendome, volteo hacia él y veo en sus ojos curiosidad, se clavan fijamente en los míos.
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Editado: 18.01.2020